El Forajido. Howard Hughes






El  cartel publicitario del film puso a prueba los  límites censores del Código Hays


Ficha técnica:

Título original: The outlaw.
País: Estados Unidos.
Año: 1943.
Duración: 116 minutos.
Dirección: Howard Hughes.
Guión: Jules Furthman.
Dirección de Fotorafía: Gegg Toland.
Dirección Musical: Victor Young.
Sonido: Frank Maher.
Edición: Wallace Grissell.
Productor: Howard Hughes.
Productor manager: Cliff Broughton.


Intérpretes:

Jack Beutel: Billy 'El Niño',
Thomas Mitchell : Pat Garret,
Jane Russell: Río,
Walter Huston: Doc Hollyday,
Mimi Agulia: Guadalupe,
Joe Sawyer: Charley,
Gene Rizzi: forastero.


Sinopsis:

Pat Garret, recién nombrado sheriff de Lincoln, recibe la inesperada visita de un viejo amigo, Doc, que anda tras la pista de su caballo desaparecido. El animal está en manos del pistolero Billy el Niño, aunque esto no impedirá que ambos forajidos  se acaben haciendo amigos, con la incomprensión del  sheriff .


Comentario:

Una de las primeras matizaciones que nos vemos obligados a hacer es que un cartel tan sugerente no tiene ninguna justificación en la película, y no solo porque la  larga mano del Código Hays se hace groseramente  visible en  las elipsis que sustraen a la vista del espectador cualquier contacto sexual entre Jane Russell y Jack Beutel, sino porque la pelea entre ellos, la primera vez que Billy 'El Niño' tiene conciencia de la existencia de esta mujer, se produce en el interior de una sombra en un establo  que no deja ver ni los perfiles de los cuerpos. Lo más cercano a la provocación erótica son los labios de Río acercándose sensualmente a la cámara y sugiriendo el beso que le va a dar, fuera-de-campo-por-supuesto.

 
 
parece como si toda la carga erótica que se ha suprimido en la película se hubiera trasladado a la publicidad.
 
 
Howard Hughes. ingeniero del espacio, aviador y realizador cinematográfico, además de otras muchas cosas, al que Martin Scorsese  dedicó  un famoso biopic, Te aviator, 2004, era un  millonario que  pasó a los anales,  no sólo  por sus triunfos económicos, sino por padecer diversas neurosis que marcaron su personalidad, convirtiéndole en un personaje maniático y excéntrico, comportamiento motivado en  gran medida por sus trastornos obsesivos-compulsivos, de los que nunca fue tratado adecuadamente,  y por una misofobia , miedo a la suciedad y la contaminación, heredadada de su madre.
 
Personajes legendarios de la talla de Billy el Niño, Pat Garret y Doc Hollyday quedan convertidos en un jovenzuelo irresponsable, un vejete de pueblo y un bonachón al que de vez en cuando se le escapa un tiro. Bylly y Doc están enamorados de Río, pero eso no es óbice para que prime la amistad y la camaraderia entre los hombres. Dos secuencias verdaderamente chistosas son aquella en la que Doc dispara a Billy, que ha decidido no defenderse,  a escasos metros, primero en la mano y luego en las dos orejas, arrancándole un trozo de cada una de ellas; el héroe ni se inmuta, a pesar de las salpicaduras de sangre, y,  lo que es mejor, una vez  resuelto  a tiros, con mala sombra , el pique entre machitos, sigue su camino, sin ni siquiera lavárselas; por no temer, no teme ni a una infección.  La otra, que también es buena, es la que nos muestra a Billy, malherido, en la cama, inconsciente de la amenaza que supone un gallo que intenta picarle  en los ojos. Tras un corte directo vemos a  Río dándo  vueltas al animal  en la cazuela.

Si Howard Hughes quería machacar a los norteamericanos en la figura de sus héroes legendarios, no lo pudo hacer mejor; quizás se estaba vengando de la Pam, la compañía aérea que competía con la TWA.  Pat Garret es un patán, medio bizco, torpe y que acaba de la manera más ridícula, muy lejano del  temible  personaje creado para  James Coburn en Pat Garret y  Billy the Kid  por  Sam Pekinpah (1973). Llega a imaginar un fin alternativo del famoso pistolero con cara de niño, el 13 de julio de 1881, un montaje para encubrir la torpeza del  sheriff encarnado por Thomas Mitchell.

Más que un western con duelos y sed de venganza, por la chica, por el caballo o  por el botín, parece un club de encuentro intergeneracional, que se hieren jugando con sus pistolas, y se pican quitándose el tabaco para liarse pitillos. Los bien informados afirman que los primeros cigarrillos se comenzaron a producir en 1883, pero en la película Billy y Doc disponen de tabaco y papel para liarlo.

Una versión muy especial de la historia de estos bandoleros míticos, a los que Howard Hughes  ha convertido en hombres corrientes, aunque un poco 'pasotas', actitud que se hace muy explícita en la mutilación de parte de las orejas de Billy,  hecho que le deja absoltamente indiferente, iniciando su marcha por el desierto, llevando en la grupa a la chica y  luciendo el nuevo look; tampoco se le había ocurrido a nadie que  cuatro jinetes podían quitarse de encima una tribu entera de belicosos indios levantando mucho  polvo en el camino. Vale la pena verlo.


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