La sentencia. Norman Jewison






Ficha técnica:

Título original: The tatement.
País: Canadá/ Francia/Reino Unido
Año: 2003.
Duración: 98 minutos.
Dirección: Norman Jewison.
Guión: Ronald Harwood, basado en la novela de Brian Moore.
Casting: Nina Gold. 
Director de Fotografía: Kevin Jewison,.
Música:  Normand Corbeil. 
Edición: Stephen Rivkin, A.C.E. y Andrew S.Eisen.
Productor: Robert Lantos y Norman Jewison.
Productores  ejecutivos: David M.Thompson, Mark Musselman, Jason Piette, Michel Cowan.
Productor asociado: Julia Rosenberg.
Co-producción: Sandra Cunninham, Yannick Bernard, Robyn Slovo.
Diseño de Producción: Jean Rabasse.
Diseño de Vestuario: Carine Sarfati.
Serendipity Point Film, Odessa Films/Company Pictures/Astral Media/Telefilm Canadá/Corus Entertainment/Mevision/Sony Pictures Classics/BBC Films, asistidos por  The Canadian Film DH Video Tax Credit.


Intérpretes:

Noman Jewison: Pierre Brossard,
Michael Caine: Pierre Brossard,
Tilda Swinton: Annemarie Livi,
Jeremy Northam: Coronel Roux,
Alan Bates: Armand Bertlert,
William Hutt: el monje,
Cirian Hinds: Pochon,
John Neville: hombre viejo,
Charlotte Rampling: Nicole,

Sinopsis:

Pierre Brossard arrastra la culpa de haber cometido crímenes contra la Humanidad, por colaboración con los nazis en la II Guerra Mundial. Amparados por extremistas de la Iglesia Católica, ha vivido en paz durante más de cincuenta años, pero esa tranquilidad ya se ha acabado. Una juez, (Tilda Swinton), y un coronel están investiando su pasado y, lo que es peor, unos misteriosos asesinos están tras su pista con un objetivo muy claro: acabar con él como venganza por sus antiguos crímenes.

Comentario:


Javier Ocaña del diario El País realizó una crítica un tanto dudosa: "Realizada con profresionalidad, pero sin mucho entusiasmo (...) Caine ofrece una clase maestra de cómo dotar al personaje de matices (...) sin embargo su interpretación no es suficiente" (Filmaffinity). Hoy nos preguntamos: ¿Insuficiente? ¿Para qué?

Este fin de semana un diario conservador, La Razón, ( que ha hecho una selección magnífica de películas para sus lectores), nos ofrece este film que conlleva una directa y dura denuncia contra la Iglesia, y no sólo contra sectores extremistas, como indica la sinopsis, aunque a  través de uno de los religiosos, conservador de  una biblioteca, se nos informa de que la estructura del catolicismo no es una institución  tan  monolítica, como parece, sino que el poder está dividido entre sectores muy poderosos, como los jesuitas, los  dominicos, los cistercienses,etc, y 'todos actúan por cuenta propia', y los  abades, los priores y las madres superioras tienen total autonomía en sus conventos. Y, a pesar de que también introduce el dato de que algunos  nazis del gobierno de  Vichy, cambiaron la piel como los camaleones y se infiltraron en partidos democráticos y llegaron a ocupar el poder en  la IV y V República Francesa, esto  no exime un ápice de su responsabilidad a la Iglesia, que también conocía el nombre de estos infiltrados, que constituían, junto con los clérigos, una cadena que protegía y subvencionaba económicamente a los criminales de guerra, que asesinaron a judíos, comunistas y miembros de la resistencia francesa.

La organización que protege a los nazis en la clandestinidad se autodenomina 'Le Chevalies',   está presente en  gran cantidad de conventos y abadías francesas en distintos lugares de la geografía gala, y cuentan con pequeños regentes de bares populares; Pierre Brossard sigue regando el suelo francés de  cadáveres de jóvenes sicarios, enviados por un grupo de civiles bien situados, que quieren echar tierra sobre su pasado y eliminar testigos incómodos. El aliado más fiel de este criminal sin escrúpulos es la  Iglesia, que justifica sus procedimientos, basándose en la creencia de que la resistencia francesa quería imponer el régimen de Stalin, el anticristo, en Francia. Lo verdaderamente terrible es que los jerarcas galos sigan manteniendo estas ideas en los albores del siglo XXI, como denuncia Norman Jewison, y que utilicen todo el poder y la opacidad de las instituciones católicas para proteger a un desalmado; hasta tal punto es grave la situación, que ni la judicatura ni la policía francesa son capaces de resolver un caso, antes de que actúen los miembros civiles de la organización y acaben con el testigo incómodo, cuyo mayor pecado en la actualidad es estar muy cercado por las instituciones legales de la democracia. El final queda un tanto velado, aunque parece que los civiles mencionados, por muy poderosos que crean ser, son más vulnerables que los eclesiásticos.

Narrado con un modo de representación  institucional, con muy pocos riesgos,  y un director prácticamente invisible, el interés del relato no decae en ningún momento, y la denuncia de todas aquellas formaciones, religiosas o no, que contribuyeron al encubrimiento de quienes no solo protagonizaron el holocausto, sino se aprovecharon del patrimonio de sus víctimas, no admite paliativos. El protagonista, interpretado por Michael Caine, es un  beato  muy convincente, siempre rezando y exigiendo el perdón de Dios,  pero no le tiembla el pulso a la hora de asesinar a los sicarios que le persiguen, adelántandose a sus acciones, y poniendo su habilidad en el manejo de las armas al servicio de su propia supervivencia. No responde en absoluto al hombre piadoso, temeroso de Dios, sino a los intereses más oscuros de la religión.

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