Rebelión a bordo. Lewis Milestone.




Ficha técnica:

Título original: Mutiny on the Bounty.
País: Estados Unidos.
Año:  1962
Duración: 178 minutos.
Dirección: Lewis Milestone .
Guión: Charles Lederer, basado en la novela de Charles Nordhoff y  James Norman Hall. 
Casting: Irene Howard.
Dirección de Fotografía:  Robert Surtees.
Música: Bronislau  Kape.
Edición: John McSweeney, Jr. 
Director artístico: George W. Davis.
Productor: Aaron Rosenberg.
Vestiario: Moss Dabry.
Maquillaje: William Tuttle.
Peluquería: Mary Keats.
Metro Goldwyn Mayer (MGM)

Intérpretes:

 Marlon Brando :  Segundo  Oficial  Fletcher Christian,
 Trevor Howard:  Capitan  William Bligh,
 Richard Harris : marinero  John Mills,
 Hugh Griffith : Alexander Smith,
 Richard Haydn : William Brown,
 Tarita:  Maimiti,
 Percy Herbert : Seaman Matthew Quintal,
 Duncan Lamont : John Williams,
 Gordon Jackson : marinero Edward ,
 Chips Rafferty : Michael Byrne
 Noel Purcell : marinero  William McCoy. 
Créditos en IMDb.




Sinopsis:

En 1787  el Bounty zarpa del puerto de Portsmouth con destino a Tahití para cargar el fruto del árbol del pan, realizando la travesía por el Cabo de Hornos. El capitán Bligh y el Segundo Oficial Christian  que desea llegar cuanto antes a la isla, impone una férrea disciplina a bordo. Cuando llegan, la tripulación se encuentra con un auténtico paraíso que nada tiene que ver con el infierno vivido durante el viaje. 

Comentario:

La película de Lewis Milestone es un remake del film  homónimo dirigido en 1935 por Frank Lloyd y protagonizada por Clark Gable y Charles Laughton, en los papeles de Capitán  William Bligh  y el Segundo Oficial Christian Fletcher respectivamente, y basada en la novela de Charles Nordhoff y James Norman Hall. Fue su última realización cinematográfica; dos años antes había  llevado a la pantalla 'La cuadrilla de los once', de la que años más tarde Steven Soderbergh haría un célebre remake: Ocean's eleven.

Rebelión a bordo (Mutiny on the Bunty) es una gran superproducción, un producto mainstream, en el que todo es grandilocuente y extremo, desde la esterotipación de los personajes, pasando por las amenazas del mar y el abuso de poder de los mandos, hasta la idealización de Tahiti, la belleza de sus mujeres y la pasividad con la que contemplan los hombres la dedicación  de éstas al extranjero, en una sociedad que se entrega al dolce far niente de forma permanente. Las películas de esta época son en parte  responsables de esta idea alojada en el imaginario colectivo de la placidez de estas islas, en las que bellísimas mujeres, que mueven su cuerpo como Shakira, cubiertas apenas con una corona de flores y un exiguo pareo, se pasan el día tomando el sol y recibiendo a marineros de cualquier clase y condición en el agua. Todos están muy relajados, jamás se les ve trabajar, sino  sólo disfrutar del sol y de unas playas exuberantes.

El marco en el que se  van a defender estos valores esta magníficamente elaborado, con una cuidada puesta en escena que incluye planos largos, grandes angulares, picados y contrapicados  cuidados, y planos de los marineros desempoderados con sus contraplanos correspondientes de  los oficiales dirigidos por un  capitán arbitrario, que domina ese pequeño trozo de su patria  como uno de los peores tiranos. Imágenes de un mar embravecido que juguetea con el buque, en misión comercial, y espectaculares coreografías de las tahitianas y bellas imágenes de artes de la pesca a golpes de onda cargada de grandes piedras, contribuyen a  predisponer favorablemente a un espectador para vivir una aventura y satisfacer su pulsión escópica, su anhelo de satisfacer sus deseos con la imagen especular que les devuelve la pantalla. Las mujeres disfrutarán también  con uno de los mitos masculinos más grandes de la historia del cine, que se ganó a pulso su fama de sex symbol en 'Un tranvía llamado deseo' (Streetcar named desire. Elia Kazan, 1951), con su camiseta mojada  y rasgada.

La dirección del buque, la nave Bounty, es la excusa del enfrentamiento actoral de Trevor Howard,  un chusquero que odia a las clases privilegiadas y desprecia a los subordinados, gobernando el barco como un auténtico negrero, en tiempos de revolución, y que, finalmente, será despreciado por los jerarcas, máximos representantes del antiguo régimen, que aplican las reglas propias, que ellos mismos han impuesto, pero desprecian su actitud, impropia de un caballero, clase a la que no pertenece el oficial. Frente a él,  Marlon Brando interpreta a un oficial aristócrata, un británico ilustrado y refinado, que  se juega su carrera  e incluso su vida por los nuevos valores que se  van imponiendo, y  acepta con dificultad  los abusos de un mundo que se acaba. El barco es un símbolo, una metáfora de la patria inglesa, que pronto va a perder las colonias americanas, en una guerra que se va a anticipar en varios años a la Revolución Francesa, y de la que saldrá la primera 'Declaración de los Derechos del Hombre de 1776. La idea de luchar por estos valores es algo extraña para los 'sansculottes', los representantes del estado llano que deciden quemar el barco, ya que no entienden una lucha por algo que les es bastante ajeno, una utopía inalcanzable. El barco, sin raíces, ha sido siempre un símbolo de la libertad, y el pirata que actúa al margen de la ley, su máximo representante en la literatura universal.


"He incendiado la Bounty por el bien de todos", confiesa el marinero  John Mills (Richard Harris), por el miedo de volver a Londres por la fuerza. Un día los Bliegh del mundo desaparecerán y las contradicciones  se superarán. La cámara se desplaza y nos muestra en un mismo plano el hundimiento del barco y  el fin de su capitán.


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