Submarine. Richard Ayoade








Ficha técnica:

Título original: Submarine.
País: Reino Unido/Estados Unidos y Ben Stiller,.
Año: 2010.
Duración: 97 minutos aproximadamente.
Dirección:  Richard Ayoade.
Guión: Richard Ayoade, basado en la novela homónima de Joe Dunthorne.
Casting: Karen Lindsay Stewart.
Dirección de Fotografía: Erik Alexander  Wilson.
Música: score original: Andrew Hewitt;  canciones de Alex Turner.
Montaje: Chris Dickens y Nick Fenton.
Dirección artística: Sarah Pasquali y Cathy Cosgrove.
Productores Mark Burke, Mark Herbert y Andy Stebbing.
Productores ejecutivos: Ben Stiller,  Pauline Burt, Peter Carlton, Will Clarke, Stuart Cornfeld, Paul Higgins, Linda  James, Jeremy Kramer, Tessa Ross.
Productores asociados: Rebecca Davies y Ally Gipps.
Productor durante el rodaje: Cass Marks.
Director de Producción: Cass Marks.
Supervisor post producción: Gisela Evert.
Maquillaje y peluquería: Tara McDonald.
Vestuario: Chalotte Walter.
Versus Entertainment, Film 4 y  Uk Film/Council, asociados con  The Wales Creative  Ip Fund  y The Film Agency Wales., Optimum Releasing y  Protagonist Pictures, Red Hour Films, Warp Films Production.

Ficha artística:


Craig Roberts: Oliver Tate,
Yasmine Paige: Jordana Bevan,
Noah Taylor: Lloyd Tate,
Sally Hawkins:: Jill Tate,
Paddy Considine: Graham Purvis,
Darren Evans: Chips,
Osian Cai Dulais: Mark Pritchard,
Lily MacCann: Zoe Preece,
Otis Lloyd: Keiron,
Elinor Crawley: Abby Smuts,
Steffan Rhodri: Mr. Davey,
Gemma Chan: Kim-Lin,
Melanie Walters: Jude Brevan,
Sion Tudor Owen: Brynn Bevan,
Adrienne O'Sullivan: Jackie,
Jhonny Wier: Malcolm,
Lydia Fox: Miss Dutton,
Lynne Hunter: Gene.

Sinopsis:

Oliver Tate es un peculiar joven de 15 años de edad que tiene dos objetivos: perder su virginidad antes de su próximo cumpleaños e impedir que su madre deje a su padre para irse con un antiguo amor del Instituto. Esta sinopsis de la que se queja algún lector-crítico, desgraciadamente, es la oficial, la que incluyen los promotores en la publicidad del film, quizás con el objetivo de vender más y mejor su producto. Pero ésto es lo que ocurre siempre con cualquier película.


Premios (Filmaffinity):

2011: BAFTA Awards: Nominated for Outstanding Debut by a Briths Writer/Director
2011: British Independent Film Awards: Best Screenplay. 5 nominations.

Comentario:

Lo primero que se siente  es cierta prevención, cuando se ve una película con semejantes títulos de crédito, avalada por grandes de Hollywood como Ben Stiller, y apoyada en el prestigio de un director mimado por la crítica cinematográfica como Wes Anderson, citado en la carátula del DVD-Blu-ray, en  una leyenda en la que  se intenta ganar  al consumidor  con la especie de que "Wes Anderson tiene un primo británico y se llama Richard Ayoade." Cuando se conoce la trayectoria profesional del personaje y se  sabe que es un actor, cómico, guionista y director, célebre por su participación en The It crowd, se baja la guardia. Entre sus múltiples oficios, ha dirigido videos musicales para los Artic Monkeys, lo que explica  la colaboración de Alex Turner en el film.

Christian se estrena en la gran pantalla con un film de estética indie,  con pretensiones de cine de autor con múltiples referencias a la Nouvelle Vague, especialmente a Truffaut, en  cuyo personaje-fetiche, el alter ego del director,  Antoine Doinel, interpretado por un actor muy, pero que muy especial, Pierre Léaud, desde que era  prácticamente un niño en Los cuatrocientos golpes, se ha querido  encontrar  la fuente de inspiración  para la creación del personaje de Oliver Tate, interpretado por Craig Roberts. El francés era un superviviente, un joven que se crecía por encima de sus posibilidades y que buscaba refugio en una realidad alternativa a su triste vida cotidiana: el cine. El inglés es, por el contrario,  un adolescente perturbado, introvertido, escapista  y melodramático, al que le gusta imaginarse su propia muerte y el dolor que causaría a los demás y  que busca el modo de adaptarse, sin implicarse demasiado,  en  un mundo exterior que lo ahoga y lo acorrala.

Con Wes Anderson comparte cierta inclinación por la cultura francófona, la predominante entre las élites en  la década de los sesenta y setenta, que poco a poco fue perdiendo fuerza en pro de la lengua de la ciencia y la tecnología actuales: el inglés. Aunque no ubique explícitamente  su historia en el tiempo, la estética de las trencas, muy en boga en el movimiento indie, y el uso de cintas para grabar música nos sitúa en una era pre-tecnológica en relación con los tiempos actuales; el joven  adorna su habitación con múltiples recortes de revista de sus ídolos musicales y cinematográficos, entre los que se incluye un cartel del actor icónico, símbolo sexual masculino de la época, Alain Delon, en una de sus frecuentes intervenciones en el cine polar francés. Tanto Wes Anderson como Richard Ayoade muestran un conocimiento nada superficial de la cultura francesa, que no se queda en la superficie, en la referencia a los grandes mitos, como George Brassens o Jacques Brel, cuya imagen decoraba las paredes de las habitaciones de jóvenes universitarios de Europa y Norteamérica, sino de aquellos que exigían una mayor familiaridad con el  mundo cotidiano del país galo y su  particular universo del cine y de la música, entre los que se encontraban los referentes de estos jóvenes realizadores del mundo anglosajón.

La estética indie se impone en  la fotografía, el color en tonos pasteles que inunda la pintura de la habitación que reproduce un cielo claro con nubes, la playa captada cuando la luz del atardecer es  menos intensa, la ropa de la madre, en colores vainilla; los intrusos, los que suponen una amenaza de resquebrajamiento de la unidad familiar, visten de forma más rompedora y estridente: Jordana Bevan (Yasmine Paige), embutida siempre en una trenca roja, generalmente con la capucha levantada; Graham Purvis (Paddy Considine) un joven alternatio, vendedor de illusiones, con ropa de cuero negro con remaches y dibujos de color, a tono con su furgoneta, en la que lleva impresa su imagen.La apatía, la contención, la frialdad e incluso la indiferencia indie se imponen en todo momento, funcionando como una vacuna contra la emoción; especialmente significativa es la secuencia en la que la madre y el padre confiesan al joven el episodio sexual que ha vivido   la mujer con  el vecino en su vehículo habilitado para estas experiencias, cuyo objetivo obedece más a un intento de tranquilizar al muchacho  que a  una forma  de excusa o  algún tipo de catarsis personal.

La secuencia en la que el joven encuentra a  Jordana en la playa es una réplica del  relato  de 'La marée',  basado en un  texto de André Pieyre  de Mandiargues (Cuentos inmorales, Borowczyk, 1978) pero invirtiendo las acciones de los protagonistas: André,  de 20 años, lleva a su prima Julie  a un sitio apartado de la costa para enseñarle 'el movimiento de las mareas',  aunque el objetivo real es abusar de su inocencia. Mientras él va bien protegido por unas botas altas de agua, ella lleva un calzado absolutamente inapropiado, mostrándose torpe e inferior.  En  Submarine quien se mete en el agua con las botas es la chica, mucho más madura  que el joven Oliver Tate, siendo  realmente  ella quien de verdad controla la situación.

Desde el primer momento el protagonista establece un contacto directo con el público mediante una voz en off, que funciona como un narrador subjetivo, que comenta  hasta sus más íntimos pensamientos y emociones, obligando al espectador a contemplar toda la historia desde su punto de vista. Sus confesiones nos ayudan a  entender el significado de sentarse en el borde de la cama, cubriendo su cuerpo con una bata y tomando infusiones  en una taza de cristal que nunca  enjuaga.  Las claves que nos va dando nos ayuda a comprender el  trance vital por el que pasa el adolescente.

A pesar del interés del director de  evocar el cine de  GodardTruffaut, en la presentación de los títulos de crédito iniciales, su estetica  recuerda la de Chris Waitt, en La historia de mis fracasos sexuales; Richard Ayoade no puede evitar dejar su impronta, la huella de su formación en Cambridge, y quedarse a medio camino entre la Nouvelle Vague  y el indie norteamericano y canadiense. A Oliver Tate le falta la sangre que corría por las venas de Antoine Doinel, su energía, su picardía, su savoir vivre, a pesar de sus malísimas condiciones materiales de vida; el personaje de Ayoade pertenece a una familia acomodada, vive en una gran casa, va a un buen colegio, en el que padece acoso escolar por sus dificultades de relacionarse socialmente con los demás,  y teme las consecuencias de una posible fractura de su familia. Es casi como un adolescente de las películas norteamericanas, pero descafeinado, que escucha a crooners franceses, cantantes con encanto que interpretan baladas ( de to croon. murmurar), algo bastante usual en el momento en que se inscribe la historia, en el que los jóvenes hacían compatible la música romántica italiana o francesa, el rock de los Rolling Stone, el Pop de los Beatles o la canción-protesta.



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