To the Wonder. Terrence Malick





Ficha técnica:


Título original: To he wonder.
País: USA.
Año: 2012.
Duración: 113 minutos.

Dirección: Terrence Malik.
Guión: Terrence Malick.
Dirección de Fotografía: Emanuel Lubezki. Color.
Música: Hanan Towshend.
Montaje: A.J.Edwards. Keîth Fraase, Shane Hazen, Christopher  Roldan y MarkmYohikawa.

Productores: : Sarah Green y Nicolas Gonda.
Diseño de producción: Jack Fisk.
Compañías: Filmnation Entertainment, Redbud Pictures para Magnolia Pictures.




Intérpretes:


Ben Affleck: Neil,
Olga Kurylenko: Marina,
Rachel McAdams: Jane,
Javier Bardem: Padre Quintana,
Charles Baker: Charles,
Romina Mondello: Anna,
Jeff Anderson: Brad,
Wigi Black: Lori,
Amy Cristiansen: Sra. Hart,
Tony O'Gans: Sexton.


Sinopsis:


 Neil (Ben Affleck) es un escritor fracasado, un americano que viaja por Francia, enamorándose de la bella Marina (Olga Kurylenko), madre divorciada con una hija de diez años. Instalados en Oklahoma, su relación empieza a complicarse y la mujer decide volver a Francia; Neil se cruza con Jane (Rachel McAdams), una amiga del instituto con la que empieza una nueva relación. Ni siquiera la ayuda del padre Quintana (Javier Bardem), un párroco frustrado, evita que los cónyuges empiecen a buscar relaciones fuera del matrimonio. Marina decide volver a Estados Unidos y se crea un triángulo amoroso que  empieza a afectar a su hija de su esposa.

Comentario:


En la entradilla de su articulo, Ambición pese a todos (Dirigido por...abril 2013), Aurelien Le Genissel presenta el nuevo film del hipervalorado Malick, como "una historia de amor que hereda el estilo poético, la deconstrucción narrativa y la indagación espiritual de su anterior trabajo" (El árbol de la vida). El problema no  reside donde lo ubica Le Genissel, cuando afirma que tiene fans incondicionales y detractores irredentos, porque se toma el cine en serio y  su obra no aspira a ser accesible sino profunda. El problema es para qué, con qué objetivo derrama tanta ambición. El crítico elogia la grandilocuencia: "Una pregunta pedante, pomposa, caduca." Quizás para algunos pero seguramente sea  en ese punto en el que converjan el rechazo de la contemporaneidad, el misticismo, la poesía y el lenguaje irreverente de Malick".

Aficionado a la metafísica, influenciado por Heidegger,  en el sentido de que "el problema de la filosofía no es la verdad sino el lenguaje», la relación amorosa entre los protagonistas del film es una simple excusa para hablar del amor en general: de dios a los hombres, de los hombres a dios, de los hombres entre los hombres, en el interior de las familias. Amor filial y fraternal, intelectual y religioso, que es para  Le Genissel el más elevado y fascinante de todos. Es un buen refugio para los tiempos que corren: "Y es que  Malick,- matiza -, es ante todo un cineasta religioso. O, mejor dicho, místico, creyente, un cineasta de la fe..." El crítico concluye afirmando de forma velada que el film es fallido, y lo dice de esta manera: " To the wonder no consigue encontar el  tono complejo y profundo, a medio camino entre la desesperación existencial y el deslumbramiento místico, que tenía su anterior película para tratar los sentimientos amorosos.

Carlos Boyero del diario El País insiste en el fracaso de Malik en aquello que quiere transmitir, y lo hace como es propio del crítico, utilizando la provocación, nadando contracorriente: "Vi esta película 'To the wonder' con mucha ilusión en Venecia y me supone una de las mayores decepciones de los últimos tiempos. Malik utiliza su estilo visual de siempre, ese estilo inconfundible, en este caso para hablar del amor y del desamor pero todo lo que le funcionaba antes, aquí resulta vacuo, empalagoso, sin sentido. Me parece una estupidez...No sé lo que ha pretendido hacer Malik, o sí sé lo que ha pretendido, pero no le ha salido bien."
En este punto discrepamos del enfant terrible de la crítica española: no sabemos qué ha pretendido decir con este planteamiento panteísta filosófico, ilustrado con monólogos, que inciden en la diégesis, pero que se producen fuera del campo visual; sí sabemos a dónde nos ha querido arrastrar con su esteticismo místico y poético: la fe no necesita ser explicada, se siente y punto, un grave handicap para quien busca respuestas.

José Arce realiza un panegírico entusiasta de la película del 'wonder boy': Terrence Malick (es)  el gran maestro de la narración en imágenes, y lo hace, como no podía ser de otro modo, a lo grande. “To the wonder” (ver tráiler) es una nueva perla de un cineasta que regresa una vez más sin engañar a nadie, con un trabajo hermosísimo que polarizará la opinión del respetable, especial e inevitablemente la de aquel que acuda a una sala de cine seducido por su atractivo plantel de actores principales. Luego pasa lo que pasa. Y volverá a pasar, a buen seguro; pero quien disfrute del trabajo del genio americano tiene aquí una cita obligada con la cartelera. ("To the wonder": necesidad de afecto. José Arce. La Butaca.net)

Jordi Revert profundiza en la naturaleza metafísica del film: "El árbol de la vida” supuso también un punto de no retorno, el cisma entre quienes se apegaban a las leyes del relato cinematográfico y quienes defendían el ejercicio de libertad poética como vía para el (auto)conocimiento. Esa apertura a lo insondable de la naturaleza, la terrenal y la mística, desemboca en “To the wonder” (ver tráiler) en una reducción del foco para aventurarse en otra esencialidad de imposible concreción: la del amor que nace, se deteriora y se rompe antes de resucitar transformado en la sombra de lo que un día fue." ("To the wonder": después del amor. Jordi Revert. La Butaca.net).

En la sala de proyecciones entiendes el problema de comunicación de Terrence Malik, un cineasta que parece hacer películas para los críticos y un público muy especializado al que le interese profundizar en el cine del autor y observar como aplica las teorías de la deconstrucción de la imagen en un cine gestual, dirigido a un público urbanita y cinéfilo que le da la espalda; en su lugar acude a la llamada de la cartelera un espectador no acostumbrado al cine de ensayo, que queda muy defraudado. Si había permanecido veinte años en paro, sin recibir financiación para sus películas, es posible que tenga que atravesar de nuevo el desierto tras sus dos últimas realizaciones.

Casi lo mismo que se decía cuando se estrenó 'El árbol de la vida' se puede comentar ahora: " Malick siempre ha preferido refugiarse en la naturaleza, lejos de las ciudades y su civilización, en caminos polvorientos y montañas, ríos y campos de trigo, y distanciarse de su tiempo para analizar la crueldad del hombre; este extrañamiento lo práctica mediante el metalenguaje audiovisual, con el empleo de una voz narrativa con registros distintos y complementarios, voz en off de un narrador omnisciente que no sólo comenta o anticipa los hechos, a modo de acotación, sino que se implica e interpreta alegóricamente a los propios personajes, como si de su alter ego se tratara ".
Usa un lenguaje visual agresivo con constantes travellings que persiguen a los protagonistas retozando por los campos o pasando una al lado del otro sin descanso, penetran en las casas tan inhóspitas y privadas del calor del hogar como los exteriores vacíos; encuadres  que huyen de una estética convencional, cortan cabezas, muestran las espaldas de los personajes que apenas  las vuelven, generalmente truncadas;  apenas esbozados, imperfectos, frente a una naturaleza idealizada,  entre lo sugerido y lo mostrado, entre el flashback y el flash forward ; prima lo transitorio en el amor, en la ocupación de las viviendas, siempre con cajas por medio, como preparándose para un nuevo destino. El amor y el desamor lo percibimos en los fragmentos deconstruídos de las relaciones de las parejas, en sus miradas, la del uno o la del otro, nunca la de los dos juntos, y ni tan siquiera se esfuerza por ayudarnos a entender el significado de lo que nos quiere transmitir, el objetivo de su esfuerzo.

Un film aconsejable, que no puede dejar de ver quien pretenda profundizar en esta 'rara avis',  este autor de la generación de Spielberg, Lucas y Scorsese, que escogió un camino espinoso, al que debemos acercarnos sin engaños, para no sentirnos profundamente defraudados, y para  que, como sentencia José Arce, luego no pase lo que pasa.



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