El impostor. Bart Layton



Ficha técnica:

Título original: The imposter.
País: Gran Bretaña.
Año: 2013.
Duración: 99 minutos.
Dirección: Bart Layton.
Guión: Bart Layton.
Dirección de Fotografía: Erik Alexander Wilson y Lynda Hall. Color.
Música: Anne Nikitin.
Montaje: Andrew Hulme.
Productor Dimitri  Doganis Simon Chinn.
Compañías:  A&E IndieFilms, Film $, Red Box Films, RAW Productions, Passion Pictures.

Intérpretes:

Adam O'Brian: Fréderic Bourdin,
Anna Rubens: Carey Gibson,
Cathy Dresbach: Nancy Fisher,
Alan  Teichman: Charlie Parker,
Iván Villanueva:  asistente social,
María Jesús Hoyos: juez,
Antón Martí y Amparo Fontanet: policías,
Ken Appledom : Vicecónsul,
Karen Lawsader: Loraine.

Sinopsis:

San Antonio (Texas), 13 de junio de 1994. Una familia americana, los Barclay, lora desesperadamente por la pérdida de su hijo Nicholás de 13 años, que aparece, tres años y medio después,  en España. Pero en realidad todo es un engaño: Fréderic Bourdin (Adam O'Brian), apodado El Camaleón,  es un joven francés que suplanta la personalidad del niño, a pesar de no parecerse físicamente, (de rubio y con ojos azules, pasa a ser un joven de ojos y tez oscura), ni tener una edad semejante, además de hablar con cierto acento.

Comentario:

La elección del género del mockumentary o falso documental para representar una cuestión tan  resbaladiza como la manipulación del discurso con el objetivo de engañar a las masas, que fue objeto de la arquitectura levantada por Christopher Nolan en Inception , que se inclinó por la ciencia ficción para alcanzar esta misma meta. Bart Layton prefiere pisar caminos ya trillados por Banksi (Exit trough the gift shop), o por Malik Bendjelloul  (Searching for sugar man), (2912). Se intenta hacer llegar de la forma más viva y eficaz aquello que intentaba transmitir Andrew Jarecki en Capturing the Friedmans (2003) :" (...) cómo el  juicio del espectador ( o de la opinión pública) puede variar signifiativamente en función de la información que reciba o de la manera en que dicha información es ordenada" (El Impostor. En los límites de la realidad. Héctor G.Barnés. Dirigido por...Mayo 2013).

Todos estos esfuerzos de muestran que la realidad es impenetrable, mucho más  fácil de manipular que de desentrañar las estrategias de que se sirve el engaño. ¿Cómo se puede explicar que unos padres acepten a un hijo diez años mayor que el suyo, con acento francés , tez morena y ojos oscuros? Saben quizás que no es así, pero desean que así sea; el conocimiento de estas emociones permite manejarlas en beneficio propio: "las víctimas y los verdugos crean sus propios relatos alrededor de lo ocurrido y, de esa manera, la realidad ya no es lo que se ve ni lo que se cuenta, sino que se sitúa más allá de la película, inaccesible para el espectador".

Se ha valorado estos esfuerzos del cine indie, que como vemos en los créditos tiene sus propias compañías productoras, por combatir los excesos y la falta de verosimilitud de los actuales discursos cinematográficos, situación que ha favorecido el avance del discurso televisivo en ciertos sectores de la crítica. El docudrama es el discurso formal que se ve como el más apto para despertar las conciencias de los espectadores, y ejemplos como el de El impostor parecen confirmarlo. Se opta por parábolas, fáciles de entender, como la de  la familia Barclay, estrategia que ha funcionado desde las  épocas más primitivas, lo que no es incompatible con la utilización de otras formas de expresión más poéticas.


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