Carretera perdida. David Lynch













Ficha técnica:

Título original:
País:  Estados Unidos.
Año: 1997.
Duración: 129 minutos.
Dirección: David Lynch.
Guión: David Lynch y Barry Gifford.
Casting: Johanna Ray, C.S.A. y Elaine J. Huzzar.
Director de Fotografía: Peter Deming.
Música: Angelo Badalamenti.
Edición: Mary Sweeney.
Productores: Deepak Nayar, Tom Sternberg y Mary Sweeney.
Diseño de producción/diseño de vestuario: Patricia Norris.
Avalon, Mk2 Diffusion, Ciby 2000/Asimetrical Production.

Intérpretes:

Bill Pullman: Fred Madison,
Patricia Arquette: Renee Madison,
Balthazar Getty : Pete Dayton,
Robert Loggia: Mr. Eddy/Dick Laurent.

Robert Blake: hombre misterioso,
Natasha  Gregson Wagner: Shella,
Richard Pryor Arnie,
Lucy Butler: Candace Dayton,
Michael Massee: Andy,
Jack Nance: Phil,
Jack Kehler: Johnny Mack,
Henry Rollins: Henry,
Gary Busey : Bil Dayton,
Marilyn Manso: estrella porno 1
Twiggy Ramirez: estrella porno 2.
...

Sinopsis:

Fred Madison, un músico de jazz, recibe una serie de misteriosas cintas de video, en las que aparece con su mujer dentro de su propia casa. En la última de ellas, que Fred ve a solas, está junto a su esposa muerta.

Comentario:


David Lynch construye una nueva pesadilla, la mejor para algunos críticos, al menos la más ininteligible, la que más se asemeja a esos sueños muy intensos que no recuerdas al despertar, un relato  onírico que, se acerca  al umbral de la consciencia sin llegar a alcanzarla. Todo parte de  un mensaje sin sentido, que el realizador recibió en su vida real, transmitido al director por teléfono y a Fred por el interfono de su casa por un emisor anónimo: "Dick Laurent está muerto". Ni autor ni personaje conocen la identidad del fallecido, lo que, en principio, sólo parece aportar un toque ligero de inquietud a un clima altamente enrarecido, cimentado en espacios claustrofóbicos, a pesar de las amplias estancias, filmadas en decorados con techo, filmados en ligeros contrapicados, distorsionados por la cámara, y gruesas cortinas que aislan las estancias del exterior, aunque no pueden impedir que éste invada sus vidas.

Un hombre, a todas luces inquieto por los celos o sospechas fundadas de la infidelidad de su mujer, a la que controla con teléfonos instalados estratégicamente  en las habitaciones, cerca de los sillones, el sofá o la cama, y flashes , evocaciones de  su esposa,  Renee Madison/Alice Wakefiel, primero una morena, que muestra una uñas lacadas en color muy oscuro, y después rubia, y tono verde intenso en la laca de sus  uñas. Una mujer carnal y seductora, de formas acentuadas  y sensuales, más que equilibradas y armónicas, que dotan a su cuerpo de reclamo erótico para los hombres, provoca la inquietud del marido con imágenes hirientes que sugieren  más que informan sus temores, incrementados por dos personajes, típicos del cine de Lynch, uno de ellos de apariencia andrógina , amigo del imaginario Dick Laurent, que han penetrado en su hogar no sólo  a través de cintas de vídeo. Sexo, violencia, prostitución y policía comienzan a invadir su hogar de negras penumbras, incrementadas  por paseos circulares y distorsionados de las cámaras, acompañados de música diegética muy inquietante.

La historia experimenta un giro brusco cuando Fred  se encamina por un  pasillo tenebroso y se coloca ante el espejo que le devuelve la imagen invertida de sí mismo, abriéndole una puerta al abismo a la zona oscura del ser humano: asesinato filmado,  pena de muerte, encarcelamiento, y despertar en el cuerpo de otro hombre, que se enamora de una mujer igual que la suya, con la misma trayectoria vital, (ambas acuden a casa de Andy , un hombre al que conocieron en un lugar llamado Moke's, para 'un trabajo'), con una única diferencia entre ambas : el color del pelo; pasillos que conducen al del hotel 'Lost Highway' y la habitación 26 en la que se prostituye Renee/Alice.  Para algunos, la primera parte es la representación de la realidad y la segunda  de un sueño; pero también puede ser al contrario: en la primera parte el hombre vive una ensoñación y en la segunda despierta. Así es David Lynch, al que hay que experimentar más que entender. Es indiferente que sea un genio o no, hay algo que garantiza: dos  horas de desasosiego, intranquilidad, zozobra o turbación, provocados por un cineasta, más interesado en provocar estas emociones que en denunciar un posible crimen  ocasionado  por los celos; la violencia de género está sugerida por unas palabras que pronuncia  de pasada  un carcelero, que  denomina 'mataesposas' a los presos que alberga la sección de la cárcel en la que hace guardia, algo que destacamos en rojo para compensar un subtexto que apenas emerge a la superficie.

Los hitos, los lugares, las circunstancias, se repiten; Pete Raymond Dayton (Baltazhar Getty) es el alter ego de Fred, de 24 años. Es difícil saber cómo debemos interpretar la historia de David Lynch, al que se le puede aplicar la expresión de una canción popular española: "antes muerto que sencillo". ¿Fue durante su juventud, cuando se  generaron en Fred/Pete las inseguridades, complejos y manías que le condujeron años después al acto violento, que no supo entender hasta que las cintas de video le pusieron una verdad  inevitable ante sus ojos? ¿Está  la clave en la frase de Alice, que después de una espectacular escena de sexo bajo las estrellas advierte a su amante  de que no la tendrá nunca?  El paso de una personalidad a otra, de un cuerpo a otro, es traumático: de joven,  mecánico, de  hombre maduro, saxofonista. Todo el mundo sabe que no es incompatible si se  omiten  datos, y la última imagen del personaje introduce la misma incórgnita. Es muy importante fijarse en los momentos en que Fred se intercambia con Pete y al revés; ella siempre fue Renee , ¿Y él?

Algunas paradojas son interesantes y muestran la doble moral de la sociedad: el proxeneta, productor de cine porno, machaca a un macarra de la carretera, por no cumplir con las normas de tráfico y guardar la distancia de seguridad, ante las mismísimas enormes letras del 'Hollywood Sing'  que anuncian en el Monte Lee la  Meca del Cine; o las uñas de   Alice, de color claro y suave cuando acaricia la cara del proxeneta, ante el que adopta una posición sumisa, y verde violento cuando la acerca al rostro del joven Pete, como lo haría una femme fatale. Otros temas quedan en la penumbra, como qué  le pasó a Pete la noche que apareció en la cárcel y que él no recuerda, pero por el gesto de dolor de sus padres no fue nada bueno.

Lo único claro es que un hombre mata a su mujer que practica la prostitución, obsesionado por los celos, tras recibir unas cintas de video del interior de su casa, en la que no se puede ver con claridad al hombre. Lo verdaderamente genuino es la forma de contar esta historia, en la que las mujeres, el sexo y la buena música (Marilyn Mason, Trent Rezmer y Badalamenti) contribuyen a  proporcionar, a partes iguales, el dolor y el placer, el miedo y el interés. Es cine de David Lynch. El secreto se encuentra en la base de lo que no se explica, y que reclama la novia de Pete a su padre: "Dígaselo"

La imagen del cartel, en el que se ve la carretera perdida del cineasta,  funciona como una mancha del test de  Rorschach, en la que cada uno verá lo que quiera ver. Si todos los caminos conducen a Roma, la carretera perdida de Lynch conduce al Hotel Lost Highway, y a su habitación 26,  donde Eddy prostituye a Renee. Formando un círculo vicioso, volvemos al principio, cuando el antiguo receptor, convertido ahora en emisor, anuncia que Dick Laurent  está muerto. 

Todo cobra sentido.




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