Grita libertad. Richard Attenborough




Ficha técnica:

Título : Cry Freedom.
País: Reino Unido.
Año: 1987.
Duración: 158 minutos.
Dirección: Richard Attenborough.
Guión: John Briley.
Dirección de Fotografía: Ronnie Taylor.
Música: George Fenton, Jonas Gwangwa.
Dirección artística: John King.
Edición: Lesley Walker.
Producción: Richard Attenborough.
Diseño de Producción: Lesley Walker.
Diseño de Vestuario: John Mollo
Universal Pictures.

Intérpretes:

Kevin Kline: Donald Woods,
Penelope Wilton: esposa de Woods,
Denzel Washington: Steven Biko,
Ian Richardson: Procurador del Estado.
Alec McCowen: Alto Comisionado
Kevin MNally : Ken,
John Hargreaves, Zakes Mokae...

Sinopsis:

Donald Woods (Kevin Kline) es el editor jefe de un diario liberal sudafricano. Ha escrito varios editoriales críticos con las ideas de Steve Biko (Denzel Washington). Pero tras encontrarse con él por primera vez, cambia de opinión. Se encontrarán varias veces más y esto llamará la atención de la policía de seguridad sobre Woods. Cuando Steve Biko muera bajo custodia policial, escribirá un libro sobre él y tendrá que salir clandestinamente del país para publicarlo.(www.uhu.es)




Comentario:

Un film que muestra el desempoderamiento de las masas que deben sufrir los abusos del poder ejercidos a través de jueces y policías, ante los que los hombres están inermes. El film está ubicado en la Sudáfrica del Apartheid, y hoy, que Nelson Mandela se apaga en un hospital de Pretoria, no está de más recordar aquello por lo que luchó.

El film muestra la importancia de la prensa escrita para denunciar la violación de derechos humanos, emblematizada en la figura de un reportero blanco, Donald Woods (Kevin Kline) del East London's Daily Dispatch, que se jugó su bienestar por la defensa de lo que creía justo, y que contrasta con la actitud acomodaticia de mucha prensa occidental y su tolerancia con lo que ocurre en sus propios países. El hecho  se evidencia en el film mediante el confinamiento del periodista, que solo puede reunirse con una persona y por el que el gobierno está dispuesto a dilapidar una fortuna diaria en una pareja de policías vigilándole constantemente.

Nadie entiende su actitud, ni su mujer, ni sus hijos, (en principio, luego se solidarizarán con él y huirán del país que aman),  ni sus compañeros de profesión, que rechazan su comportamiento dando las mismas razones que tiene él, que no le impiden seguir luchando por su propia dignidad:  que tienen una familia. Intentan obligarle  a doblegarse ante el poder, entre otras cosas porque su actitud les incomoda. Asesinos anónimos envian a sus hijos pequeños camisetas envenenadas con la imagen del líder negro muerto, con el objetivo de disuadir al padre. Sólo le dejan una  opción: huir del país, siendo acogid en Inglaterra con el beneplacito de las Naciones Unidas, donde  por fin dio salida a  las fotos del activista asesinado y publicó  un libro sobre él que lleva su nombre: 'Biko'. El film del que ahora hablamos constituyó un testimonio más contra el régimen de Pretoria, que intentó desprestigiarlo, pero no lo consiguió. Unos pocos años más tarde el régimen basado en el  monopolio del poder de los blancos cayó definitivamente.

Filmada en un estilo que se acerca al documental, procurando ajustarse a unos hechos sin demasiadas libertades expresivas, se convierte en un buen testimonio de la aberración a que puede llegar el ser humano por avaricia y deseo de poder. Lo más lamentable es la corrupción de la división de poderes que nació del espíritu racionalista y revolucionario francés y fue formulada por Montesquieu: este desvirtuamiento de las bases de la democracia  convirtió a los sacrosantos representantes del poder judicial en simples lacayos de los gobiernos fallidos, en tanto y cuanto son incapaces de hacer respetar los derechos más elementales de los hombres. Las sentencias de los tribunales de Pretoria, que incluyen algún que otro flashback son un ejemplo repugnante de la corrupción de los jueces.

Uno de los filmes que vale la pena evocar para no perder la memoria. Con frecuencia la vida real está envuelta de  una tensión y un riesgo que supera a la ficción, ya que en los macroanálisis, políticos o económicos, los individuos cuenta muy poco. El exceso de los cuerpos del estado  que se llevó por delante la vida de miles de  mujeres y niños, incluidos asesinatos intencionados, como el de 700 estudiantes negros en Soweto,  unido al fortalecimiento de una conciencia antiaparteheid en el occidente desarrollado, acabaron con este sistema en el Sur de África. Las Comisiones de la Verdad  y la Reconciliación dejaron muchas conciencias insatisfechas. Pero así se escribe la historia.


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