La última película.Dennis Hopper



Ficha técnica:

Título original: The last movie.
País: Estados Unidos.
Año: 1971.
Duración: 108 minutos. 

Dirección: Dennis Hopper.
Guión: Stewart Stern, basado en una historia de Dennis Hopper.
Dirección de Fotografía: László Kovács.
Música: Severn Darden, Chabuca Granda, Kris Kristofferson, John Buck Wilkin, The Villagers of, Chinchero (Perú).
Edición: David Berlatsky  y Antraning Mahakian.
Director artístico: Leon Erickson.
Efectos especiales: Milton Rice.

Coordinador especialistas: Charles Bail.
Maquillaje: Ted Coodley.

Productor: Paul Lewis.
Productor ejecutivo: Michael Gruskoff
Productor asociado: David Hopper.
Post-producción: Todd Colombo, Rol Murrow y David Hopper.
Compañías: Alta-Light/Universal Release.

Intérpretes:


Dennis Hopper : Kansas,
Stella Garcia:  Maria,
Julie Adams: Mrs. Anderson,
Tomas Milian:  Priest,
Don Gordon: Neville Robey,
Roy Engel:  Harry Anderson,
Donna Baccala :  Miss Anderson,
Samuel Fuller : Himself ,
más créditos en Imdb.

Género: metacine, drama...


Sinopsis:

El rodaje de una película en una aldea peruana se complica cuando un actor muere durante una escena peligrosa. Kansas decide entonces dejar de hacer cine y quedarse a vivir allí con una mujer del pueblo. Sin embargo, su sueño de llevar una vida idílica y sin complicaciones se ve interrumpido cuando el sacerdote local le pide que le ayude a evitar un grave problema: los nativos del pueblo, que fingen filmar una película, se enfrentan violentamente entre sí, imitando lo que han visto durante el rodaje


Comentario:

Éste es uno de los pocos films  que merece una crítica de Pablo Kurt (Filmaffinity), una película que gira, como todas las que hizo Dennis Hopper, en torno a su propia figura carismática, un icono de los tiempos revueltos de las dácadas de los 60 y 70 del siglo XX: "Tras conquistar a la crítica con la road-movie existencialista "Easy Rider", Dennis Hopper exprime su apuesta por la narrativa y estética singular filmando esta brillante locura, un salto al vacío de metacine nada convencional. "The Last Movie" se enmarca en una serie de películas de corte experimental a las que la productora Universal Pictures dio el visto bueno para luego condenarlas al ostracismo por su -evidente- poca salida comercial. Una controvertida cinta de culto -no gustó a nadie en su estreno- tan ambigua como visceral (un duelo matrimonial entre Hollywood y el "avant-garde", la definió brillantemente el crítico Jonathan Rosenbaum), llena de escenas hipnóticas -algunas feas, otras preciosas- de un cine radical que no verá en ningún otro sitio."

Las reacciones ante esta rara avis, que cuestionaba el statu quo americano y derribaba el mito de su sueño de bienestar sostenible y sin fisuras, recibió  ataques por todas partes, y a excepción de 'Easy rider' que  pilló  por sorpresa al establishment, se consiguió que todas sus películas posteriores fueran un fracaso de taquilla. Las televisiones, sin embargo, se dedicaron a ganar audiencia exhibiendo al 'monstruo', en un acto de  provocación que forma parte de su esencia. Como ocurre con estos filmes que generan tanto escándalo, acabó convirtiéndose en un título de culto, hecho sin duda favorecido por quienes pretendían cerrar la boca del mensajero.

Dennis Hopper realiza un ejercicio de metalenguaje un tanto particular, en el que el cine se analiza a sí mismo, desde la perspectiva canalla de su realizador  y contempla esa dualidad entre el espectador y el lenguaje de que hablaba Ortega y Gasset. Un film de bajo presupuesto (un millón de dólares), que muestra las bambalinas de los rodajes de las películas, pero no como hace los idealizantes making of, una especie de apéndice de lujo  que se vende bajo la etiqueta de materiales adicionales o extras; con  este cineasta radical todo aparece pequeño, disminuido, ridiculizado, desde los peculiares castings de lugareños, a las pantallas trasparentes, los paisajes pintados en telas sobre bastidores portados por trabajadores que las acoplan en las situaciones más bizarras, como las procesiones de inspiración religiosa española, mezclada con signos de  superstición y  primitivas creencias de los indios, eucaristías sin el pan ácimo que representa la hostia, trabajos de especialistas, decorados frágiles y cutres, travellings que discurren entre todo tipo de materiales para decorados, atrezzos, intervención de los encargados del vestuario ajustando trajes en medio de la acción... y al director con la cara embadurnada para oscurecerla. La filmación no oculta, sino más bien todo lo contrario, la fragilidad de los decorados en los momentos álgidos de las peleas, en las que todo se hace añicos, dejando al descubierto el tinglado de la ficción. La Iglesia, que se llama Didymos Judas Thomas, y que guarda muy poca proporción con las de otros westerns, ofrece una atalaya para disparar a vista de pájaro, en esta localidad para enanos.

Música country, representante máxima del floclore americano, el que define al ciudadano medio que comenzó su fortuna como colono, dominando una tierra, con frecuencia hostil, y combatiendo a los indios aborígenes, propietarios legítimos de sus tierras. Terminado el rodaje, el equipo, los actores y todo el personal implicado en la realización de la cinta se divierte como cualquier trabajador al concluir su jornada laboral. El título de la película tiene más  relación con una actitud individual de su realizador, un ácrata absoluto y convencido, que con grandes acontecimientos sociales como la homónima  de Peter  Bogdanovich, realizada el mismo año, que nos habla de un cambio generacional influenciado por las guerras y la revolución de los medios de comunicación que las introdujeron en las casas de los ciudadanos, que empezaron a tomar conciencia de la realidad  de unos hechos, que se producían muy lejos de sus hogares y que les devolvían  a sus hijos en féretros.

Dennis Hopper, desilusionado y alejado de la política convencional, adopta una posición de revolución individual muy molesta, que en 'Viajeros de la tormenta' se asocia con el comunismo por las fuerzas más conservadoras. La confusión entre la ficción y la realidad llega a tal nivel de esperpento que la unica verdad es la que representa la acción, mientras que el equipo técnico (cámaras, jirafas,  micrófonos...) son representaciones de estos objetos hechos con cañas, portadas como los estandartes de las procesiones por peruanos, que han pasado de extras a protagonistas. Final esperpéntico y bizarro, a la altura de su director.



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