Elysium. Neil Blomkamp. Crítica de cinelodeon.com
Ficha técnica, sinopsis y crítica.
Ya lo advertía Emily Brontë, (Cumbres borrascosas) es mucho más cómodo ir a solucionar los asuntos de otros, que quedarse en casa y meter el dedo en la llaga. Blomkamp, realizador nacido en Johannesburgo, y afincado en Vancouver, (Canadá), fue unánimemente aplaudido en 'Distrito 9', un film que mostraba los valores democráticos del pueblo norteamericano, (el film fue financiado por Peter Jackson), y su repugnancia por el apartheid, simbolizado por aquéllas asquerosas gambas, objeto de discriminación racial. Otra cosa es empezar a destripar el sueño americano y mostrar al mundo las víctimas que produce una política migratoria insensible con el ser humano, y un sistema social y de salud excluyente, que no garantiza la supervivencia de los más débiles y que los envía a morir a casa sin la asistencia de una sanidad paliativa. Si Blomkamp sorprendió a crítica y público con su opera prima, con Elisyum se consagra como uno de los mejores realizadores de ciencia-ficción, poniéndolo sin ambages al servicio de los pobres. Y esto ha molestado y mucho.
Vayamos por partes. Se han etiquetado de forma indebida a los personajes, especialmente al protagonista, Max (Matt Damon), como héroe de los pobres, una inexactitud que lleva a una interpretación errónea del personaje y su significado. Max es, primero un delincuente, y después un obrero de una fábrica que produce robots (¿policías que lo van a reprimir?), que tiene un accidente y se intoxica de forma letal. Sólo en Elisyum, el satélite de los ricos, puede ser curado, y en una situación personal sin otra alternativa que morir, opta por ponerse al servicio de un grupo clandestino cuyo objetivo es acabar con la élite que gobierna y explota a la humanidad; hay que precisar que ya trabajó para este grupo y como consecuencia estuvo cuatro año en la cárcel, asunque sus antecedentes son penales, como delincuente común y no políticos, lo cual es perfectamente manipulable, aunque no se insiste más en este asunto. Es en este proceso y sólo dentro de él, en el que irá adquiriendo conciencia del dolor humano y de la posibilidad de liberarlo, lo que le convertirá involuntariamente en un héroe, aunque en la lucha pueda perder una vida muy deteriorada. Del mismo modo que adquiere conciencia de su situación y de la de la población de las Tierra de la forma más traumática, se le confiere la fuerza necesaria para llevar a cabo una operación de sabotaje, no mediante una armadura dotada de todo lo necesario para convertirlo en un superhéroe, sino mediante un ingenio de tubos que le clavan directamente en el cuerpo, que le producen heridas que sangran y dolorosos hematomas hasta el final; Kruger, (Sharito Copley), su oponente, el agente estatal infiltrado entre los habitantes de la Tierra, dispondrá de un equipo con las mismas propiedades que el suyo, que , sin embargo, se coloca limpiamente, sin lacerar su cuerpo.
Blomkamp reproduce el paisaje sórdido y distópico de una tierra empobrecida, destruida y abandonada a su suerte, un calco de Distrito 9, recuperando a Sharito Copley, su voraz y perverso protagonista, convertido en un agente estatal sin prejuicios, dominado por la ambición y que, como el Ave Fenix, se rehace de sus cenizas. Un personaje que aprovecha las desgracias ajenas, su aversión a políticos y funcionarios, para acabar con ellos e instaurar un régimen mucho más duro y cruel, a su servicio y al de sus atroces y despiadados adláteres. La liberación no saldrá gratis y algunos deberán pagarla cara y morir por ella. De este modo Blomkamp contempla la lucha por la supervivencia sin maniqueísmos pero también sin autoengaños. El líder de la revolución no es un personaje que se desvele como un hombre dotado de las mayores virtudes; es un individuo de su tiempo, que sabe que quien domina las nuevas tecnologías acabará dominando el mundo, y, rodeado de un equipo en el que hay expertos en informática, pero también matones, logra su objetivo. Cuando tiene el poder en sus manos, lo pone al servicio de la humanidad. Final utópico y voluntarioso, pero buena falta nos hace un poco de esperanza.
Se le ha criticado algo que no debía ser objeto de crítica; Peter Travers está en lo correcto cuando afirma que el cineasta ofrece ciencia-ficción sin convertir al género en algo tonto. Se han dicho muchas simplezas, aunque alguien pueda sentir de forma incómoda la presencia de sofisticados efectos especiales en los momentos de lucha y restar mérito al realizador, aplastado por el peso de los recursos empleados por las compañías, acusación que nadie se atreve a lanzar contra Guillermo del Toro y su 'Pacific Rim', entre otras razones porque ya han metido demasiadas veces la pata con un director que se ha consagrado definitivamente en el género de ciencia-ficción. Alguno ha tenido la decencia de reconocerlo abiertamente. También se le acusa del uso innecesario de alguna cámara lenta o de la reiteración de un flashback, en el que una monja enseña a un pobre niño sin padres que debe sentirse orgulloso del lugar del que procede, la Tierra, y le regala un camafeo con esta imagen para que nunca lo olvide; incluso pueden molestar los cánticos de connotaciones clásicas (Alejandro Magno, Oliver Stone ), que no gustan a sectores cinéfilos amantes del género de ficción. Frente a estos momentos existen otros, en los que Blomkamp nos hiela la sangre en las venas imponiendo el silencio más absoluto ante imágenes de gran destrucción.
Puestos en la balanza los aspectos positivos y negativos de un film examinado casi inquisitorialmente, sólo cabe decir que es la primer película de ciencia-ficción del siglo XXI que plantea la dialéctica como única forma de avanzar en las conquistas sociales. Ante la pérdida paulatina de derechos del hombre que se ve reducido a situaciones de cruel supervivencia, sólo cabe el sacrificio de unos cuantos, que cuando llegue el olvido serán de nuevo despreciados en este bucle continuo que es la vida. Películas como Wall-E plantean una destrucción del planeta semejante, pero con una diferencia fundamental: en el film de Pixar el hombre, como especie viva , había abandonado la tierra y se había refugiado en otro planeta; en la película de Blomkamp la población mundial sigue atada a la tierra, explotada, produciendo para los elegidos de Elisyum en unas condiciones que la retrotraen a los prolegómenos de la Revolución Industrial.
Así hemos visto un film, que al menos para nosotros, entra a formar parte del mejor legado de la ciencia-ficción, un género que, de no existir, habría que inventarlo. El cineasta. fiel a su propio estilo e icnografía, rinde homenaje a los mejores realizadores del género, que parten del creador del cine moderno, George Lucas, al tiempo que logra cuadrar el círculo: hacer un buen film de ciencia-ficción, que como dice Peter Travers no parezca tonto.
Dice Tomás Fernández Valentí que más vale caer en gracia que ser gracioso, y que la película de Neil Blomkamp no sólo padece de un tratamiento simplón que divide a la sociedad en ricos y pobres (¡menuda novedad!, afirma), aserto que matiza, -no por habitual menos siniestro juego del poder-, sino que establece una concexión con el cine de ciencia-ficción pre-Star Wars ( es decir, previo al desastre que 'arruinó' las buenas realizaciones propias del género) y especialmente el género fantacientífico de Ken Loach (Elysium. Ken Loach en el espacio. Dirigido por...Septiembre, 2012). Se puede asi constatar que algunos ya están ubicados en el Elysium real, todavía ubicado en este pobre planeta, hasta que las epidemas y pandemias de todo tipo lo tornen inhabitable, por la carencia de una sanidad universal que cuide del pobre tanto como del rico, como denuncia el director sudafricano, nacionalizado en Canadá; quizás este ensimismamiento en su núleo reducido de pretendida intelligentzia les impida poder entender por qué las películas de Blomkamp caen en gracia, que ocurre en la extradiégesis que complementa el discurso cinmeatográfico . Lo que sí es una novedad es la primera crisis económica global que ha hecho retroceder a los pobres, de que habla, a un nivel de vida y protección social pre-revolución industrial y burguesa, aunque haya alguien al que esto le importe un pito. Alex y David Pastor, (Infectados) o Steven Soderbergh (Contagio) ya advirtieron de la posibilidad de una pandemia que diezmara a una población mundial, debilitada por el empeoramiento de las condiciones sanitarias y la salubridad de los hogares empobrecidos, y .se basaban en hechos reales.
Dice Tomás Fernández Valentí que más vale caer en gracia que ser gracioso, y que la película de Neil Blomkamp no sólo padece de un tratamiento simplón que divide a la sociedad en ricos y pobres (¡menuda novedad!, afirma), aserto que matiza, -no por habitual menos siniestro juego del poder-, sino que establece una concexión con el cine de ciencia-ficción pre-Star Wars ( es decir, previo al desastre que 'arruinó' las buenas realizaciones propias del género) y especialmente el género fantacientífico de Ken Loach (Elysium. Ken Loach en el espacio. Dirigido por...Septiembre, 2012). Se puede asi constatar que algunos ya están ubicados en el Elysium real, todavía ubicado en este pobre planeta, hasta que las epidemas y pandemias de todo tipo lo tornen inhabitable, por la carencia de una sanidad universal que cuide del pobre tanto como del rico, como denuncia el director sudafricano, nacionalizado en Canadá; quizás este ensimismamiento en su núleo reducido de pretendida intelligentzia les impida poder entender por qué las películas de Blomkamp caen en gracia, que ocurre en la extradiégesis que complementa el discurso cinmeatográfico . Lo que sí es una novedad es la primera crisis económica global que ha hecho retroceder a los pobres, de que habla, a un nivel de vida y protección social pre-revolución industrial y burguesa, aunque haya alguien al que esto le importe un pito. Alex y David Pastor, (Infectados) o Steven Soderbergh (Contagio) ya advirtieron de la posibilidad de una pandemia que diezmara a una población mundial, debilitada por el empeoramiento de las condiciones sanitarias y la salubridad de los hogares empobrecidos, y .se basaban en hechos reales.
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