Exorcismo en Georgia. Tom Elkins.
Ficha técnica:
Título original: The Haunting in Connecticut 2: Ghosts of Georgia.
País: Estados Unidos.
Año: 2013.
Duración: 100 minutos.
Dirección: Tom Elkins.
Guión: David Coggeshall.
Dirección de Fotografía: Yaron Levy. Color.
Música: Michael Wandmacher.
Edición: Elliot Greenberg y Tom Elkins.
Dirección artísdtica: Jeremy Woolsey.
Vestuario: Dana Embress y Jennifer Kamrath.
Productores: Paul Brooks y Scott Niemeyer.
Diseño de producción: Jeremy Woolsey.
Compañías: Gold Circle Films para Lionsgate Films. Distribuidora: DeAPlaneta.
Intérpretes:
Chad Michael Murray: Andy Wyrick,
Abigail Spencer: Lisa Wyrick,
Katee Sackhoff: Joyce,
Emily Alyn Lind: Heidi Wyrick,
Cicely Tyson: Mama Kay,
Grant James: Sr. Gordy,
Lauren Pennington: Neil,
Lance E.Nichols: Pastor Wells,
Brad James: Prentiss,
Jaren Mitchell: Levi.
Sinopsis:
Andy (Chad Michael Murray) y Lisa Wyrick
Sinopsis
Andy (Chad Michael Murray) y Lisa Wyrick (Abigail Spencer), padres de la pequeña Heidi (Emily Alyn Lind), recién trasladados a una mansión en los pantanos de Georgia donde poco a poco sus antiguos pobladores comenzarán a hacer acto de presencia. Son pura white trash, personajes representativos del sur americano empobrecido, marcados por un pasado doloroso.
Críticas:
Contrasta la pésima valoración de José Arce en La Butaca, - Poco potable que rescatar de este exploit del exploit del
exploit. Nada da miedo, las situaciones supuestamente inquietantes se
apelotonan sin emoción alguna y ni siquiera hay un exorcismo que
justifique el título que le han dado por aquí-, con la de otros críticos como Hecor G. Barnés (Dirigido por, julio-agosto, 2013 : Exorcismo en Georgia. Miedo a una América negra), que afirma que no se puede afirmas que el film "sea una gran aportación al género, pero su consciente modestia la hace levemente agradable (...) Pero, si algo distingue la película de Tom Elkins en su discurso social, o mejor dicho, lo que de manifestación del malestar de su país este sugiere.
Este cuidado del cine americano por inscribir sus historias en el contexto histórico y social, de desvelar y hacer manifiesta la función social del arte, de que hablaba Arnold Hauser, divide a los críticos, entre quienes valoran estas aportaciones y los que siguen buscando en la gran pantalla una buena evasión, un respeto a los elementos característicos del género, alguno de cuyos fantasmas transitan por el film de Elkins, olvidando aquel axioma de Fernando Savater, en uno de los libros que dedicó a su hijo Amador: "Quien se pide una hamburguesa cuando está cayendo su avión es que es imbécil". Las obras de arte no han dominado, dominan ni dominarán las producciones cinematográficas, por lo que, si un cineasta no es capaz de realizar obras que se incorporen a las listas de los grandes teóricos del cine, al menos es de agradecer que dejen un buen testimonio de su tiempo, de una forma u otra. Algo es algo.
Héctor G.Barnés insiste en profundizar en el discurso del film, que ve en el retorno de lo fantasmal la posibilidad de sanar las heridas del pasado que atormentan las conciencias de los vivos : "En nuestra era de neo espiritualidad, la auténtica amenaza proviene del mundo real, no de los espectros.". Lo malo es que el realizador no sabe dar forma a su tesis y fracasa en su reflexión sobre el pasado y sus consecuencias actuales y en la realización de una buena obra del género, y falla en la denuncia de la esclavitud negra en el pasado, y su conexión con el tiempo presente.
Hoy es la familia, la sustentadora de los individuos afectados por la gran depresión producida por la primera crisis global, el objeto de todas las amenazas.
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