Romasanta. La caza de la bestia. Paco Plaza




Ficha técnica:

Título original: The Werewolf Hunter.
País: España.
Año: 2004.
Duración: 98 minutos aproxim.

Dirección: Paco Plaza.
Guión: Elena Serra, Alberto Marini,basado en un argumento de Alfredo Conde.
Casting:Carol Dudley y Pep Armengol.
Dirección de Fotografía: Javier G.Salmones, A.E.C.
Música: Mikel Salas,
Edición: David Gallart.
Dirección artística: Baltasar Gallart.
Decoración del set:
Sonido: Sonders Creación Sonora, S.L.

Diseño de Vestuario: Sonia Grande.
Maquillaje : Pepe Quetglas.
Peluquería: Blanca Sánchez.

Productor: Julio Fernández.
Co-productor: Alberto Martínez Martín.
Productor asociado: Zaza Ceballos.
Productor creativo: Brian Yuzna.
Director de producción: Teresa Gefaell y José Luís Jiménez.
Diseño de producción: Balter Gallart.
Jefe de Producción: Carla Pérez de Albéniz.
Productores ejecutivos: Julio Fernández y Carlos Fernández.
Filmax Entertainment y Future Films Limited, Julio Fernández para Fantastic Factory, Canal  +,  Xunta de Galicia,, Televisió de Catalunya y Televisión de Galicia...


Intérpretes:

Julian Sands: Manuel Blanco Romasanta,
Elsa Pataky: Bárbara,
John Sharian: Antonio,
Gary Piquer: Fiscal Luciano,
David Gant: Profesor Phillips,
Maru Valdivieso: Josefa,
Luna McGill: Teresa,
Laura Mañá: Antonia

Sinopsis:

Galicia 1850. Cada día se encuentran numerosos cadáveres y rápidamente se difunde la leyenda del hombre lobo. Bárbara (Elsa Pataky) vive con su hermana Josefa en las afueras del pueblo y Manuel (Julian Sands), un mercader  ambulante y amor secreto de  Josefa mantiene a salvo a las mujeres. Un día Manuel lleva a  Josefa a la ciudad pero, cuando vuelve en busca de Bárbara ésta sospecha de él ¿Por qué Manuel no tiene ningún miedo a cruzar el bosque? ¿Qué esconde en su viejo carromato?

 Comentario:

Cualquiera que vea el film de Paco Plaza y conozca su trayectoria puede adivinar  la reacción del público y la crítica en torno a un film políticamente correcto, con una puesta en escena muy convencional  que busca una estética tradicional y muy conservadora, algo que choca con la evolución posterior del cineasta, y que en este caso  se sitúa en los límites en los que confluyen diversos géneros, sin decantarse por ninguno de ellos. La importancia que ha dado a la ejecución de una película destinada a la exportación se observa en los títulos de crédito, con un gran equipo de producción, que predomina sobre  la dirección artística. De hecho fue realizada en lengua inglesa y no se encuentra trailer en español en Youtube.

La elección del medio rural, al que parece estar condenada una parte importante de la población española, especialmente tras el estallido de la última crisis y la explosión de la burbuja inmobiliaria que está provocando una vuelta al campo, al medio natural, defraudada por una quimera que había generado falsas expectativas de un verdadero desarrollo sostenido en el tiempo, no es desatinada. La ubicación en  Galicia, por parte de un realizador valenciano, tampoco es casual; los propios gallegos  sostienen con temor un axioma: "Non credo en bruxas, pero haberlas, hailas"; una población empobrecida, dispersa y superticiosa, con grandes diferencias entre 'paisanos', (que hasta hace muy poco no sabían leer),  y señoritos, en la que calan todas estas historias con facilidad, es el mejor receptáculo para albergar a un personaje como Manuel/a Blanco Romasanta, un vendedor ambulante, asesino de mujeres solitarias, a las que atacaba cuando el marido estaba ausente, el cual no se salvaba  si se interfería en sus propósitos. El descuartizamiento de las víctimas para obtener grasa con la que fabricar jabón, dio pie a la leyenda de su  condición de licántropo, por los cortes que se observaba en los cadáveres y que parecían realizados por las garras de un lobo. Es muy curiosa la noticia que introducía el diario El País de Galicía el 1 de Noviembre de 2012, que da más escalofríos que la película de Plaza:"(Fernando Serrulla, responsable de la Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia " propuso una nueva teoría médica que podría barrer para siempre el mito del lobishome (también conocido como sacaúntos gallego ): El asesino múltiple nacido en una aldea de Esgos que en 1853 se salvó del garrote vil tras un proceso judicial sin precedentes, seguido con interés en toda España y financiado a espuertas por Isabel II, podría haber sido en realidad una hembra, una lobismuller nacida con un extraño síndrome de intersexualidad ", lo que arruinaría, (o no), la historia de amor entre Manuel y Bárbara. El que sigan en pie estos mitos, que los científicos se empeñan en deribar,  es muy significativo

Estremece  reflexionar sobre qué interés podía tener la reina en proteger a un asesino en serie de tal calaña. El debate  que establece Vicente Plaza, que en realidad es el auténtico subtexto del film, gira en torno al enfrentamiento entre la religión y la superstición y la ciencia. Hoy mismo, la conductora de un programa de la SER, Jessica Crespo, tras un debate en torno a este tema, ha concluido con una frase enigmática: "A mí me gusta hablar, más que de enfrentamiento de colaboración estrecha entre la religión y la ciencia". No se trata de lo que a uno le guste más, sino de los principios rectores de una sociedad: una parte de la acusación en la ficción  se decanta por considerar a Manuel/a, (la ambigüedad sexual llevó a los padres a inscribirlo de las dos formas, pues no sabían si su hijo/a era portador de un micro-pene o un clítoris poco desarrollado), un psicópata que asesinaba fundamentalmente mujeres, siempre actuando de la misma forma y extrayéndoles la grasa para hacer jabón; la otra se decantaba por la teoría de la licantropía, que, al parecer fue la que triunfó finalmente. Manuel se considera un lobo que sólo de vez en cuando se transforma en hombre y usa su particular jabón para lavar a su amada Bárbara.

Lo más notable de este producto que busca  la corrección y la buena factura visual, es la transformación a la inversa del lobo en hombre y no del hombre en lobo, habitual en la ficción cinematográfica y la tradición comenzada por John Landis, Un hombre-lobo americano en Londres, (1981), que cameó en 1983 en el clip de lanzamiento del disco de Michael Jackson, Thriller. Del mismo modo, producen  inquietud la únicas imágenes de sexo entre Manuel/a y Bárbara. Quien busque la emoción y los sustos que generalmente proporcionan las películas fantásticas del género de terror, en torno a muertos vivientes, licántropos y otras especies del género, quedará muy defraudado. Quien busque profundizar algo en comunidades rurales atenazadas por el miedo y la  superstición que favorecen caserones destartalados y aislados, quizá se sienta más recompensado, aunque Paco Plaza juega en el límite entre la ficción y la 'realidad', dejando que el espectador decida en la extradiégesis, de acuerdo con sus convicciones y experiencias sensoriales, no científicas.


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