Las dos vidas de Audrey Rose. Robert Wise


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Ficha técnica:

Título original:
País: Estados Unidos
Año: 1977
Duración: 113 minutos

Dirección: Robert Wise
Guión: Frank de Felitta
Dirección de Fotografía: Victor J.Kemper. Color, Panavisión
Música: Michael Small
Edición: Carl Kress


Diseño de Vestuario. Mujeres: Shirlee Strahm; hombres: Sheldon Levine
Maquillaje: Frank Griffin
Peluquería: Jean Austin

Productores: Frank de Felitta, Joe Wiza
Metro Goldwyn Mayer

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Intérpretes:

Marsha Mason: Janice Templeton
Anthony Hopkins: Elliot Hoover
John Beck:  Bill Templeton
Susan Swift:  Ivy Templeton
Norman Lloyd:  Doctor Steven Lipscom
John Hillerman: Scott Velie
Robert Walden: Brice Mack
Philip Sterling: Juez Langley
Ivy Jones: Mary Lou Sides
Stephen Pearlman: RUss Rothman
Aly Wassil: Maharishi Gupta Pradesh

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Sinopsis:

Un joven matrimonio de Nueva York, Janice Templeton (Marsha Mason)  y Bill Templeton ( John Beck), vivirá una pesadilla cuando a su puerta llama un inglés, Elliot Hoover, (Anthony  Hopkins), que asegura que la hija de la pareja, Ivy (Susan Swift), es la reencarnación de la suya propia, Audrey Rose, muerta con su madre en un accidente de tráfico.

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Comentario: 

Robert Wise articula un buen relato de terror, que logra inquietar sin recurrir a imágenes escatológicas o cruentas, ni golpes de efecto de sonido, ni música estridente, lo cual tiene su mérito. Sugiere mucho más que enseña y los detalles preocupan, como el bolso que olvida la madre en la sala del juicio, sin que luego sepa el espectador si se trataba de un indicio engañoso; el recuerdo de Regan pesa sobre muchas niñas, víctimas de procesos sobrenaturales, aunque la situación no tenga nada en común, excepto que creamos que la función del hipnotista es la misma que la del exorcista: expulsar las malas vibraciones que con frecuencia nos oprimen y generan nuestros monstruos.

Lo que resulta absurdo es que una cuestión de conciencia, de creencias profundas, como la fe en la reencarnación de las almas, pueda ser sometida a un juicio en cuyo transcurso se realiza incluso una sesión de hipnosis por parte de expertos clínicos, para determinar ¿qué? ¿Que  Ivy es hija de sus padres? ¿Que es Ivy y Audrey a la vez? ¿Que es una reencarnación de...? Esta sesión en la que se hace retroceder a la niña al momento  en que todavía no había nacido da más miedo que los demonios de 'Insidious'. ¿Cómo se puede hacer eso a una niña? Bastantes dificultades entraña la vida para de pronto entender que tu hijo es el de otro, y que tú sólo has dado vida a un recipiente.

Un jovencísimo  Anthony Hopkins desempeña el papel de abnegado padre de Audrey, del alma, que no del cuerpo de su hija muerta. Claro que lo que se parece no es el alma, lo que identifica a ambas niñas es el cuerpo idéntico y eso no tiene mucha explicación en la doctrina de la reencarnación, por mucho que se empeñen Frank de Felitta y Robert Wise. Al parecer los padres se enamoran de los cuerpos, no de las almas de sus hijos y a ello se aferran cuando desaparecen. El final es alucinante, quedando el espectador sensato absolutamente traumatizado, sin saber qué es un hijo, qué es el cuerpo, qué es el alma y qué persigue Elliot Hoover y cómo distingue el alma de su hija. Lo que si queda claro es que la prefiere muerta que hija de otros, y que no intenta ganarse su alma, sino secuestrar su cuerpo. ¡¡¡Antes muerta que sencilla!!!


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