Monuments Men. George Clooney. Comentario
Un selecto grupo de expertos en arte se dedicaron a recuperar diversas obras robadas por los nazis, para evitar que cumplieran su amenaza de destruirlas si perdían la guerra. Basada en el auténtico relato de la mayor búsqueda de tesoros de la Historia, Monuments Men es un drama de acción centrado en siete directores de museos, artistas, arquitectos, conservadores e historiadores del arte –todos ellos lejos ya de su juventud y con una forma física francamente mejorable—, que partieron rumbo a primera línea durante la Segunda Guerra Mundial para rescatar obras maestras del arte mundial de las garras de expoliadores nazis con el objetivo de devolverlas a sus legítimos dueños. Estando el arte oculto detrás de las líneas enemigas estos hombres se hallaron inmersos en una carrera contrarreloj para evitar la destrucción de 1.000 años de cultura y se jugaron la vida para proteger y defender los mayores logros de la humanidad.
George Clooney, un actor/cineasta comprometido con los principios de democracia y libertad, que han sido el emblema de su país ( Buenas noches y buena suerte, 2005, El Idus de Marzo, 2011), desde una perspectiva muy actual, cuadra el círculo: realiza un film bélico a la antigua usanza, en el que los actos heroicos se ponen al servicio de la defensa de los valores humanos, culturales y sociales de la vieja Europa, - a la que todos querían pertenecer hasta hace bien poco-, sobre los que se asientan los de la joven democracia norteamericana, cuya revolución se basó en la doctrina racionalista y el esfuerzo de los enciclopedistas por llevar la cultura a las masas, adelantándose en catorce años a la toma de la Bastilla y la Revolución Francesa que favoreció el ascenso de la burguesía y acabó con la monarquía cobrándose las cabezas de María Antonieta y Luis XVI. Curiosamente los revolucionarios norteamericanos recibieron la ayuda de las tropas realistas francesas. George Clooney afirma que nunca se concibió el film como una película de guerra, sino como un thriller de atracos, a través del que pudiera rendir un homenaje a los 'Hombres de los Monumentos'.
Se seleccionaron tres exteriores básicos para el rodaje: el sur y el sureste de Inglaterra, en el Reino Unido; la ciudad de Berlín y la zona y los alrededores de Babelsberg (Alemania) –incluidos los centenarios Estudios Babelsberg y la campiña colindante con Potsdam–, y los Montes Harz, la cordillera más elevada del norte de Alemania. Sin embargo, hubo docenas de exteriores secundarios en dichos países que tuvieron que representar diferentes puntos del globo –incluidos la ciudad de Washington, Nueva York, Chicago, París, Gran Bretaña, Bélgica, Alemania, Austria e Italia–, a la vez que una gran cantidad de escenarios específicos: iglesias, catedrales, museos, castillos, minas de sal, hospitales, aeródromos, un campamento militar de instrucción y un cuartel general en campaña, caminos rurales, oficinas y alojamientos. Además de estos platós, reproducciones eficaces de obras maestras eran también clave para la producción. Era necesario representar con autenticidad más de mil obras de arte, incluso si en la pantalla sólo aparecía una esquina de una gran obra pictórica, una escultura o un tapiz.
Adolfo Hitler era un gran amante del arte, un artista frustrado que había sido rechazado dos veces por la prestigiosa Escuela de Bellas Artes de Viena,y soñaba con transformar su ciudad de adopción, Linz (Austria), en una superciudad. El eje de la metrópoli de sus sueños sería el “Führermuseum”, que acogería y expondría la práctica totalidad de lo mejor del arte mundial: cuadros, esculturas, tapices... cualquier cosa que Hitler considerase digna de su colección. Su segundo en el mando, el Mariscal del Reich Hermann Göring, fue el principal procurador de Hitler en la adquisición de arte europeo, al tiempo que robaba para sí mismo un importante número de grandes obras. El mero volumen de las piezas robadas es sorprendente: más de cinco millones de los más grandes tesoros culturales de Europa fueron objeto del saqueo de los nazis. Los artículos robados incluían decenas de miles de obras de Maestros, un verdadero censo del arte clásico: Miguel Ángel, Da Vinci, Rembrandt, Van Eyck, Vermeer y muchos más. Sólo un depósito de obras de arte –la mina de sal de Altausee (Austria)– contenía 6.577 cuadros, 230 dibujos o acuarelas, 137 esculturas, 122 tapices y entre 1.200 y 1.700 cajas de libros raros.
Al llegar a Estados Unidos noticias del latrocinio artístico de los nazis y de la destrucción de iglesias, museos y monumentos por parte de ambos bandos, dirigentes de la comunidad artística norteamericana se organizaron para salvar la historia cultural del mundo occidental. Presentaron sus argumentos al presidente Franklin D. Roosevelt y, con su apoyo, formaron la Comisión Norteamericana para la Protección y Restauración de Monumentos Artísticos de Europa. De dicha comisión surgió el Grupo de Monumentos, Bellas Artes y Archivos (MFAA) que formaría la brigada que protegería los monumentos históricos supervivientes, recuperaría el arte robado y devolvería tales tesoros a sus países de origen . Esta iniciativa tuvo un precedente en la Junta de Defensa del Tesoro Artístico que se creó durante la Segunda República Española, al inicio de la Guerra Civil.. El protagonismo de este grupo de expertos norteamericanos ha hecho que un sector del público asocie la película con un sentimiento de autocomplaencia del cine americano, y haya catalogado el film de 'americanada', cuando el propio George Clooney, a través de su protagonista, que encarna él mismo, defiende su lucha por la cultura y estilo de vida del mundo occidental. "Pueden exterminar toda una generación, derribar sus casas y aún así el pueblo sería capaz de rehacerse. Sin embargo si destruyen sus obras, su historia, es como si no hubiera existido..." Y no está mal que alguien diga esto cuando de nuevo peligra el estilo de vida europeo y su estado del bienestar que se levantó con tanto esfuerzo, y esto se hace socavando sus fundamentos culturales que sostienen las bases de la la democracia.
El realizador introduce sus ideas con las tradicionales fanfarrias que han enaltecido tradicionalmente las grandes acciones militares; ahora los héroes son hombres maduros, no aptos para las guerras, pero muy preparados para examinar las obras que han realizado otros hombres que les precedieron en el pasado, sus ancestros, en época de paz y que han contribuido a la grandeza de las naciones Cuando en marzo de 1945, con las tropas aliadas aproximándose rápidamente, Hitler promulgó su infame “Decreto de Demoliciones en el Territorio del Reich” (apodado el “Decreto de Nerón”), que ordenaba la destrucción de toda infraestructura alemana para evitar su empleo por las fuerzas aliadas, y que, interpretado ampliamente, incluía la inmensa colección de arte robado, nadie pareció creerlo. Si bien los Hombres de los Monumentos fueron responsables del rescate y preservación de millones de tesoros de arte europeos, dos piezas en particular adquirieron una importancia especial: la Madonna de Brujas y el Retablo de Gante. La voz en off de George Clooney se pregunta si este grupo de hombres corrientes, hombres de cultura, se arriesgaba tanto como los jóvenes que luchaban y morían. Y se daba a sí mismo una respuesta afirmativa: "Ya no somos meros espectadores de esta guerra, somos participantes activos, sometidos al mismo sufrimiento que el resto de los soldados." En principio pensaba que ninguna obra de arte valía la vida de un hombre, pero se equivocaba: nadie debe robar o destruir la creación de un hombre, porque está sentando las bases de la muerte de muchos otros más que han olvidado las raíces de su civilización, ganada palmo a palmo a la intolerancia y la crueldad.
Carlos Tejada concluye su artículo sobre este film en Dirigido por ...("Salvar la cultura") con una valoración que coincide con la nuestra: los mandos del ejército sienten más satisfacción cuando encuentran un cargamento de lingotes de oro, que con los hallazgos de miles de obras de arte robadas. Concluye afirmando que: se daba una situación "que se podría extender a las democracias actuales cuyas instancias políticas, incluida la de nuestro país, siguen arrinconando la cultura. Claro que también es cierto que a un pueblo ignorante siempre se le puede manipular mejor que a uno cultivado." Monuments Men es un film austero en la forma, iluminado con una luz débil y empobrecida, arropado de forma exultante por la música eufórica de Alexandre Desplat, que en algunos momento evoca el score de 'El escritor' de Polanski, al que a menudo contradicen las actitudes escasamente heroicas de los hombres del grupo , en combates en los que participaban los niños, hecho que ha sido denunciado por el cine bélico desde finales de la Segunda Guerra Mundial. El clima de la violencia y la brutalidad se encarna en el oficial alemán que ejecuta las órdenes del Fürer y no le tiembla el pulso cuando ordena quemar miles de obras de arte en la mina de Heilbronn (Alemania), destruidas para que los vaticinios del tirano se cumplieran y no cayeran en manos de los ejércitos enemigos de su país, a cuyas poblaciones habían castigado severamente. Primero los hombres, después sus creaciones.
Un film interesante.
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