Reflejos. Alexandre Aja






Ficha técnica:


Título original: Mirrors.
País: Estados Unidos/Rumanía.
Año: 2008.
Duración: 111 minutos.


Dirección: Alexandre Aja.
Guión: Alexandre Aja
Casting:
Dirección de Fotografía:
Música: Javier Navarrete
Edición: Baxter.
Coordinación de especialistas: Cedric Proust.
Director artístico: Steve Bream.
Decoradores derl set: Liz Griffiths, Ian Whittaker.

Diseño de Vestuario: Ellen Mirojnick y Michael Dennison,
Diseño de maquillaje y peluquería: Suzanne Jansen.

Productores: Alexandre Aja, Gregory Levasseur, Alexandra Milchan. Masrc Stenberg.
Diseño de Vestuario: Joseph Nernec.
Compañías. Productoras: 20th Century Fox.



Intérpretes:


Kiefer Sutherland: Ben Carson,
Paula Patton: Amy Carson,
Amy Smart: Angela Carson,
Cameron Boyce: Michael Carson,
Erika Gluck: Daisy Carson,
Mary Beth Peil: Anna Esseker
Jason Fleming: Larry Byrne,
John  Shraspnel : Lorenzo Sapelli,
...


Sinopsis:



Ben Carson (Kiefer Sutherland)  fue suspendido de su trabajo en el Departamento de Policía de Nueva York tras haber disparado fatalmente a otro policía que trabajaba de incógnito, un accidente que no sólo le costó su empleo, sino que le llevó al alcoholismo y desató la ira que le alejó de su mujer e hijos. Impulsado por el deseo de recuperar a su familia  Carson acepta un empleo como vigilante nocturno en las calcinadas ruinas de los almacenes Mayflower de lo  que una vez fue símbolo de prosperidad y opulencia, ahora devastado a causa un gigantesco fuego que se cobró muchas vidas inocentes. Mientras patrulla por las noches advierte algo siniestro en los espejos que adornan sus paredes, en los que se reflejan unas imágenes terroríficas que producen una gran inquietud porque evocan terribles imágenes del pasado; al parecer estos espejos, que están en todas partes, no solo reflejan la realidad, sino que la manipulan...


Comentario:


Son pocas las buenas críticas, y, entre ellas, la de José Manuel Cuéllar, del diario ABC, a quien le dio miedo de verdad, y al que pareció que todo funciona de verdad, rematado con un final talentoso. De hecho, la combinación de un lugar abandonado y en ruínas, con el trauma de un hombre, un policía que ha matado a otro agente de paisano por accidente, y la presencia en cualquier lugar de multitud de espejos, síntomas de  una sociedad narcisista, son ingredientes importantes de un género, que Alexandre Aja deconstruye para despertar nuestros temores. De todas las imágenes que proporciona el film, entre las más inquietantes, utilizadas por pintores, representantes del surrealismo onírico, se encuentran las de cualquiera de sus protagonistas captados por el espejo, que reaccionan de forma diferente a la del individuo reflejado y que repite en diversas ocasiones, un alter ego maligno que empuja al hombre a actuar contra sí mismo o contra los de su entorno.

Cualquier persona amante del cine de terror, el que profundiza en los temores del ser humano, conoce que el espejo simboliza nuestro alter ego, la imagen invertida de un rostro que jamás vemos: el nuestro, algo que casi nadie se detiene a pensar, excepto que se produzca una situación similar a la que protagoniza Ben Carson cuando ha resuelto teóricamente el problema y ha salvado a su familia. Al salir a la calle observa que nadie parece notar su presencia, pero lo que lo deja helado es la observación de que ve todos los letreros que abundan en las calles al revés; el espejo, o cualquier superficie reflectante, que nos devuelva una imagen de nosotros mismos, es el instrumento a través del cual tomamos conciencia de nosotros mismos, una imagen especular pre-consciente y pre-lingüística, que según Lacan constituye nuestro ego ideal erróneo. Laura Mulvey sostiene que la fascinación de mirar a la madre colisiona con el inicio de la autoconciencia, produciendo una relación de atracción/repulsión entre imagen y autoimagen de gran rendimiento en el cine.

 La desgracia penetra en el hogar de los Carson a través del hijo menor, y como ocurría en 'The Broken' de San Ellis, los espejos comienzan a romperse espontáneamente y los dobles de los personajes pasan al lado 'real', convertidos en seres capaces de las mayores atrocidades, réplicas de espíritus inquietos sometidos a un terrible tratamiento que adoptan la imagen del que se sitúa ante los espejos. Ben Carson queda atrapado en este juego, en el que, finalmente, triunfan sus fantasmas, si bien su familia queda liberada de las malas influencias y perversas vibraciones que había padecido desde el accidente que acabó con la carrera del pater familias. La religión tiene su espacio en este juego, así como la experimentación en el tratamiento de una enfermedad incurable, la esquizofrenia, que ha protagonizado muchas películas desde el nacimiento del cine que ha creado la figura del doctor maligno (Dr.Mabuse, Bergerus, Dr. Nahering...). Alexandre Aja despierta nuestros temores al situar a un guardia en unos grandes almacenes, en los que se había producido una gran desgracia, patrullando entre escombros, maniquíes y espejos viejos, llenos de polvo y huellas, que dan el aspecto gótico propio de ciertas películas del género, unido a ciertos flashes y otros fenómenos paranormales, que necesariamente van a ser malinterpretados en un personaje sometido a tratamiento químico.

 La secuencia que cierra el film, absolutamente desconcertante, da lugar a ese final talentoso de que habla el crítico de ABC. Una nueva cinta psicológica en la que el protagonista más importante es el espejo y las interpretaciones que la filosofía, la semiótica y el psicoanálisis han dado a estas superficies que reflejan los objetos y personas que se colocan delante de ellos, a los que se ha dotado de un significado muy concreto, basado en el hecho de que la posibilidad de ver una réplica de nosotros mismos en ellos es la única forma que tiene el ser humano de conocer el aspecto de su propio rostro, planteamiento muy presente en películas como 'Maniac' (Frank Khalfoun, 2012), en la que la fractura de estas superficies representa la quiebra del individuo en múltiples personalidades.


Comentarios

Entradas populares