Serena. Susanne Bier. Comentario.
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Ficha técnica:
Título original: Serena.
País: Estados Unidos
Año: 2014.
Duración:
Dirección: Susanne Bier.
Guión: Christophe Kyle, basado en la novela de Ron Rash, .
Casting: Jina Jay.
Dirección de Fotografía: Morten Søborg. Fotografía adicional: Michael Snyman.
Música: Johan Söderqvist; supervisor: Susan Jacobs.
Edición: Mat Newman, Pernille Bech Christensen.
Coordinador de especialistas: Adam Horton.
Director artístico. Michael Soun.
Decoradores del set: Graeme Purdy, Bara Bucharova.
Diseño de Vestuario: Signe Sejlund.
Responsable de maquillaje y diseñode peluquería: Graham Johnston.
Productores: Todd Wagner, Ron Halpern, Ben Cosgrove. Nick Wechsler y Susanne Bier. Steve Schwartz y Paula Mae Schwartz.
Productores ejecutivos: Peter McCaleese, Mark Cuban, Olivier Courson.
Diseño de producción: Richard Bridgland.
Compañías. Studio Canal y 2029 Productions, presentan una producción de Nick Wechsler y Chockstone Pictures, en Asociación Capital Entertainment, s.c.a. DeAPlaneta. Distribución: StudioCanal
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Intérpretes:
Jennifer Lawrence: Serena Pemberton,
Bradley Cooper : George Pemberton,
Toby Jones Sheriff McDowell,
Rhys Ifans : Galloway,
Sam Reid : Vaughn m
Sean Harris: Campbell,
Blake Ritson: Lowenstein,
Charity Wakefield: Agatha,
Ned Dennehy : Ledbetter.
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Sinopsis:
Jennifer Lawrence y Bradley Cooper vuelven a repetir como pareja en 'Serena', un drama romántico donde nos cuenta la historia de una pareja de recién casados que se muda a Carolina del Norte para iniciar un negocio en la industria maderera. Su imperio crece cada vez más, pero Serena tiene sus propios problemas: no puede tener hijos.
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Críticas:
Parece que no existe un término medio, un punto de encuentro en la valoración de esta película, un melodrama con pedigrí, según Jordi Batlle Caminal, (La Vanguardia), con unas actuaciones impresionantes, un diseño de producción llamativo y una fotografía brillante, de acuerdo con el criterio de Mark Adams, (Screendaily),
Un buen ejemplo de cómo se plantean ciertas cuestiones los críticos norteamericanos, de acuerdo con su idiosincrasia, es la pregunta que se hace Guy Lodge: "¿Cómo resolver un problema como el de " Serena "? Eso, al menos, es lo que se han estado preguntando los observadores de la industria acerca de la cineasta danesa Susanne Bier (...); la pregunta no es fácil de responder: Un melodrama llamativamente nihilista en un momento de depresión económica, marcado por actuaciones valientes y una producción exquisita. (...) El resultado es a la vez problemático y fascinante, una espiral antipática de la tragedia humana que juega un poco como una balada folclórica (...). No es difícil ver por qué una distribuidora de Estados Unidos ha sido tan lenta para dar un paso adelante." ( Reseña de 'Serena'. Variety).
Stephen Dalton recibe con peor talante la visión de la danesa de este matrimonio en plena depresión económica; tras comentar la súplica 'desarmante' en el London Film Festival de la actriz, considerada la actual novia de América, de que no fueran muy duros con la película, lo que era "tal vez un reconocimiento astuto de que Serena ha tenido una largo y penoso recorrido de la página a la pantalla. Adaptado de Ron Rash (...) se pensó inicialmente en Angelina Jolie, dirigida por Darren Aronofksy aunque definitivamente se adjudicó el proyecto a la a directora danesa de Susanne Bier , que ganó el Óscar a la mejor película de habla no inglesa por En un mundo mejor, en el 2010.Teniendo en cuenta su turbulenta historia, Serena es inicialmente un grato y convincente melodrama romántico, un laborioso film pasado de moda con tintes de Cold Mountain y There Will Be Blood (...), aunque sólo tiene un defecto fundamental: es poco convincente y con personajes egoístas y miopes. La pasión supuestamente volcánica entre Serena y George es frágil y forzada, a pesar de la magnífica colaboración de Lawrence y Cooper en la película en que trabajaron juntos . (David O.Russell).
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Comentario:
Se acusa a Susanne Bier de haber cometido un pecado capital, moneda corriente en esta crisis que padecemos: hacer un film nihilista y nada complaciente con nadie. La mala campaña que se ha hecho en nuestro país a esta película de la cineasta danesa ha podido derivar al público hacia otros títulos de inferior calidad y, una vez retirada de los cines, sólo queda al espectador esperar el DVD-Blue-ray o esperar más aún a que se pase por una de las cadenas de TV. Una lástima, ya que unos juicios de los que se han emitido se pueden compartir y otros no. La película es,en gran medida tenebrosa y perversa, -todos los personajes principales tienen un lado muy oscuro y esconden algún secreto terrible, y ese caminar por el borde del precipicio puede provocar pasiones más intensas, relaciones de amor y odio destructivas, todo envuelto bajo una capa de cotidianidad.
Un símbolo preside la historia de principio a fin: George Pemberton (Bradley Cooper), con la ayuda de un hombre extraño, un cazador experimentado, Galloway (Rhys Ifans), está empeñado en dar caza a un puma, que devora el corazón de sus víctimas, una especie prácticamente extinguida en las pendientes de Smoky Mountains en el Estado de Carolina, en el tiempo en el que ubica temporalmente el relato: 1929. Pero lo mayor aportación de la cineasta, caracterizada por un encuadre y una fotografía exquisita (En un mundo mejor, Premio Oscar en 2010 a la mejor película de habla no inglesa, entre otros muchos galardones) es el sensacional análisis que hace de la etapa del llamado capitalismo heroico, la de los pobladores pioneros y constructores del ferrocarril, que se codearon con los grandes acumuladores de capital, como Gatsby, el personaje creado por Sccott Fitzgerald, que publicó su famosa novela en 1925, que obtuvieron sus riquezas con negocios ilegales, como ocurrió trescientos años antes, con los famosos piratas con patente de corso expedida por la corona, como Drake (1543-1596), constituyéndose en los primeros banqueros, hecho de queda buena cuenta William Shakespeare en algunas de sus célebres novelas. Estos hechos permitieron a Honoré de Balzac pronunciar su famosa frase de 'que detrás de una gran fortuna siempre hay un gran crimen".
La cámara entra en un claro del bosque, en el que se ha construido un pequeño grupo de casas, que apenas puede recibir el nombre de poblado, sin alinear a lo largo de una calle principal, aunque ya tiene Iglesia y Oficina del Sheriff, en el que la morada del jefe apenas se diferencia de la de los demás; la cámara sigue su andadura y llega al lugar en el que se están talando los árboles y vemos a George trabajando como sus empleados, e incluso arriesgando su vida para salvar a un obrero en un accidente laboral, a punto de ser arrollado por un vagón. En ese mundo nuevo que anuncia la serpiente de hierro que se va extendiendo por la Unión, hay dos personajes que marcan la transición: Serena, 'domadora de águilas' para librar a los trabajadores de las serpientes venenosas y Gallowy, una especie de augur, un profeta, al que un accidente une a la mujer del amo y establece entre ellos unos lazos indisolubles y trágicos. Unos personajes fieros y luchadores como el puma que persigue el joven Pemberton.
A pesar de la escasa envergadura de la comunidad, constituida especialmente por madereros y trabajadores del ferrocarril, desde las primeras secuencias aparecen divididos por intereses contrapuestos: por un lado, los defensores de la construcción del ferrocarril, aunque suponga la tala excesiva de árboles, los nuevos capitalistas que manejan argumentos de sobra conocidos en el siglo XXI, como la creación de puestos de trabajo y el derecho de obreros y capitalistas a trabajar duro en pro del sueño americano de progresar si lo persigues con ahínco, que se estaba comenzando a construir en esos momentos; por otro, quienes, desde perspectivas, en aquellos momentos más elitistas que ahora, defendía la preservación del medio y la creación de un parque natural, en el que el hombre pudiera disfrutar de su ocio. Los trabajadores se inclinan por conservar su empleo.
Esta situación desata la corrupción, la compra de senadores y parlamentario, que sólo saldrá a la luz, como ocurre siempre, por motivo ajenos al propio cohecho, como las rencillas personales entre los socios o los celos por cualquier motivo. De esta forma, un film que comienza siendo un western, cuyo tema es la construcción del ferrocarril y el desarrollo de la industria maderera, va derivando poco a poco hacia el thriller, con ciertos toques mágicos a cargo de la presencia de elementos ancestrales, hasta culminar en una auténtica tragedia. ¿Es un film nihilista? La verdad es que sí, y además nada complaciente con nadie, porque hasta la joven que, al parecer, fue violada por el amo y tiene un hijo con él juega sus bazas e intenta humillar a quien, por salvar a otra persona, perdió al hijo que esperaba de Georges y la posibilidad de engendrar nunca más.
Corren malos tiempos y el hombre, desorientado, culpa a quien puede de su desgracia, pero acaba cayendo en la cuenta de que amplios sectores de la población (en absoluto todos, como tampoco todos los políticos, jueces o policías) tienen su parte de responsabilidad en una crisis sistémica, es decir, en la que se endeudaron demasiados ciudadanos que ahora están en la quiebra. Eran tiempos de corrupción como la de ahora, pero en los que los empresarios trabajaban codo a codo con los obreros y vivían en casas muy parecidas, sin una ostentación excesiva, aunque propietarios y capataces fueran a caballo o en coches y el resto a pie, lo que ya marcaba una jerarquía, y es precisamente en este detalle en el que se muestra la denuncia de Susanne Bier de una sociedad que se ha relajado desde la cúspide hasta la base, y en la que quedan restos muy dañinos de un pasado oscuro, que encarna Serena, una mujer enérgica,industriosa y hábil pero sobre la que lanza una mirada en cierto grado misógina que la aproxima a aquellas figuras legendarias de la tragedia griega o la tradición bíblica, que utilizaron sus artes de seducción para incitar al hombre a cometer horrendos crímenes, como la sensual Salomé. Puestos los cimientos de la sociedad patriarcal en el nuevo mundo, el hombre necesita un hijo, depositario de su esfuerzo y su recompensa; Serena no se lo puede dar, otra ya se lo ha dado. La tragedia está servida.
Stephen Dalton recibe con peor talante la visión de la danesa de este matrimonio en plena depresión económica; tras comentar la súplica 'desarmante' en el London Film Festival de la actriz, considerada la actual novia de América, de que no fueran muy duros con la película, lo que era "tal vez un reconocimiento astuto de que Serena ha tenido una largo y penoso recorrido de la página a la pantalla. Adaptado de Ron Rash (...) se pensó inicialmente en Angelina Jolie, dirigida por Darren Aronofksy aunque definitivamente se adjudicó el proyecto a la a directora danesa de Susanne Bier , que ganó el Óscar a la mejor película de habla no inglesa por En un mundo mejor, en el 2010.Teniendo en cuenta su turbulenta historia, Serena es inicialmente un grato y convincente melodrama romántico, un laborioso film pasado de moda con tintes de Cold Mountain y There Will Be Blood (...), aunque sólo tiene un defecto fundamental: es poco convincente y con personajes egoístas y miopes. La pasión supuestamente volcánica entre Serena y George es frágil y forzada, a pesar de la magnífica colaboración de Lawrence y Cooper en la película en que trabajaron juntos . (David O.Russell).
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Comentario:
Se acusa a Susanne Bier de haber cometido un pecado capital, moneda corriente en esta crisis que padecemos: hacer un film nihilista y nada complaciente con nadie. La mala campaña que se ha hecho en nuestro país a esta película de la cineasta danesa ha podido derivar al público hacia otros títulos de inferior calidad y, una vez retirada de los cines, sólo queda al espectador esperar el DVD-Blue-ray o esperar más aún a que se pase por una de las cadenas de TV. Una lástima, ya que unos juicios de los que se han emitido se pueden compartir y otros no. La película es,en gran medida tenebrosa y perversa, -todos los personajes principales tienen un lado muy oscuro y esconden algún secreto terrible, y ese caminar por el borde del precipicio puede provocar pasiones más intensas, relaciones de amor y odio destructivas, todo envuelto bajo una capa de cotidianidad.
Un símbolo preside la historia de principio a fin: George Pemberton (Bradley Cooper), con la ayuda de un hombre extraño, un cazador experimentado, Galloway (Rhys Ifans), está empeñado en dar caza a un puma, que devora el corazón de sus víctimas, una especie prácticamente extinguida en las pendientes de Smoky Mountains en el Estado de Carolina, en el tiempo en el que ubica temporalmente el relato: 1929. Pero lo mayor aportación de la cineasta, caracterizada por un encuadre y una fotografía exquisita (En un mundo mejor, Premio Oscar en 2010 a la mejor película de habla no inglesa, entre otros muchos galardones) es el sensacional análisis que hace de la etapa del llamado capitalismo heroico, la de los pobladores pioneros y constructores del ferrocarril, que se codearon con los grandes acumuladores de capital, como Gatsby, el personaje creado por Sccott Fitzgerald, que publicó su famosa novela en 1925, que obtuvieron sus riquezas con negocios ilegales, como ocurrió trescientos años antes, con los famosos piratas con patente de corso expedida por la corona, como Drake (1543-1596), constituyéndose en los primeros banqueros, hecho de queda buena cuenta William Shakespeare en algunas de sus célebres novelas. Estos hechos permitieron a Honoré de Balzac pronunciar su famosa frase de 'que detrás de una gran fortuna siempre hay un gran crimen".
La cámara entra en un claro del bosque, en el que se ha construido un pequeño grupo de casas, que apenas puede recibir el nombre de poblado, sin alinear a lo largo de una calle principal, aunque ya tiene Iglesia y Oficina del Sheriff, en el que la morada del jefe apenas se diferencia de la de los demás; la cámara sigue su andadura y llega al lugar en el que se están talando los árboles y vemos a George trabajando como sus empleados, e incluso arriesgando su vida para salvar a un obrero en un accidente laboral, a punto de ser arrollado por un vagón. En ese mundo nuevo que anuncia la serpiente de hierro que se va extendiendo por la Unión, hay dos personajes que marcan la transición: Serena, 'domadora de águilas' para librar a los trabajadores de las serpientes venenosas y Gallowy, una especie de augur, un profeta, al que un accidente une a la mujer del amo y establece entre ellos unos lazos indisolubles y trágicos. Unos personajes fieros y luchadores como el puma que persigue el joven Pemberton.
A pesar de la escasa envergadura de la comunidad, constituida especialmente por madereros y trabajadores del ferrocarril, desde las primeras secuencias aparecen divididos por intereses contrapuestos: por un lado, los defensores de la construcción del ferrocarril, aunque suponga la tala excesiva de árboles, los nuevos capitalistas que manejan argumentos de sobra conocidos en el siglo XXI, como la creación de puestos de trabajo y el derecho de obreros y capitalistas a trabajar duro en pro del sueño americano de progresar si lo persigues con ahínco, que se estaba comenzando a construir en esos momentos; por otro, quienes, desde perspectivas, en aquellos momentos más elitistas que ahora, defendía la preservación del medio y la creación de un parque natural, en el que el hombre pudiera disfrutar de su ocio. Los trabajadores se inclinan por conservar su empleo.
Esta situación desata la corrupción, la compra de senadores y parlamentario, que sólo saldrá a la luz, como ocurre siempre, por motivo ajenos al propio cohecho, como las rencillas personales entre los socios o los celos por cualquier motivo. De esta forma, un film que comienza siendo un western, cuyo tema es la construcción del ferrocarril y el desarrollo de la industria maderera, va derivando poco a poco hacia el thriller, con ciertos toques mágicos a cargo de la presencia de elementos ancestrales, hasta culminar en una auténtica tragedia. ¿Es un film nihilista? La verdad es que sí, y además nada complaciente con nadie, porque hasta la joven que, al parecer, fue violada por el amo y tiene un hijo con él juega sus bazas e intenta humillar a quien, por salvar a otra persona, perdió al hijo que esperaba de Georges y la posibilidad de engendrar nunca más.
Corren malos tiempos y el hombre, desorientado, culpa a quien puede de su desgracia, pero acaba cayendo en la cuenta de que amplios sectores de la población (en absoluto todos, como tampoco todos los políticos, jueces o policías) tienen su parte de responsabilidad en una crisis sistémica, es decir, en la que se endeudaron demasiados ciudadanos que ahora están en la quiebra. Eran tiempos de corrupción como la de ahora, pero en los que los empresarios trabajaban codo a codo con los obreros y vivían en casas muy parecidas, sin una ostentación excesiva, aunque propietarios y capataces fueran a caballo o en coches y el resto a pie, lo que ya marcaba una jerarquía, y es precisamente en este detalle en el que se muestra la denuncia de Susanne Bier de una sociedad que se ha relajado desde la cúspide hasta la base, y en la que quedan restos muy dañinos de un pasado oscuro, que encarna Serena, una mujer enérgica,industriosa y hábil pero sobre la que lanza una mirada en cierto grado misógina que la aproxima a aquellas figuras legendarias de la tragedia griega o la tradición bíblica, que utilizaron sus artes de seducción para incitar al hombre a cometer horrendos crímenes, como la sensual Salomé. Puestos los cimientos de la sociedad patriarcal en el nuevo mundo, el hombre necesita un hijo, depositario de su esfuerzo y su recompensa; Serena no se lo puede dar, otra ya se lo ha dado. La tragedia está servida.
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