Desde París con amor. Pierre Morel.
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Ficha técnica:
original:From Paris With Love
País: Francia.
Año: 2010
Duración: 95 minutos.
Dirección : Pierre Morel.
Guión: Adi Hasak, basado en una historia de Luc Besson.
Dirección de Fotografía: Michel Abramowicz.
Música: David Buckley
Productores: Luc Besson, India Osborne.
Productor ejecutivo: Virginie Besson-Silla., Anson Downes y Linda Rae Favila
Productor: Luc Bessos prsents a: Digital Factory, Europa Corp. M6 Films, Grive Productions, Apipoola¨Prod (Co-Production), Canal +, W9 y TPS Star.
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Intérpretes:
John Travolta
Jonathan Rhyan Meyes
Kasia Smutniak
Richard Durden
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Sinopsis:
A Charlie Wax, un singular agente secreto de la Cia en París, le ha sido encomendada una oporación de alto riesgo relacionada con el terrorismo y el tráfico de cocaina
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Comentario:
El film, dirigido por Pierre Morel, pero basado en un guión de Luc Besson, que también produce este título, muestra una de las preocupaciones que tienen los franceses desde la colonización de África y su derrota en la Batalla de Árgel, que ha dado pie a películas como la de Gilo Pontecorvo (1966), y que llenó el país galo de pieds noirs, cristianos y judíos nacidos en Argelia y que huyeron de este país con destino, generalmente, a su tierra de procedencia ,- Francia-, y hacia alguna zona de la costa española, como la Comunidad Valenciana y, en concreto, Alicante. Luc Besson es un cineasta comprometido, como otros muchos, que hizo grandes películas, (1988, El Gran Azul, 1990, Nikita, 1994, Leon, 1997 El quinto elemento, y en 2014 Lucy), fundó la empresa Europacorp para producir y distribuir películas a nivel internacional. Pero además el cineasta está interesado en la vida de los jóvenes en los suburbios franceses y creará una fundación para ello. «Me parece normal hacer algo por los demás», dice el director.(Wikipedia). Todas estas cuestiones cobran importancia estos días en los que todo el mundo dice ser Charlie Hbdo, y en el que en el país vecino todos sufren, porque la mayoría, de origen africano o europeo, no sólo son inocentes, adjetivo que de tanto manosearlo acaba por significar nada, sino que serían incapaces de pegarle un bofetón a cualquiera, aunque se metiera con su madre.
Pierre Morel plantea la cuestión del terrorista-suicida, que suele tener la batalla ganada de antemano, porque está dispuesto a perder la vida. Lo que hace al hombre débil, que a nadie le quepa la menor duda, es el temor a perderla, la conciencia de ser mortal. La penetración de estos individuos se realiza en todas las clases sociales y en cualquier circunstancia; en el caso que planteaba el film, del año 2010, se realiza a través de un miembro de la embajada francesa, que salva su vida gracias a la intervención de un curioso personajes, un agente de la CIA interpretado por John Travolta que rinde un homenaje al cine americano y a su propia interpretación en Pulp Fiction de Quentin Tarantino, cuando se pide una hamburguesa royal con queso.
Pero, mira por donde, como esto de la crítica se está convirtiendo en la expresión de gustos personales, va y le gusta a Jordi Costa, del diario 'El País', casi por lo mismo que destrozaría otras películas, aunque haya algo que quizá se nos escape. Algunas notas gamberras son la excusa, (gamberro suele ser Besson, jefe de Bruce Willis en alguna ocasión, o Tarantino dirigiendo a Travolta):
"En una secuencia, relativamente temprana, de esta película irresistible y desvergonzada, John Travolta y Jonathan Rhys Meyers -en los respectivos papeles de un experto en trabajos sucios y un chófer de embajada con pluriempleo en los subsuelos de la CIA- suben a la Torre Eiffel en hora de máxima afluencia. Cargan con un espectacular jarrón de porcelana china relleno de cocaína. La circunstancia de estar rodeados de turistas no les inhibe de meter ocasionales zarpazos para el indelicado consumo de la indiscreta sustancia (...)La secuencia de créditos de Desde París con amor podría ser, en cierto sentido, toda una declaración de principios estética: esta historia arranca cuando lo que, tiempo atrás, fue voluntad de estilo ha degenerado en metralla expresiva (...) John Travolta, que disfruta cada segundo de su reformulación en bestia parda, inyecta una buena sobredosis de carisma a esta historia cuyo título acaba siendo menos irónico de lo que parece: una improbable trama contrarreloj en la que el aparente acoso al narcotráfico acaba cediendo su lugar al pulso con el terrorismo islámico." (Metralleta fina. Diario 'EL País', 16 de abril de 2010)
Lo cierto es que cuando se produce la ocasión de hacer explosionar cualquier arma por parte de una bella mujer, -algo habitual en Besson, sin importarle mucho la edad de la asesina, si recordamos a Natalie Portman en 'Leon'-, las burradas que ha protagonizado Travolta, seguida de un melifluo Jonathan Rhys- Meyers, colocan al espectador en la situación de escepticismo y nihilismo total respecto a lo que pueda suceder: si explosiona el cinturón mal, pero si no lo hace no existe ninguna garantía de que no haya también un elevador número de muertos; la inquietud reside en cómo resolverán la cuestión el guionista y su director. A quien le guste la acción con algo de sustancia, Luc Besson, como siempre se la garantiza. Como dice Jordi Costa: "De lejos, cualquiera podría tomar la película de Morel, (casi se nos olvida que él es el director), por un thriller de acción made in Hollywood del montón: de cerca, la incorrección política, el trazo de aguafuerte, un sentido del humor bestia y sangriento y la dosificación de contundentes -incluso brutales- golpes de efecto marcan la diferencia y no dejan lugar a dudas. Aquí Europa no está emulando lo peor de Hollywood: lo está corrompiendo."
Pierre Morel plantea la cuestión del terrorista-suicida, que suele tener la batalla ganada de antemano, porque está dispuesto a perder la vida. Lo que hace al hombre débil, que a nadie le quepa la menor duda, es el temor a perderla, la conciencia de ser mortal. La penetración de estos individuos se realiza en todas las clases sociales y en cualquier circunstancia; en el caso que planteaba el film, del año 2010, se realiza a través de un miembro de la embajada francesa, que salva su vida gracias a la intervención de un curioso personajes, un agente de la CIA interpretado por John Travolta que rinde un homenaje al cine americano y a su propia interpretación en Pulp Fiction de Quentin Tarantino, cuando se pide una hamburguesa royal con queso.
Pero, mira por donde, como esto de la crítica se está convirtiendo en la expresión de gustos personales, va y le gusta a Jordi Costa, del diario 'El País', casi por lo mismo que destrozaría otras películas, aunque haya algo que quizá se nos escape. Algunas notas gamberras son la excusa, (gamberro suele ser Besson, jefe de Bruce Willis en alguna ocasión, o Tarantino dirigiendo a Travolta):
"En una secuencia, relativamente temprana, de esta película irresistible y desvergonzada, John Travolta y Jonathan Rhys Meyers -en los respectivos papeles de un experto en trabajos sucios y un chófer de embajada con pluriempleo en los subsuelos de la CIA- suben a la Torre Eiffel en hora de máxima afluencia. Cargan con un espectacular jarrón de porcelana china relleno de cocaína. La circunstancia de estar rodeados de turistas no les inhibe de meter ocasionales zarpazos para el indelicado consumo de la indiscreta sustancia (...)La secuencia de créditos de Desde París con amor podría ser, en cierto sentido, toda una declaración de principios estética: esta historia arranca cuando lo que, tiempo atrás, fue voluntad de estilo ha degenerado en metralla expresiva (...) John Travolta, que disfruta cada segundo de su reformulación en bestia parda, inyecta una buena sobredosis de carisma a esta historia cuyo título acaba siendo menos irónico de lo que parece: una improbable trama contrarreloj en la que el aparente acoso al narcotráfico acaba cediendo su lugar al pulso con el terrorismo islámico." (Metralleta fina. Diario 'EL País', 16 de abril de 2010)
Lo cierto es que cuando se produce la ocasión de hacer explosionar cualquier arma por parte de una bella mujer, -algo habitual en Besson, sin importarle mucho la edad de la asesina, si recordamos a Natalie Portman en 'Leon'-, las burradas que ha protagonizado Travolta, seguida de un melifluo Jonathan Rhys- Meyers, colocan al espectador en la situación de escepticismo y nihilismo total respecto a lo que pueda suceder: si explosiona el cinturón mal, pero si no lo hace no existe ninguna garantía de que no haya también un elevador número de muertos; la inquietud reside en cómo resolverán la cuestión el guionista y su director. A quien le guste la acción con algo de sustancia, Luc Besson, como siempre se la garantiza. Como dice Jordi Costa: "De lejos, cualquiera podría tomar la película de Morel, (casi se nos olvida que él es el director), por un thriller de acción made in Hollywood del montón: de cerca, la incorrección política, el trazo de aguafuerte, un sentido del humor bestia y sangriento y la dosificación de contundentes -incluso brutales- golpes de efecto marcan la diferencia y no dejan lugar a dudas. Aquí Europa no está emulando lo peor de Hollywood: lo está corrompiendo."
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