Half Nelson.Ryan Fleck & Anna Boden
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Ficha técnica:
Título original: Half Nelson.
País: Estados Unidos.
Año: 2006.
Duración: 103 minutos.
Dirección: Ryan Fleck & Anna Boden.
Guión: Anna Boden & Ryan Fleck.
Casting: Eyde Belasco.
Dirección de Fotografía: Andrij Parekh.
Música: Score: Broken Social Scene; Supervisores: Doug Bernheim, Richard Kleiman.
Edición: Anna Boden.
Director artístico: Inbal Weinberg.
Ayudante en el set: Dan-Ah Kim.
Diseño de vestuario: Erin Benach.
Responsable de maquillaje: Ico Won.
Estilista de peluquería: Loretta Alston.
Productor: Jamie Patricof, Alex Orlovsky, Lynette Howell, Anna Boden, Rosanne Korenberg.
Productores ejecutivos: Paul Mezey, Doug Dey, Scott London, Charlie Corwin, Clara Markowicz.
Productor asociado: Hunter Gray.
Diseño de producción: Elizabeth Mickle.
Compañías. Productoras: Hunting Lane Films/ Journeyman Pictures Production, asociada con Silverwood Films y Original Media.
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Intérpretes:
Ryan Gosling: Dan Dunne,
Jeff Lima: Roodly,
Shareeka Epps: Dicy,
Anthony Mackie:
Half Nelson
Deborah Rush
Jay O. Sanders
Nicole Vicius
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Sinopsis:
Dan es un joven profesor de unInstituto de Brooklyn. Aunque en clase Dan es brillante y controla a sus alumnos, en su tiempo libre es autodestructivo, lo que le ha conducido a una grave adicción a las drogas; mantiene una doble vida hasta que una de sus alumnas...
Premios: 2006: Nominada al Oscar: Mejor actor (Ryan Gosling)
2006: National Board of Review (NBR): Mejor actor revelación
2006: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor actor revelación (Ryan Gosling)
2006: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores películas del año
2006: Festival de Sundance: Secció Oficial
2006: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor ópera prima. 3 Nominaciones
2006: 2 nominaciones Critics' Choice Awards: Mejor actor (Gosling) y actriz joven (Epps)
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Comentario:
Half Nelson es una obra de cine independiente, que compitió en el Festival de Sundance, Sección Oficial, y gozó de una buena acogida del público, de la crítica, en líneas generales, y de los Festivales de cine, que valoraron, en especial, el trabajo de Ryan Gosling. La película se hizo con muy pocos recursos, con una pantalla entre la convencional y académica, casi cuadrada, y la panorámica, cuyo resultado más ostentoso es el amontonamiento de los personajes, tomados generalmente en primerísimos primeros planos, sin dejar ver el contexto en el que se mueven; lo poco que deja entrever es sórdido y hasta sucio, tanto en la casa de Dan, muy pocas veces sobrio y despejado, casi siempre sometido al efecto de los estupefacientes que lo mantienen con vida, como en casa de sus padres o el Instituto; el abigarramiento de personas y objetos logra transmitir al espectador la sensación de agobio que padece constantemente el protagonista.
Otro de los logros de Ryan Fleck es mostrar la importancia que tiene, al menos en los institutos públicos norteamericanos, la formación del alumnado en derechos civiles algo que sufrió un fuerte rechazo en los sectores más conservadores españoles, y el temor que sigue flotando entre la clase intelectual americana, tras la caza de brujas impulsada por el Senador Joseph McCarthy a mediados del siglo XX, a ser tachado de comunista, en un país que valora, ante todo, la libertad individual de sus ciudadanos. Pero este sentimiento no impide a Dan plantear la enseñanza de la historia como el estudio de los cambios que se han producido a lo largo del tiempo, y no como el relato de una sucesión lineal de hechos más o menos manipulables o manipulados.
El profesor favorece la reflexión entre sus alumnos mediante la metodología dialéctica, poniendo en evidencia que puede ser perfectamente asimilada por los niños, sobre todo si han nacido en Brooklyn y han sufrido desde niños la segregación racial. Dan les enseña que existen términos marcados, fuerzas en conflicto, que hay izquierda porque hay derecha, hay arriba porque hay abajo, hay delante porque hay detrás, blancos porque hay negros. En ocasiones, estas fuerzas en conflicto se desatan y se producen rebeliones y revoluciones de las que surge una nueva sociedad, en la que de pronto surgirán nuevas contradicciones. Es así como ha progresado el hombre desde su origen y, aunque en los últimos tiempos parecía que estas doctrinas caían en desuso, el cambio de era y la crisis que la ha precedido, -como ocurre siempre-, está debilitando la creencia en la evolución y el desarrollo ininterrumpido y sin conflicto. El film está constituido por una alternancia de estos debates en las clases, ejemplificados por pulsos entre el profesor y sus alumnos, en los que este está sobrio y en plenas facultades, con los estados de caos y desorden mental en que cae el joven, generalmente cuando está sólo en casa o en locales de copas donde el consumo de estas sustancias es habitual.
Pero el estado del profesor va deteriorándose hasta el extremo de llegar a consumir crack, cayendo en estado catatónico y gravemente desorganizado en uno de los servicios, situación en la que se lo encuentra una alumna negra (como la mayoría de los estudiantes del Instituto), que lo atiende y cuida de él. A partir de ese momento y gracias a la complicidad que se establece entre ambos por el conocimiento de la chica de la debilidad del profesor de Historia, comienza una relación entre ellos muy dudosa. Dan lleva a casa a la pre-adolescente en su coche, la recibe en su domicilio; ella actúa con el como camello, suministrándole la droga que le vende un amigo de su hermano, que cumple condena en la cárcel, para saldar sus cuentas con la sociedad por el delito de tráfico de drogas. Una forma de comportamiento inconcebible en un colegio de niños blancos, no sólo en Estados Unidos.
Una forma de ser americano y de expresarse muy diferente a la que habitualmente vemos en el cine, aunque, al final, el protagonista debe proclamar que no es comunista, y que otras culturas contemplan esos contrarios de que habla a sus alumnos como partes complementarias del ser, como el yin y el yang, que Dios proyectó para que su obra fuera perfecta. Un giro de timón comprensible para eliminar barreras frente a un público poco acostumbrado a oír hablar de ideologías que consideran totalitarias y que socavan los cimientos de su idiosincrasia.
Premios: 2006: Nominada al Oscar: Mejor actor (Ryan Gosling)
2006: National Board of Review (NBR): Mejor actor revelación
2006: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor actor revelación (Ryan Gosling)
2006: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores películas del año
2006: Festival de Sundance: Secció Oficial
2006: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor ópera prima. 3 Nominaciones
2006: 2 nominaciones Critics' Choice Awards: Mejor actor (Gosling) y actriz joven (Epps)
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Comentario:
Half Nelson es una obra de cine independiente, que compitió en el Festival de Sundance, Sección Oficial, y gozó de una buena acogida del público, de la crítica, en líneas generales, y de los Festivales de cine, que valoraron, en especial, el trabajo de Ryan Gosling. La película se hizo con muy pocos recursos, con una pantalla entre la convencional y académica, casi cuadrada, y la panorámica, cuyo resultado más ostentoso es el amontonamiento de los personajes, tomados generalmente en primerísimos primeros planos, sin dejar ver el contexto en el que se mueven; lo poco que deja entrever es sórdido y hasta sucio, tanto en la casa de Dan, muy pocas veces sobrio y despejado, casi siempre sometido al efecto de los estupefacientes que lo mantienen con vida, como en casa de sus padres o el Instituto; el abigarramiento de personas y objetos logra transmitir al espectador la sensación de agobio que padece constantemente el protagonista.
Otro de los logros de Ryan Fleck es mostrar la importancia que tiene, al menos en los institutos públicos norteamericanos, la formación del alumnado en derechos civiles algo que sufrió un fuerte rechazo en los sectores más conservadores españoles, y el temor que sigue flotando entre la clase intelectual americana, tras la caza de brujas impulsada por el Senador Joseph McCarthy a mediados del siglo XX, a ser tachado de comunista, en un país que valora, ante todo, la libertad individual de sus ciudadanos. Pero este sentimiento no impide a Dan plantear la enseñanza de la historia como el estudio de los cambios que se han producido a lo largo del tiempo, y no como el relato de una sucesión lineal de hechos más o menos manipulables o manipulados.
El profesor favorece la reflexión entre sus alumnos mediante la metodología dialéctica, poniendo en evidencia que puede ser perfectamente asimilada por los niños, sobre todo si han nacido en Brooklyn y han sufrido desde niños la segregación racial. Dan les enseña que existen términos marcados, fuerzas en conflicto, que hay izquierda porque hay derecha, hay arriba porque hay abajo, hay delante porque hay detrás, blancos porque hay negros. En ocasiones, estas fuerzas en conflicto se desatan y se producen rebeliones y revoluciones de las que surge una nueva sociedad, en la que de pronto surgirán nuevas contradicciones. Es así como ha progresado el hombre desde su origen y, aunque en los últimos tiempos parecía que estas doctrinas caían en desuso, el cambio de era y la crisis que la ha precedido, -como ocurre siempre-, está debilitando la creencia en la evolución y el desarrollo ininterrumpido y sin conflicto. El film está constituido por una alternancia de estos debates en las clases, ejemplificados por pulsos entre el profesor y sus alumnos, en los que este está sobrio y en plenas facultades, con los estados de caos y desorden mental en que cae el joven, generalmente cuando está sólo en casa o en locales de copas donde el consumo de estas sustancias es habitual.
Pero el estado del profesor va deteriorándose hasta el extremo de llegar a consumir crack, cayendo en estado catatónico y gravemente desorganizado en uno de los servicios, situación en la que se lo encuentra una alumna negra (como la mayoría de los estudiantes del Instituto), que lo atiende y cuida de él. A partir de ese momento y gracias a la complicidad que se establece entre ambos por el conocimiento de la chica de la debilidad del profesor de Historia, comienza una relación entre ellos muy dudosa. Dan lleva a casa a la pre-adolescente en su coche, la recibe en su domicilio; ella actúa con el como camello, suministrándole la droga que le vende un amigo de su hermano, que cumple condena en la cárcel, para saldar sus cuentas con la sociedad por el delito de tráfico de drogas. Una forma de comportamiento inconcebible en un colegio de niños blancos, no sólo en Estados Unidos.
Una forma de ser americano y de expresarse muy diferente a la que habitualmente vemos en el cine, aunque, al final, el protagonista debe proclamar que no es comunista, y que otras culturas contemplan esos contrarios de que habla a sus alumnos como partes complementarias del ser, como el yin y el yang, que Dios proyectó para que su obra fuera perfecta. Un giro de timón comprensible para eliminar barreras frente a un público poco acostumbrado a oír hablar de ideologías que consideran totalitarias y que socavan los cimientos de su idiosincrasia.
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