Primer. Shane Carruth








Ficha técnica:

Título  original: Primer.
País: Estados Unidos.
Año: 2004.
Duración: 78 minutos

Dirección, guión y producción: Shane Carruth.
Operador de cámara: Anand Upadhyaya y Daniel Bueche.
Localización: Reggie Evans,
Musica original, casting, diseño de producción, diseño de sonido yedición: Shane Carruth.

Productora: Shane Carruth.


Intérpretes:

Shane Carruth: Aaron,
David Sulliva: Abe,
Casey Gooden: Robert.
Anand Upadahyaya: Phillip,
Jay Butler: Mealshop Worker,
John Carruth: Hombre en la cocina 1,
Juan Tapia: Hombre en la cocina 2,
Samantha Thompson: Rachel Granger,
Chip Carruth: Thomas Granger,
Delaney Price: Laney,
Jack Piland: Compañero de Aaron,






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Sinopsis:


Primer es una película estadounidense de ciencia ficción de 2004 que versa sobre un descubrimiento accidental del viaje a través del tiempo. El filme fue escrito, dirigido y producido por Shane Carruth, un matemático y ex ingeniero de software de simuladores de vuelo, y fue realizado con un presupuesto de $7.000. La película es conocida por su bajo presupuesto, su estructura experimental y su complejo diálogo. El crítico Mike D'Angelo escribió que "cualquiera que diga que entendió completamente Primer después de verla una sola vez es un savant o un mentiroso." (Wikipedia)


Premios:

Gran Premio del Jurado en el Festival de Cine de Sundance de 2004 a la Mejor Película.




Criticas:

Por razones que se escapan a la comprensión de cualquiera, todo el mundo pareció interesado en escribir en torno a una película realizada por un grupo de amigos en sus propias casas, estancias de la Universidad o locales de copas y restaurantes habituales, un ejercicio obligado por la escasez de recursos que no les permitía construir sets y decorarlos, fiando el éxito de su empresa a las propias capacidades del equipo de realización y producción capitaneado por Shane Carruth que controla la película desde la concepción de la historia hasta la edición y el trabajo de pos-producción. La redacción de Filmaffinity que no suele implicarse, se sintió en la obligación de participar en el debate y lo hizo en estos términos:

"Compleja película de "puro" cine independiente (su presupuesto fue de 7.000 dólares y con Carruth haciendo labores de director, guionista, productor intérprete, montador y compositor de la banda sonora y de la fotografía) cuya narración resulta difícil de seguir (y que puede recordar a las maquinaciones de "Pi"), tensamente dramática y con continuos diálogos que, intermitentemente, incluso se hacen incomprensibles. Con una persuasiva estética visual, "Primer" fuerza al espectador a reconstruir el puzzle de la historia al mismo tiempo que lo hacen los personajes, creando un film que demanda posteriores visiones. Calificado por unos de "original, inteligente, complejo". Por otros de "confuso, desesperante e irritante". En definitiva: una película que provoca total división de opiniones (lo más probable es que te encante o la detestes). En cualquier caso, una experiencia diferente. (Filmaffinity).

Si alguna virtud tuvo esta película, carente de magia y de poesía, es hacer emerger todas las filias y las fobias, los complejos e inseguridades de los críticos, que no quisieron ser integrados en el pelotón de los torpes al no acabar de asimilar en un primer visionado toda la jerga matemática y física  que vierten en el film  los miembros del equipo, sin percatarse de que es peor rozar el ridículo, que si no persigue a algunos, es, sencillamente, porque muchos ni los han leído. A.O.Scott  (The New York Times) augura que Primer es la clase de película que tendrá legión de estudiosos e imitadores, (fascinante; menos mal que se equivocó); a Roger Ebert, (Chicago Sun-Times), le parece exasperante, pero a la vez fascinante y completamente satisfactoria. Marina Chocano (Los Angeles Times) es 'genial' (entrecomillado para evitar las confusiones): "Primer es, innegablemente, un paraíso para los "cerebritos". Para todos los demás, es un buen antídoto para las superproducciones."

Ante tal carrera de despropósitos, no es extraño que a alguien se le calentaran los cascos y estallara de la forma más sardónica, incisiva, mordaz, cáustica, punzante y cuantos sinónimos se os ocurran, como le ocurrió a Michael O'Sullivan (The Washigton Post), cansado de las tontas adulaciones de quienes parecen dedicarse a la crítica de cine o de cualquier otra cosa, porque no están capacitados para ser  matemáticos y brillantes ingenieros de software de simuladores de vuelo (suena bien), aunque el mundo se sorprendería de la cantidad de películas  que  podrían hacer y de libros que podrían escribir los 'cerebritos' de las diferentes disciplinas, confundiendo la creación artística con el lenguaje académico,  sin tener en cuenta el  foro. ""Díganlo en alto: 'Soy estúpido y estoy orgulloso de ello'. Puede que no sea cierto (pueden discrepar), pero ver 'Primer' me hizo sentirme de ese modo. (...) desafiante en su impenetrabilidad, como si te retara a que no la pillas. (...) Si no te fascina, parece que hay algo malo en ti, no en la película. Pues bien, yo no me la trago."

En España tampoco se quedaron cortos y M. Torreiro escribía en 'El País': "Hipnótica opera prima de un absoluto superdotado. Artilugio de envidiable eficacia que mantiene siempre en vilo al público; o Federico Marín Bellón  de diario 'ABC' quien tras reconocer que , "incluso desde la inopia, 'Primer fascina e hipnotiza." Si además los actores hubieran hablado en latín o en arameo el film hubiera sido ya la ostia de revolucionario.



Comentario:

Shane Carruth ha tardado nueve años en realizar su segunda película, 'Upstream Color', mucho más elaborada, con un presupuesto más elevado, aunque también reducido (en torno a los 60.000 dólares), en la que ha demostrado que sabe hacer algo más que recitar fórmulas matemáticas para contar una historia de ciencia-ficción, con pretensiones de ser más científica que ficticia, una estrategia que le funcionó, más por las carencias de los demás que por méritos propios.

No todo lo que se premia en Sundance es digno de ser visto, pero este no es el caso de Shane Carruth, un joven que demostró que sabía sacar partido a un presupuesto  de 7000 dólares, y que optó por la única política de autor  factible: la de enriquecer significativamente el encuadre y crear una estructura jugando con las texturas por medio de la luz y el color, los filtros de colores, la profundidad de campo, situando objetos relevantes para el desarrollo de la secuencia en primer plano, generalmente desenfocado, elementos que funcionan a modo de acotaciones que dan coherencia a una trama que renuncia a la estructura dramática tradicional.

Los personajes pasan de unos escenarios a otros sin lógica aparente y van haciendo avanzar la historia mediante unos diálogos propios de un grupo de amigos ingenieros que llegan a resultar cargantes y privan a la imagen de la poesía que exige un relato que habla de viajes en el tiempo, pero que carece de magia e imaginación, salvo para quien se emocione viendo cables, chips, televisiones de tubos catódicos y otros objetos de apariencia tecnológica. Los constantes cambios de ubicación que van generando las diferentes secuencias se van enlazando con sobreimpresiones, fundidos encadenados, pantallas negras, que no sólo hacen la función de conectores, sino que permiten la integración de los personajes en el contexto, ya sea el garaje, el almacén o la Universidad.

Los cambios de punto de vista, de planos objetivos a subjetivos no responden a una necesidad narrativa, sino a la de fragmentar el discurso para hacerlo más llevadero en algunas ocasiones, pero también simultaneando en el encuadre dos acciones paralelas aprovechando la disposición de las estancias, la existencia de pilares o cualquier otro recurso que impida el constante ejercicio de cortar y pegar que exigen el plano/contraplano y el cambio de perspectiva constante.Cámaras circulares, travellings sencillos y picados desde azoteas son recursos lingüísticos que se usan con frecuencia por quien no dispone de mucho más para ejecutar su idea. Si nos hemos centrado en el aspecto técnico es porque con muy poco dinero (algunos quizá lo harían con menos) consiguen cierta dignidad tecnológica con buenos resultados visuales, ya que la historia de viajes en el tiempo, sin fundamento científico y muy poca imaginación ( lo de las cajas sonroja) carece de interés, y agota y exaspera desde el primer minuto en que empieza el bla-bla-bla, hasta el último segundo del film, ya que los créditos caben en una pantalla, al ser Carruth el gran artífice y casi el único técnico y creativo de su película. Una experiencia que nos lleva a una reflexión:  un film del género peplum ubicado en Roma no es mejor porque los actores hablen en latín y el público necesite verlo cientos de veces para entender algo.



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