Rich Hill









Ficha técnica:

Título original: Rich Hill
País: Estados Unidos.
Año: 2014.
Duración: 91 minutos.

Dirección: Tracy Droz Tragos, Andrew Droz Palermo.
Guión: Tracy Droz Tragos, Andrew Droz Palermo.
Dirección de Fotografía: Andrew Droz Palermo.
Música: Nathan Halpern.
Edición: Jim Hession.
Diseño de sonido: Pete Horner.

Productores: Tracy Droz Tragos y Andrew Droz Palermo
Productor ejecutivo: Robert A.Compton y Michael J.Zak.
Compañías. Productora: Dinki Pictures.

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Intérpretes:

Documentary.

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Sinopsis:

Documental sobre Rich Hill, un  pueblo empobrecido de Estados Unidos,ubicado en la carretera interestatal 49 a través de Missouri, que cuenta con una población de 1,396 vecinos. La historia se centra en tres muchachos, quienes se hacen camino entre su familia, sus sueños y la realidad: Harley Appachey y Andrew


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Premios:

2014: Premio al Mejor Documental en el Festival de Sundance.


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Comentario:

Las primeras imágenes del documental, constituido por planos cortos descriptivos, nos permiten situarnos rápidamente en un habitat propio de la white trash americana absolutamente desolador. Los vecinos de estos pequeños núcleos poblacionales son los receptores del detritus del sueño americano: grandes coches herrumbrosos y con abolladuras en sus laterales, casas de apariencia aceptable en su exterior, que se transforman en auténticos estercoleros apenas se cruza en el umbral, en cuyo interior se hacinan familias, en ocasiones numerosas. En el exterior adolescentes, algunos casi niños, fuman sin parar y muestran cierto cansancio por la vida en un infierno del que desean salir. El único contacto con una realidad diferente lo constituye el High School, al que llegan en los archiconocidos autobuses amarillos un pseudo-símbolo que representa una cara uniforme de los estudiantes de secundaria de un país que presume de ser la primera potencia mundial.

Rich Hill es un pueblo como hay cientos en los Estados Unidos, el prototipo de muchas películas de terror, en las que se une a la pobreza la ignorancia y la superstición. Sus habitantes se sienten orgullosos de su bandera, de su música country y de la comida basura,aunque algunos niños sueñan en 'mudarse'a China y disfrutar del bienestar de este lejano país, que conocen por los videojuegos y los comics; otros piensan que Dios debe tener mucho trabajo en el resto del mundo para tenerlos tan abandonados. Mas, a medida que avanza el film el espectador se va cuestionando cuál es la causa por la que blancos americanos hayan caído en semejante degradación, y las intervenciones de los diferentes personajes van despejando las dudas: la ignorancia, el desprecio por la educación, que ha empujado a muchos jóvenes a salir prematuramente de sus casas y a tener hijos con parejas que se hallaban en la misma situación, chicos y chicas que pasan de vivir con sus madres a ser ellos mismos padres y madres de otros, y que, incapaces de gestionar sus propias vidas y las de los que dependen de ellos, pasan los días delante de la televisión o durmiendo, con breves intermedios para ingerir alimentos envasados que engordan su cuerpo y ensucian el suelo con sus envases.

Pero si algo sorprende sobremanera es la conciencia que tienen los jóvenes protagonistas de este documental de su situación de la falta de oportunidades en el país de las oportunidades, de la falta de techo en el universo de los rascacielos y de que por mucho que se esfuercen tienen muchas probabilidades de acabar como sus padres, y formar un hogar tan triste como el suyo a los 17 años. Es el destino de los pobres que no tienen posibilidad de planear su futuro y que alcanzan la edad en la que se pierde definitivamente el trabajo y las ilusiones a los 33 años. La vuelta al hogar de la abuela, todavía joven, se ve como una tabla de  salvación para muchos de ellos.Esta realidad es narrada de la forma más cruda, con planos inclinados que muestran los interiores de las estancias desvencijadas, intentando mostrar el daño que ha producido en la casa y su mobiliario la desidia y el descuido, provocado por la falta de interés en una vida que no ofrece recompensas, y la escasez de perspectivas de futuro por el desprecio hacia la educación, la única arma de los desahuciados.





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