Un amigo para Frank. Jake Schreier
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Ficha técnica:
Título original: Robot & Frank.
País: USA.
Año: 2012.
Duración: 89 minutos
Dirección: Jake Schreier.
Guión: Cristopher D. Ford.
Dirección de Fotografía: Matthew J.Lloyd, c.s.c.
Música: Francis and the Lights.
Edición: Jacob Craycroft.
Coordinador de especialistas: Chris Cenatiempo.
Director artístico:Lisa Myers.
Decorador delset: Nicholas Gatto.
Attrezzista: Adrien Blanc.
Diseño de producción: Erika Munro.
Jefe de Departamento de maquillaje: Kalaadevi.
Jefe de Departamento de peluquería:Theresa MarraSiliceo.
Productores: Lance Acord, Jackie Kelman Bisbee, Sam Bisbee y Galt Niederhoffer.
Productores ejecutivos: Danny Rifjin, Delaney y Jenna Schultz,Bob Kelman, Tom Valerio, Bill Perry,Jeremy Bailer, Ann Porter, Stefan Sonnenfeld.
Co-productores:Erika Hampson, Cody Ryder.
Productor asociado:Theodora Dunlap.de producción: Sharon Lomofsky.
Diseño
Compañías. Productoras: Dog Run Pictures, White Hat Entertainment, Park Pictures, TBB, Stage 6 Films.
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Frank Langella: Frank,
James Marsden: Hunter,
Liv Tyler: Madison,
Susan Sarandon: Jennifer,
Jeremy Sisto: Sheriff Roowlings,
Jeremy Strong: Jake,
Rachel Ma: Robot,
Bonnie Bentley: Ava,
Joshua Osmond: Flattop,
Dario Barroso: Freckles,
James D. Compton: Sheriff Skinny.
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Sinopsis:
Frank es un viejo y solitario cascarrabias que tiene una gran pasión por los libros. De hecho, su única amistad es la que mantiene con una bibliotecaria. Su vida es muy tranquila y rutinaria, pero todo cambia cuando su hijo decide regalarle un robot que se encrgará de cuidarle. Por increíble que parezca el anciano comenzará a hacerse amigo de la máquina y a enseñarle alguna de sus habilidades secretas.
En un futuro no muy lejano, la integración de los robots en la vida humana hará posible que surjan androides programados para cuidar personas mayores. Esa es la solución que encuentran Hunter y Madison para su anciano padre Frank, un jubilado ladrón de joyas de guante blanco 'que parece cortado por el patrón de Clint Eastwood', cuyas pérdidas de memoria son cada vez más frecuentes. Vive solo en una vivienda unifamiliar en el campo, donde recibe con desgana las visitas de sus hijo y las videoconferencias de su hija. Tras vencer su aversión inicial por la tecnología, el robot será para Frank un amigo atento y preocupado por su bienestar que contribuirá a su mejoría. Lo malo es que entonces se despierta en el anciano el deseo de volver a ejercer como ladrón de joyas. Luminosa y tierna, Robot & Frank integra elementos de ciencia-ficción en una historia profundamente humanista.
Crítica:
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Un amigo para Frank se inscribe en los márgenes del cine indie. Un giro final del guión, relacionado con la verdad que se esconde tras la atracción amorosa que Frank siente por la madura-pero-atractiva encargada de la biblioteca del pueblo, Jennifer (...) , intenta poner en cuestión todo el entramado del relato, queriendo hacernos dudar sobre la verosimilitud de lo que hemos visto, pero el resultado carece de la fuerza deseable. Un amigo par Frank viene a ser una digresión sobre la soledad y la vejez...(Tomás Fernández Valentí. Un amigo para Frank. Mi amigo el robot. Dirigido por...Mayo 2013).
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Comentario:
El problema de basar los análisis de las películas en la evolución del estilo del que se pone al frente de un equipo técnico cinematográfico, una obra colectiva, salvo algunas excepciones, se hace evidente cuando nos enfrentamos a la opera prima de un cineasta, del que apenas sabemos nada, y cualquier esfuerzo por ignorar su guión (cada vez sé menos a que se refieren cuando hablan de él) o la temática y centrarnos en la relación entre el filme y sus responsable en lugar de hacerlo entre la cinta y la sociedad en la que se ha generado, es que ya no sabemos qué camino tomar y comenzamos a divagar, como hace Tomás Fernández Valentí, al situar la película en los márgenes del cine indie, que es como no decir nada, ya que no se afirma que su estética sea la propia de este género, ni tampoco todo lo contrario.
Mientras en España nos lo pasábamos bomba riéndonos de los viejos (ahora de los vascos, de los catalanes o de quien venga después), con películas tan bizarras como 'Es peligros casarse a los 60' de Mariano Ozores (1981),que se inscribe en una larga y casposa tradición, en la que los españoles iban al cine a reírse de sus abuelos, Ron Howard preparaba el lanzamiento de Cocoon, (1985), una amarga crítica cínica, y a ratos desvergonzada, como ya veremos, de una sociedad que se enfrenta a la terrible pregunta que se hace Tamara Jenkins en La familia Savage y que compartíamos en nuestro post de 2 de agosto de 2014, ante una película que se planteaba no solo el destino universal del hombre y de todos los seres que habitan nuestro planeta, sino que trataba de una de las decisiones más difíciles que ha de tomar cualquier 'ser humano' en su vida: ¿Qué hacer cuando un padre o una madre que han cuidado de nosotros, necesita que nosotros cuidemos de él o de ella? La organización social actual y los recursos económicos disponibles no permiten, con frecuencia, cuidar de los ancianos en casa, y muchos optan por instituciones como las que aparecen en la película, con nombres sugerentes como 'Greenhill Manor, una comunidad para ellos', que asume el compromiso de proporcionarles la más alta calidad de cuidados, paraiso que se vende con canciones como Cheeck to Cheeck (mejilla contra mejilla) de Irving Berlin.
Ron Howard nos regala un primer plano de un alienígena camuflado dentro del cuerpo de un hombre, llorando por primera vez en su vida y soprendiéndose al tocar una lágrima que se deslizaba por sus mejillas, al ver la crueldad de los humanos, que no solo desprecian la vida de los demás, sino que minusvaloran los esfuerzos ajenos; al descubrir las propiedades rejuvenecedoras de las aguas de una casa vecina a su residencia, se introducen en masa en su piscina en la que se conservan unos cocoon con apariencia de grandes pedruscos que contienen seres procedentes de otro planeta, una especie de cápsulas en las que hibernan en espera de ser trasladados a su lugar de orígen. El film plantea la necesidad del ser humano de sentirse útil y productivo hasta el fin de sus días, algo que se les garantiza en un nuevo mundo, un sentimiento que constituirá el leitmotif de la saga del Hotel Marigold, en la que sus protagonistas buscan una pequeña actividad para hacer más llevadera su vida cotidiana, que ellos mismos se encargan de hacer agradable.
Todas estas películas plantean la soledad de la vejez, que, a veces se debe a la incapacidad física de los ancianos y otras a una auténtica marginación. Schreier añada la pérdida de memoría, el debilitamiento de la razón que hace a los seres humanos superiores a otros animales, ya que su especialización, la que les hizo erigirse en especie dominate, reside en su cerebro. Algunos enferman de Aztheimer antes y de forma más dramática, (Siempre Alice); Franz pierde sus recuerdos de forma paulatina y selectiva, algo más propio de otras afecciones de la edad, pero a la vez más cínica, divertida y justiciera. Antiguo 'ladrón de guante blanco' robaba joyas de alta gama, y pasaba la factura a los seguros, una organización de sinvergüenzas, como ha demostrado la crisis que padecemos, de tal forma que nadie perdía en la jugada. Para llevar a cabo sus planes se apoyaba en un robot que su hijo le había comprado para que vigilara su alimentación y su salud, que, al carecer de moral y de conciencia actuaba como lo que era, una máquina precisa que hacía aquello para lo que la programaban.
Una magnífica aportación a la lucha contra el edadismo o la discriminación de todos y cada uno de nosotros por la edad, incluso siendo jóvenes, porque siempre hay quien es más bisoño que tú, con un final demoledor, que muestra la soledad del individuo frente los largos pasillos vacíos asépticos y sin vida .Las escaleras con unas barandillas que evocan un museo (El Guggenheim de New York durante la noche, cuando los visitantes lo han abandonado), son de tal magnitud que Frank se ve desamparado y empequeñecido, tras despedirse de sus dos hijos, el varón, que acude a verlo siempre solo, sin sus propios hijos ni su esposa, a la que nunca vemos, y la chica, que se escapa hacia un país del tercer mundo para ejercer la caridad. Unos pocos detalles nos hacen dudar acerca de si la historia que hemos visto es real o imaginada por Frank: la nota que Hunter, el hijo, deja en su mano, el huerto que plantó el robot, la presencia de la bibliotecaria junto a lo dos hermanos que visitan a su padre en su 'nuevo hogar', que ve a sus compañeros de residencia acompañados de robots iguales al suyo. Hoy sabemos que se han hecho grandes negocios a costa de las necesidades de las personas mayores.¿Fue este final el que decidieron evitar los protagonistas de Cocoon? Es una buena pregunta.
El gran éxito de la película (86 % de aprobación de la crítica y 75% del público, según Rotten Tomatoes), han sido decisivos para confiar y ponerle al frente de un nuevo proyecto amparado por la Fox: 'Ciudades de papel', que esperamos guarde alguna relación de calidad con Fran & Robot, que incorpora una triste y cruel metáfora: la de acabar nuestros días acompañados de un robot, frío, que admite algún abrazo como el que le da Frank mientras lo desconecta, al que no puede corresponder, por mucho que sirva a nuestros propósitos.
Ron Howard nos regala un primer plano de un alienígena camuflado dentro del cuerpo de un hombre, llorando por primera vez en su vida y soprendiéndose al tocar una lágrima que se deslizaba por sus mejillas, al ver la crueldad de los humanos, que no solo desprecian la vida de los demás, sino que minusvaloran los esfuerzos ajenos; al descubrir las propiedades rejuvenecedoras de las aguas de una casa vecina a su residencia, se introducen en masa en su piscina en la que se conservan unos cocoon con apariencia de grandes pedruscos que contienen seres procedentes de otro planeta, una especie de cápsulas en las que hibernan en espera de ser trasladados a su lugar de orígen. El film plantea la necesidad del ser humano de sentirse útil y productivo hasta el fin de sus días, algo que se les garantiza en un nuevo mundo, un sentimiento que constituirá el leitmotif de la saga del Hotel Marigold, en la que sus protagonistas buscan una pequeña actividad para hacer más llevadera su vida cotidiana, que ellos mismos se encargan de hacer agradable.
Todas estas películas plantean la soledad de la vejez, que, a veces se debe a la incapacidad física de los ancianos y otras a una auténtica marginación. Schreier añada la pérdida de memoría, el debilitamiento de la razón que hace a los seres humanos superiores a otros animales, ya que su especialización, la que les hizo erigirse en especie dominate, reside en su cerebro. Algunos enferman de Aztheimer antes y de forma más dramática, (Siempre Alice); Franz pierde sus recuerdos de forma paulatina y selectiva, algo más propio de otras afecciones de la edad, pero a la vez más cínica, divertida y justiciera. Antiguo 'ladrón de guante blanco' robaba joyas de alta gama, y pasaba la factura a los seguros, una organización de sinvergüenzas, como ha demostrado la crisis que padecemos, de tal forma que nadie perdía en la jugada. Para llevar a cabo sus planes se apoyaba en un robot que su hijo le había comprado para que vigilara su alimentación y su salud, que, al carecer de moral y de conciencia actuaba como lo que era, una máquina precisa que hacía aquello para lo que la programaban.
Una magnífica aportación a la lucha contra el edadismo o la discriminación de todos y cada uno de nosotros por la edad, incluso siendo jóvenes, porque siempre hay quien es más bisoño que tú, con un final demoledor, que muestra la soledad del individuo frente los largos pasillos vacíos asépticos y sin vida .Las escaleras con unas barandillas que evocan un museo (El Guggenheim de New York durante la noche, cuando los visitantes lo han abandonado), son de tal magnitud que Frank se ve desamparado y empequeñecido, tras despedirse de sus dos hijos, el varón, que acude a verlo siempre solo, sin sus propios hijos ni su esposa, a la que nunca vemos, y la chica, que se escapa hacia un país del tercer mundo para ejercer la caridad. Unos pocos detalles nos hacen dudar acerca de si la historia que hemos visto es real o imaginada por Frank: la nota que Hunter, el hijo, deja en su mano, el huerto que plantó el robot, la presencia de la bibliotecaria junto a lo dos hermanos que visitan a su padre en su 'nuevo hogar', que ve a sus compañeros de residencia acompañados de robots iguales al suyo. Hoy sabemos que se han hecho grandes negocios a costa de las necesidades de las personas mayores.¿Fue este final el que decidieron evitar los protagonistas de Cocoon? Es una buena pregunta.
El gran éxito de la película (86 % de aprobación de la crítica y 75% del público, según Rotten Tomatoes), han sido decisivos para confiar y ponerle al frente de un nuevo proyecto amparado por la Fox: 'Ciudades de papel', que esperamos guarde alguna relación de calidad con Fran & Robot, que incorpora una triste y cruel metáfora: la de acabar nuestros días acompañados de un robot, frío, que admite algún abrazo como el que le da Frank mientras lo desconecta, al que no puede corresponder, por mucho que sirva a nuestros propósitos.
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