White God (Dios Blanco).




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Ficha técnica:

Título original:  Fehér isten.
País: Hungría-Alemania-Suecia.
Año: 2014.
Duración: 121 minutos.

Director: Kornél Mundruczó.
Guión: Kornél Mundruczó, Victória Petrányl y Kata Wéber.
Casting: Zsofia Psotta, Tzahi Grad, Sandor Zsótér, Lili Monori, Lili Horvath Dirección de Fotografía: Marcell Rév. Color.
Música. Asher Goldschmidt.
Montaje: David Jancsó.
Coordinador de animales: Teresa Ann Miller.

Productoras: Eszter Gyárfás y Viktória Petrányi.
Compañías. Productoras: Proton Cinema, Filmpartners, Pola Pandora Filmproduktion, ZDF/Arte, The Chimney Pot, Film i Väst.


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Intérpretes:

Zsófia Psotta: Lili,
Sándor Zsóter: Dániel,
Lili Horváth: Elza,
Szaboks Thuróczy: el anciano,
Lili Monori: Bev,
Károly Ka Ascher: Péter,
Hans van  Vilet: Ivan,
Ferenc Lakatos: Dick,
Vanda Verle: Trixi,
Bence Csepeli: Diamond.


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Sinopsis:

Lili (Zsófia Psotta) debe convivir con su padre, un adusto inspector de mataderos que ve a los animales como mercancía,  durante tres años, cuando su madre marcha de viaje fuera del país, a Australia, junto a su nuevo compañero. La distancia paternofilial entre  ambos, ya existente, se agranda con la negativa del padre de pagar el impuesto obligado que privilegia a los animales con pedigree e impone fuertes tributos a los propietarios de perros mestizos, los que no son de pura raza, situación en la que se encuentra Hagen, el can vulgar  de la niña que se convertirá en cabecilla de una rebelión. La situación ir´evolucionando hacia una revolución canina, violenta y vengativa,  que se apodera de la ciudad, momento en el que se vuelve a la secuencia inicial, utilizando la estructura circular explicativa. Una  metáfora de cómo la sociedad olvida con prontitud de donde viene, lo que la aboca sin remedio, tras un proceso de pseudo-aburguesamiento, a la represión y la violencia de la que consiguieron  salir con mucho esfuerzo. Una advertencia que vale para muchos países europeos que salieron con esfuerzo de diferentes dictaduras, mejoraron su situación con la democracia, se aburguesaron y se dirigieron de nuevo al precipicio por el que están a punto de caer de la forma más irreflexiva.


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Críticas:

Israel Paredes Badía, siguiendo una corriente crítica que valora ante todo una película en relación con otras producciones del director, aunque convendría que no olvidáramos que las obras cinematográficas son, en su mayor parte, producto de la colaboración.  Así pues nos recuerda que: "La carrera de Mundruczó comenzó en los contornos del drama de imagen granulada y sucia, de cámara en mano y acercamiento a la realidad de su país desde una postura frontal y directa, trabajando las historias y los personajes a partir de una mirada que no evitaba encarar cualquier tema por controvertido que éste fuera. Basta recordar la dureza de Pleasant Days (2002) o de la posterior Delta (2008) y, más adelante, Semilla de maldad (Tender son). Pero si en algo ha ido evolucionando, o derivando, Mundruczó, y que se hace más evidente  en White God, es en el abandono del realismo de manual para ir introduciendo paulatinamente elemento de índole fantástica, sin con ello dar la espalda a sus inquietudes, que el cineasta utiliza a modo alegórico o metafórico..." (Volver a saber mirar. Dirigido por..., junio 2015).

Daniel Krauze hace las siguientes matizaciones: "En las caricaturas gringas, los leones cantan, los venados lloran y los pingüinos surfean. En el cine hollywoodense las mascotas arquean las cejas, caminan en dos patas y se comportan como si César Millán las hubiera entrenado. Hagen y yo, película húngara dirigida por Kornél Mundruczó, tiene la virtud de devolverle animalidad al animal. Aunque su tramposa traducción pretenda despistarnos, aquí no hay nada similar a Marley y yo. Los perros de White God (Dios Blanco: su título original) orinan, muerden, desconocen, ladran y gruñen. Sufren como animales, no como personas (...) La leamos como una parábola sobre las rebeliones de los oprimidos o un comentario sobre el vínculo (o el insondable abismo) entre el hombre y el reino animal, Hagen y yo es una película con los colmillos de fuera. Perro que ladra sí muerde. " (La salvaje otredad de los animales. El Financiero).

Stephen Dalton sigue profundizando en la cuestión: "La premisa de esta coproducción húngara / alemana / sueca  es sólida, incluso si la ejecución se siente un poco floja y el tiempo de la realización demasiado largo. Los valores de producción también son fuertes, con algunos elementos técnicos impresionantes, en particular los miembros del elenco de animales altamente capacitados (...) Según Mundruczo, White Dios pretende ser una declaración de solidaridad con  las personas marginadas y oprimidas. Es cierto que hay fuertes ecos de limpieza étnica al estilo nazi en su representación de una sociedad intolerante que impone  nuevas leyes duras contra los mestizos, un tema cada vez más oportuna a la luz de las recientes ganancias electorales por neonazi partido húngaro Jobbik. Otra alusión antirracista se codifica en el título de la película, un juego de cultish 1982 película de Sam Fuller 's perro blanco, sobre un pastor alemán vicioso entrenados para atacar a personas de piel oscura." (Dios Blanci ('Feher Isten': Cannes . Comentario. The Hollywood Reporter).


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