El árbol de la vida. Terrence Malick (DVD-Blu-ray)




ATRAPADO POR EL CIELO




Ficha técnica: 


Título original: The tree of life. 
País: USA. 
Año: 2011. 
Duración: 139 minutos. 

Dirección: Terrence Malick.  
Guión: Terrence Malick.
Casting: Francine Maisler, CSA, Vicky Boone.
Fotografía: Enmanuel Lubezki, ASC, AMC.
Música: Alexandre Desplat. 
Montaje: Mark Joshikawa, Billy Weber, Hank Corwin, Jay Rabinowitz, ACE y Daniel Rezende.
Dirección artística: David Crank.
Decorador del set: Jeannette Scott.

Diseño de Vestuario: Jacqueline West.
Jefe de departamento de maquillaje: Darylin Nagy.
Jefe de departamento de peluquería: Kelly Nelson.

Productor: Donald Rosenfeld.
Co-productor: Nicolas Gonda.
Producción: Sarah Green, Brad Pitt, Grant Hill, Dede Gardner y William Polahd.
Diseño de producción: Jack Fisk.
Compañías productoras: River Road Entertainment, Cottonwood Pictures, Plan B Entertainment para Searchlight Pictures. 

Premios:


  • Palma de Oro en Cannes 2011,
  • Gran Premio de la FIPRESCI 2011 



 Intérpretes: 



Brad Pitt: Sr. O'Brien. 
Sean Penn: Jack. 
Jessica Chastain: Sra. O'Brien. 
Kari Matchett: ex de Jack. 
Fiona Shaw: : la abuela. 
Joanna Going: la esposa de Jack. 
Hunter McCracken: Jack niño. 
Tye Sheridan: Steve. 
Laranie Eppler: R.L. 
Cole Cockburn: Harry Bates 
Dustin Allen: George Walsh, 
Kelly Koonce: Padre Haynes. 


Sinopsis:



Terrence Malick presenta su quinto film desde que debutó como cineasta en 1973: El árbol de la vida, una historia ubicada en la Texas de los años 50, cuyo protagonista, Jack, creció entre un padre autoritario y una madre cariñosa y generosa, esquema que calca la realidad de muchos seres humanos. El nacimiento de dos hermanos pronto le obliga a compartir el amor paternofilial, y más tarde a enfrentarse al individualismo fanático de un padre obsesionado con el éxito de sus hijos. Hasta el día en que se produce un trágico suceso que perturbará ese frágil equilibrio. Tema universal y atemporal, aunque Malick prefiera refugiarse en otros tiempos para conseguir el distanciamiento necesario y la menor implicación emocional.


Comentario: 


Es bien conocido por todos los amantes del cine que la diégesis de un relato, la recreación del  mundo imaginario en el que tienen lugar los acontecimientos narrados es un constructo mental en cuya elaboración contribuyen quienes se sitúan a un lado y otro de la pantalla, los constructores de la historia y los receptores del mensaje, y, tanto en unos como en otros, influye no sólo la sensibilidad y la ideología, sino el estado de ánimo y las situaciones emocionales y el contexto histórico por las que atraviesa el sujeto, el actante y promotor del significado. Hoy, cuando muchos realizadores, alcanzado cierto prestigio, vuelven su mirada hacia Terrence Malick, nos sentimos como el granadino García Lorca, el poeta trasladado desde su hábitat natural.el pequeño pueblo de Fuente Vaqueros, primero a la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde Dalí y Buñuel lo obligaron a levantar traumáticamente el vuelo y encaminarse al reino de las vanguardias áridas e intelectuales, y más tarde en la metrópoli de la cultura occidental del siglo XX: la ciudad de New York. Cada vez que las cámaras se elevan hacia el cielo y nos hacen sentir nuestra insignificancia, ya sea ante los gigantescos rascacielos o las copas de elevadísimos árboles que buscan la luz, nos sentimos como el poeta: atrapados por el cielo. El dejar crecer los cabellos  e introducirse por el camino elegido de la automarginación es una decisión individual: cada cual elegirá su posición en la difícil crisis que el mundo está atravesando, que no sólo afecta al plano económico, sino al anímico y vital; unos caerán en el misticismo, en la esperanza en un reencuentro con sus seres queridos; otros preferirán buscar consuelo en soluciones más mundanas y pragmáticas que lo alivien aquí y ahora.

En 2011, cuando Malick hizo su película y el mundo se debatía ante la incertidumbre ante un nuevo horizonte que se avistaba, cuando el hombre no era todavía consciente de cómo iba a ser su travesía por un desierto que acababa con el sueño de un desarrollo sostenible, el film del realizador sirio-libanés se introducía por el sendero de la espiritualidad más oscura, contándonos una historia en la que nada era explícito, ni la culpa ni el remordimiento de unos personajes desdibujados  entre el flashback y el flash forward, inmersos en un panteísmo original  en el que sólo emergía claro un mensaje: de la misma forma en que Dios te da graciosamente lo que da sentido a tu vida, te lo quita y te somete a las pruebas más duras. El 15 de septiembre del mismo año escribíamos este post:

El cineasta, que siempre había tenido dificultades de financiación, prefirió refugiarse en la naturaleza, lejos de las ciudades y su civilización, en caminos polvorientos y montañas, ríos y campos de trigo, y distanciarse de su tiempo para analizar la crueldad del hombre; este extrañamiento lo práctica mediante el metalenguaje audiovisual, con el empleo de una voz narrativa con registros distintos y complementarios, voz en off de un narrador omnisciente que no sólo comenta o anticipa los hechos, a modo de acotación, sino que se implica e interpreta alegóricamente a los propios personajes, como si de su alter ego se tratara. Cineasta de la palabra le llama Nestor Almendros (Terrence Malick. Otras voces, otros ámbitos. Dirigido por...Septiembre 2011 ), que no niega la convicción de la imagen. 


El árbol de la vida retoma uno de sus antiguos proyectos llamado Q., que Nestor Almendros considera la obra definitiva del director: " Para contar la muerte de un hijo, Malick acude al pasado, ni más ni menos que al origen del mundo", y mantiene un difícil equilibrio entre la minuciosidad y cierta artificiosidad, entre lo sublime y lo ridículo, lo exultante y lo retórico, de la poesía que aletea frágil a una concepción bastante 'new age' de la percepción judeocristiana que contine la historia. La confluencia con Kubrick no es sólo temática, sino iconográfica, buscada deliberadamente y afianzada con la colaboración de Douglas Trumbull, autor de los efectos especiales de 2001; una de las imágenes más impactantes y poderosas y al mismo tiempo de mayor carga simbólica es la del recién nacido que cabe en la palma de la mano del padre. La muerte convulsiona, como en todos sus filmes, las conciencias de los que siguen vivos, y les obliga a repensar su pasado. La crítica no fue muy benévola con el último film de Malick, a pesar de que su vida profesional ha dado un giro de 360 grados, y a los 67 años ha comenzado a producir a un ritmo jamás alcanzado hasta ahora.

¡El árbol de la vida' no fue bien recibido ni por los críticos, ni por los comentariastas de la red. Carlos Prieto decía a sus lectores en el diario 'Público' que :" Si esta película le parece a alguien tediosa, le devolvemos el dinero. (Viernes 23 de septiembre de 2011), concluye su artículo diciendo que "la película es tan ambiciosa/pretenciosa que a su lado 2001. Una odisea del espacio parece Yo soy la Juani. ¿Bodrio u obra maestra? Puede ser que un poco de ambos. Los cobardes que se queden en casa. La cosa se ha salido de madre por el protagonismo de Brad Pitt y Sean Penn que ha desorientado a un público desacostumbrado al cine de ensayo y no el cinéfilo y urbanita al que iba dirigido." El mismo crítico señala las intervenciones de los internautas en los foros de la red: " Si algún amigo os sugiere ir a verla, ¡apalizadlo!. Ni es amigo ni es na!". Frente a estas críticas tan radicales Cahiers du Cinema, le dedica la portada y las páginas del Gran Angular"

Concluíamos entonces diciendo "que hay algo que ha conseguido Terrence Malik: que todos hablen de su película que a fin de cuentas no merece tantos ríos de tinta ni tanto debate. No vamos a discutir que utilice bien el discurso audiovisual cinematográfico, ni de que su cine sea un cine de gestos, que lo es hasta el cansancio, pero superado el análisis formal e introduciéndonos en lo que quiere transmitir a la sociedad nos enfrentamos a un discurso manido, repetido, que no aporta nada nuevo, excepto quizás al propio director. Podemos dividir el film, de acuerdo con su significado, en dos partes: La primera es una plegaria dirigida a Dios por una familia creyente a causa de una pérdida importante en su seno, y la búsqueda de una respuesta a la pregunta de por qué razón han sido elegidos ellos para realizar este penoso tránsito en su vida. Esta respuesta viene de la mano del Santo Job, al que dios le quitó todo menos la fe , y en forma de una amalgama de imágenes que van adquiriendo el sentido que busca su artífice a medida que progresa el film con el apoyo de distintas voces que aportan diferentes puntos de vista de los protagonistas y una voz en over que las va unificando. Semiesferas de planetas en primer plano, seguidas de vientres maternos en cuyo interior se está creando la vida, cámaras que se mueven con libertad en el momento del parto, en el que el niño sale despedido al espacio desde el útero materno, sufriendo esa sensación de vértigo que le acompañará toda la vida, son símbolos de la mujer como receptáculo del semen que generará nuevas vidas. 

Pero del mismo modo que Dios crea la vida, la quita, y este círculo en que se encierra el misterio del universo se intenta explicar acudiendo a la naturaleza: origen del mundo, animales que se atacan y después se conceden la gracia...Una galería de retratos, que siempre incluyen esos gestos que queremos que queden en el recuerdo, en los que incluso se inscribe el estadio del espejo ante el que el niño descubre su ego fragmentado , se completa con un ambientación, más que física, metafísica destinada a que el hombre acepte, no como prueba, sino como condición humana, que tanto para los éxitos y alegrías como para los fracasos y desgracias, depende exclusivamente del dios creador. No sé dónde queda el libre albedrío. ¿Es también dios el responsable de las guerras, en una de las cuales se entiende que muere el hijo? La segunda es narrativa y nos muestra una sociedad patriarcal de hombres blancos, en la que el padre funciona como un auténtico pater familias, haciendo daño constantemente a la suya propia, por su bien ( una idea preconcebida que ponen en práctica aquellos que imponen su criterio a los demás sin contar con ellos)  a imagen y semejanza de su dios, mientras la madre nunca habla, desautorizando al hombre con su actitud. En el seno de esta familia sometida a tantas pruebas, se generan los peores monstruos del hombre: el resentimiento, el odio, el deseo del mal para el prójimo, contemplados como otra prueba del cielo, que supera, una vez sale de la gran matriz, simbolizada por largos pasillos en forma de túnel al final del cuales se abre una puerta por la que penetra la luz."

Terrence Malick disfrutó de la colaboración del tres veces oscarizado Emmanuel Lubezki ( Gravity , 2014, dirigida por Alfonso Cuarón, y Birdman, 2015,  y El renacido'. 2016, ambas de Alejandro G.Iñárritu), un colaborador necesario para crear atmósferas místicas y metafísicas, esa reflexión en torno al hecho de que estamos aquí de paso y de que todo lo que se nos da puede ser arrebatado por quien graciosamente nos lo concedió. Muchos cineasta actuales realizan algún homenaje en forma de breve cuña a Malick y su visión de la vida, y se sienten igualmente atrapados por un cielo del que procede la amenaza que puede venir de este mundo o de universos sobrenaturales, aunque no es preciso ser creyente para disfrutar con el cine de Malick, advierte alguno de sus críticos.




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