La camarera Lynn. Ingo Haeb.











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COMENTARIO:



La respuesta alemana a 'Cincuenta sombras de Grey' (en todos los carrillos)



El crítico de 'The Hollywood Reporter' realiza una afirmación muy ambigua en relación con el film que dirige Sam Taylor-Johnson, 'Cincuenta sombras de Grey', ya que la película que dirige Ingo Haeb parece la pesadilla de Anastasia y Christian una vez envejecidos, cuando han probado los sinsabores de la decepción, el desengaño y la soledad, y deben enchufar un ordenador y ponerse una película mientras limpian la casa, para no sentir su aislamiento y la falta de comunicación con otro ser humano. Pero entre los personajes de Sam y de Ingo hay un abismo: los primeros son altivos, ricos, empoderados, mientras la protagonista del alemán es una joven de orígenes modestos, una clase media baja que vive en una de esas casas exentas, en el campo, propias de ciertas zonas de Alemania y Austria. Una joven desempoderada por un Trastorno Obsesivo Compulsivo que le provoca una obsesión por la limpieza, y una tendencia, también obsesiva, al voyeurismo que la empuja a esconderse bajo las camas de las habitaciones que limpia para observar todas las posibilidades de relación entre un hombre y una mujer, o dos hombres o dos mujeres, en una habitación, y reproducir en la ficción o la realidad lo que ve.

Concebida como una sesión de psicoanálisis (nunca se ve al galeno), La camarera Lynn está contextualizada en un ámbito socio-económico bien diferente al de Grey (rural/urbano; clase media baja/clase media alta, ejecutivos/trabajadores de servicios...) . Todo se torna menos ideal y la cámara se sirve de un lenguaje desnudo, modesto en las formas, vacío pero no minimalista, limpio merced al esfuerzo de Lynn, que se esmera en la desinfección e higienización de todo lo que la rodea, no porque desecha a menudo tidi lo que usa,  desde la ropa interior hasta la última silla de la casa; una joven que viaja en tren y no en Audi, es retratada con un atrezzo sencillo y una puesta en escena que busca el cinema verité, frente a la imagen de Anastasia frente a un inmenso edificio fálico que se alza en un potente contrapicado la primera vez que Anastasia va a ver a Grey a su imponente edificio propiedad de la empresa que dirige. Ingo Haeb capta una realidad más cercana, mientras la película americana recoge una percepción muy extendida entre amplias capas sociales que experimentan una realidad alternativa a la suya propia, una vida vicaria de la que la mayoría salen quemados. La camarera Lynn es un film para adultos, Cincuenta sombras de Grey está concebida para crear la falsa ilusión de un sueño americano, en el que los jóvenes pueden alcanzarlo todo, apenas cruzada la edad de la adolescencia y ser, incluso, un poco malos. Aunque muchos piensen lo contrario, la segunda opción es mucho más perversa y conduce directa al resentimiento.


La camarera Lynn es, por otro lado, una prueba de lo mal que funcionan las versiones originales subtituladas en idiomas diferentes al inglés, desde luego para quien lo domina, cuando además la protagonista se enreda en largos monólogos internos, que obligan al espectador que sabe alemán a dejar de leer el código cinematográfico constituido por imágenes que formulan ideas, en pro de una cadena de signos lingüísticos que corresponden a otras formas de representación como la lengua coloquial, literaria, científica...Se hace muy penoso  ver la película en estas ciscunstancias, por lo que es quizá más apropiada la versión doblada u original sin subtítulos.




 

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