El viento se levanta. Hayao Miyazaki.








¡EL VIENTO SE LEVANTA!
HAY QUE INTENTAR VIVIR. PAUL VALERY.


Ficha técnica, sinopsis , sinopsis, premios, críticas, cartel y trailer. (Pinchad aquí)



En su despedida, Hayao Miyazaki  nos cuenta una historia de amor romántico, intensa, dramática, entre un joven soñador, un ingeniero aeronáutico, enamorado de los aviones, de su construcción, como  el personaje creado por Tom Stoppard y llevado a las pantallas por Steven Spielberg en 'El imperio del sol',  (1987), estaba de quienes los pilotaban y daban su vida por su país; los famosos kamikazes. Su miopía le impedía pilotarlos, como a Jim su clase social y su edad.Tiempos de urgencia, en los que había que intentar seguir soñando y viviendo,  dando vida propia a los versos sueltos de Paul Valéry: "Le vent se lève, il faut tenter de vivre". Miyazaki dedica este poema a Jiro Horikoshi y Tatsuo Hori, protgonista de este film biográfico y autor de la novela  que fue adaptada al comic por el propio Miyazaki.

Miyazaki ubica su poética y sentimental historia, basada en la novela de Tatsuo Hori, en un Japón azotado por dos guerras mundiales, la Primera, de 1814 a 1818, y la Segunda, de 1939 a 1945, y un periodo entre guerras marcado tristemente por el terremoto de Kanto de 1923, la Gran Depresión que provocó el capital financiero en 1929, tras el crack de la bolsa de New York un viernes negro de 1929, que llenó de masas depauperadas los caminos del corazón del mundo desarrollado y la consecuente epidemia de tuberculosis que arraigó en cuerpos debilitados por el hambre y la miseria. Pocos podían sospechar que algo más de medio siglo después se iban a reproducir las mismas o peores condiciones: una Alemania rica y poderosa, situada en la vanguardia de la investigación tecnológica y científica, a pesar de haber perdido la guerra más cruel que ha conocido la humanidad, que se saldó con más de 60 millones de muertos, y hacer frente a las indemnizaciones derivadas de los estragos de la contienda. Hoy, Japón no es un pueblo tan pobre como lo describe Miyazaki en la primera mitad del siglo XX, pero no ha logrado salir airoso de la crisis que  hizo estallar en 1990 la burbuja financiera e inmobiliaria que señaló al país nipón como el 'ídolo de los pies de barro'.

Jiro no puede pilotar aviones y cumplir el sueño que comparte con el protagonista de 'El imperio del sol', pero tenía una gran capacidad para construir aviones, lo que lo convirtió en un personaje cercano a los héroes de sus sueños el italiano Caproni y el alemán Junkers, consciente de que sus cacharros eran armas mortíferas que ocupaban sus pesadillas, alternadas necesariamente para conseguir un equilibrio emocional con bellos sueños en los que se usaban como vehículos para la felicidad de  los ciudadanos. Miyazaki combina todos los elementos trágicos del periodo que va de 1914 a 1945, cuando el nazismo perdió la batalla, y su historia de amor, triste como el escenario en que se inscribe, parece emular la de Thomas Mann, el escritor alemán que concibió 'La Montaña Mágica', (Der Zauberberg ), su obra maestra , que narra la historia del joven Han Castorp, que inicialmente llega a Davos como visitante, y que reproduce la experiencia del propio novelista cuya mujer estaba ingresada en el sanatorio Wald  para tuberculosos. Un lugar en el que, en la actualidad,  superada la terrible enfermedad, reúne una vez al año los hombres más poderosos del mundo.

De este modo, Hayao Miyazaki contempla un periodo triste de la historia de su país, pero no duda en usar referentes culturales europeos, como los versos de Valéry. Jiro y su amada son jóvenes que pertenecen a una clase media alta ilustrada, afrancesada, como lo era la mayor parte de esta clase en los países europeos hasta bien avanzado el siglo XX, que podía permitirse el lujo de dar estudios superiores a sus hijos en pleno periodo bélico (Jiro, Ingeniero Aeronáutico, y su hermana Kayo, Médico).. Hoy es el inglés, la lengua de Shakespeare, la que ha dejado fuera de lugar a quienes no han sabido adaptarse a los nuevos tiempos, en los que la ciencia y la tecnología, que influyen en el cine, la literatura y cualquier forma de expresión, determinan el futuro de los pueblos, aunque todavía existen países en los que la clase alta se enorgullece de su situación de rentista y de disfrutar del dolce far niente. La película de Miyazaki produce un profundo malestar en quien es consciente de esta situación, una tristeza que no compensa la belleza de su puesta en escena, la poesía de sus paisajes y la bonhomía de sus personajes; si estás dispuesto a frenar el ritmo cotidiano y reflexionar, acabas hecho polvo.



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