Ghost in the Shell: el alma de la máquina. Comentario.





Ficha técnica, sinopsis, críticas, carteles y trailer. ) Pinchad aquí).


Comentario:



Hay muchas razones por las que aconsejamos 'Ghost in the Shell', la adaptación del 'manga' Masamune Shirou de Mamoru Oshii, aunque destacamos tres que nos parecen fundamentales: la primera porque presenta un futuro tecnológico en el que ya estamos entrando de lleno (gafas virtuales, anuncios en las fachadas, colocados en los grandes rascacielos, a modo de pantallas de ordenador que introducen información sin cesar, e inmensos hologramas que dotan de un aspecto muy particular al skyline de grandes ciudades asiáticas como Hong-Kong o Shangai, una tecnología conocida y aplicada a menor escala en la actualidad ). Pero, sobre todo, nos interesa la propuesta de superación de la dialéctica de género, inspirada en las teorías de la feminista  Donna Haraway, expuestas en su irónico manifiesto cyborg, que convierte el film en una profunda reflexión filosófica acerca del inmediato futuro de la humanidad.





Este manifiesto provocó una gran controversia en el universo académico feminista, porque proponía superar el género  y contemplar un nuevo ser fusionado-confundido de hombre-máquina y no podemos descartar que Rupert Sanders haya entrado en contacto con las teorías de Haraway, cuando ya es una realidad que hombres y mujeres se relacionan en la red, utilizando una comunicación hipertextual que se distribuye a través de la red  informática mundial (World Wide Web), sin que sea posible distinguir quién está detrás del emisor, si es hombre o mujer, una información que no proporciona el nombre o avatar que 'pretende' identificarlo. Hanka Robotic da un paso más  y consigue insertar en la máquina antropomorfa un cerebro humano, donde reside el libre albedrío, el alma, el espíritu o la conciencia, según las creencias de cada cual. que si bien en 'The Major', interpretada por Scarlett Johansson adopta, en su envoltorio de apariencia carnal, la forma femenina; no ocurre los mismo con los prototipos que la precedieron y que desembocaron en un fracaso de las investigaciones. Se ha especulado mucho, e incluso se han recogido firmas de protesta, por el hecho de que se haya decidido que, en una sociedad mundial que, al parecer, ha superado las fronteras, se haya decidido que los rostros de estos cyborgs adquieran la apariencia de la hoy llamada raza caucásica, aunque sean asiáticos los políticos que se han decantado por esta opción, como el 'embajador' del primer ministro, interpretado por Takhesi Kytano. Algunos críticos, como Quim Casas, han argumentado que cualquier actriz 'blanca' no hubiera sido tan creíble como Scarlett Johansson, que ha interpretado en los últimos años, de forma convincente y excepcional, papeles de 'action woman' , -la Viuda Negra en las entregas de 'Los Vengadores', 'Iron Man' y 'Capitán América', o la guerrera tecnológica de 'Lucy'-; Su personaje de híbrido-cyborg, de gestos precisos, expresiones parcas, facciones hieráticas, mirada gélida y atisbos entrecortados de emoción, resulta aún más consistente.(Ghost in the Shell: androide con conciencia. Diario 'El Periódico', 30 de marzo de 2017).





Pero hay más materia para la especulación filosófica. La revolución tecnológica no lleva consigo la expansión del 'buenismo mundial' y el fin de los vicios que enfrentan a los hombres (la avaricia, la vanidad, la ambición...), y continúan los engaños, la traición, el crimen, que inspiran la implantación en las máquinas de recuerdos falsos, de falsos atentados terroristas contra sus familias, que les insuflan el odio y los empujan a una lucha irracional y cruel que tiene mucho más que ver con la competencia empresarial y el espionaje industrial que con los valores de dios, patria y rey que los ruidos, virus y otros programas que introducen los jacquers que trabajan para las grandes corporaciones. Es en este punto en el que los creadores de esta historia nos recuerdan que el cerebro que rige y controla las máquinas es humano y dispone del libre albedrío y pueden optar por el bando en el que alinearse. Es posible que, como afirma irónicamente Haraway, en el futuro las diferencias de género se diluyan (nadie sabe, excepto unas cuantas personas que me rodean, si soy hombre o mujer); pero lo que no se puede cambiar, por muy sabias que lleguen a ser las máquinas, que acumulan el conocimiento de millones de personas (es estremecedor), existe, al menos de momento, la posibilidad de que puedan superar la independencia de lo que sea que aloja el cerebro humano, ya sean creencias para unos, ideas para otros, que permiten que este actúe con total independencia, sirviéndose de los dato que les proporciona la red y poniéndolos a su servicio, y no al revés.






La película de Rupert Sanders bebe de muchas fuentes que parten de Fritz Lang y su 'Metrópolis', pasando por 'El quinto elemento' de Luc Beson, y de la obra maestra de Ridlye Scott, Blade Runner; impactante imagen de Scarlett Johansson vigilando la ciudad desde una azotea, que nos recuerda al replicante que interpretaba Rutger Hauer, a punto de perder la vida en pleno esplendor físico. Un film que aconsejo, poque nos debe hacer reflexionar  y porque sitúa al hombre ante un futuro que no sólo condiciona su modo de vivir, sino su manera de ser, pensar y decidir.

Comentarios

  1. Interesantísima la confesión de la mujer-cyborg de que en el cuerpo no siente nada. El cerebro es el que rige su sensibiidad y sus sentimientos.Me encanta-

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