La vida interior de Martin Frost. Paul Auster.





MARTIN FROST SOLO QUERÍA PASAR DOS SEMANAS SIN HACER NADA, COMO UNA PÌEDRA...PERO QUIÉN LE IBA A DECIR. uNAS HORAS DE SILENCIO, UN POCO DE AIRE FRESCO Y DE PRONTO...


Ficha técnica:


Título original: The Inner Life of Martin Frost.
País: Estados Unidos. Co-producción USA/Francia/España.
Año: 2007.
Duración: 91 minutos aprox.

Guión y dirección: Paul Auster.
Director de Fotografía: Christophe Beaucarne.
Música: Laurent Petitgand.
Edición: Tim Squyres.
Dirección artística: Zé Branco, Paula Szabo.
Decorador del set: Joao Paulo Santos.
Sonido: Pedro Melo, Miguel Martins, Jean-Pierre Laforce.

Diseño de Vestuario: Adelle Lutz.
Maquillaje y peluquería.

Productor: Paulo Branco, Paul Auster, Yael Melamede, Gerardo Herrero.
Productor en línea: Diana Coelho.
Diseño de producción: Zé Branco.
Directora de producción:Diana Coelho.
Compañías: Alma Films, Clap Filme, Inner Life Productions. Distribución: Cameo


Intérpretes:


David Thewlis; Martin Frost,
Irène Jacob: Claire Martin,
Michael Imperioli: James Fortunato,
Sophie Auster: Anna James.

Sinopsis:


Martin Frost, un escritor de éxito, acaba de escribir un libro cuando decide retirarse una temporada a una casa de campo. Al despertarse la primera mañana, Frost descubre sorprendido a una misteriosa y deslumbrante mujer tumbada a sulado. Fascinadopor su belleza e inteligencia, Martin se apasiona profundamente por ella y piensa que se ha encontrado con su musa que le va a ayudar a escribir su mejor novela.



Comentario:


La historia se remonta a 1999, 6 u 8 meses después del estreno de "Lulú on the Bridge", En principio el autor concibió el film como un corto, que debía terminar cuando Martin resucita a Claire con la quema de su novela. Interrumpió la escritura y la retomó al acabar "The Brooklyn Follies". Paul Auster quiere transmitir su idea del amor: "Los hombres siempre estamos inventando mujeres, a veces con consecuencias muy perjudiciales, a veces con consecuencias maravillosas. Ahí está el origen." El film comienza deconstruyendo los elementos que forman parte del relato audiovisual: la cámara penetra en una casa vacía y la recorre con detalle, filmando un plano-secuencia que comienza por mostrar al espectador la vivienda de una burguesía neoyorquina culta y bien situada económicamente, y recorriendo las estanterías repletas de libros, litografías en las paredes y algunos objetos de valor; se detiene ante la puerta y da paso a Martin, el único personaje que parece estar en el exterior del relato, un literato que trabaja con herramientas pre-tecnológicas, una máquina de escribir vintage, que transita constantemente entre los dos planos que constituyen la ficción. Es una obra difícil que ha construido con eficacia Paul Auster, y que, afortunadamente, termina cuando comienza a desvariar y a sufrir las consecuencias de un estiramiento de la narración para adaptarla a un largometraje. Si el film hubiera acabado donde terminó su relato corto, sin introducir nuevos personajes y nuevas musas, la película hubiera ganado en frescura y coherencia.


Paul Auster lleva a la pantalla una metaficción, una narrativa autorreferencial que trata de los mecanismos de la ficción en sí mismos, un relato sobre el proceso creativo, la inspiración que llega cuando no la buscas, cuando quieres ser tan sólo como una piedra inane, y se va cuando has consumido toda tu energía, generada con gran esfuerzo, para crear una historia que llena un vacío existencial del que el  escritor quizá no era consciente: la necesidad de arriesgarse en una relación amorosa complicada. Una simple llamada de teléfono, una irrupción del mundo exterior en la ficción, puede interrumpir la concentración y la conexión del autor  con el lector y el espectador. Cuando el escritor está culminando su cuento comienza a sentir el vacío existencial y observar que lo que había experimentado durante el proceso creativo se esfuma. Y se resiste, flaquea y, al sentir que algo le falta, se ve tentado a destruir una parte importante de su trabajo. Siente que necesita volver a sentir lo que ha perdido´

El cine nos hace despertar de nuestras propias ensoñaciones y de repente nos recuerda que no sólo nuestro pensamiento es fragmentado y esta realidad tiene reflejo en todo lo que hacemos y percibimos. Somos incapaces de pensar linealmente más allá de cinco minutos, aun en las peores circunstancias pasamos de la risa al llanto en cuestión de segundos, algo que supieron captar los creadores de la novela moderna, Joyce y Proust, y lo materializaron en sus monólogos internos. Mas la psique del hombre es como una gran muñeca rusa, que esconde un pedazo de la realidad  tras otro, que nos obliga a realizar un esfuerzo como lector/espectador, que debe hacer frente, que pone en juego nuestra capacidad de percibir, llegando a producirse el contrasentido de que, mientras disfrutamos de una historia nos invade una sensación de dejà vu, de conocer de antemano el relato que nos están contando, porque se ha infiltrado en nuestra memoria una historia semejante, realizada posteriormente, pero que se cruzó en nuestro camino mucho antes. Jonathan Dayton y Valerie Faris llevaron a la pantalla una historia parecida: Ruby Sparks, con un guión de Zoe Kazan, la nieta de Elia Kazan, en la que tanto este personaje como Claire Martin representan la inspiración, que desaparece cuando un autor acaba su obra. Si el que crea destruye su obra cuando está a punto de acabarla, rompe las reglas del juego, una afirmación enigmática de difícil interpretación. Un plano de unas hojas verdes en un valle nos retrotrae constantemente al inicio del proceso creativo.


"¿Cómo puede ser tan prolífico y llevar a la vez un negocio?", le pregunta Martin Frost al fontanero Fortunato, al que le gusta escribir relatos cortos. "Energía, Señor Frost. De día ando con tuberías, retretes, calderas, pero, por la noche,me retiro a mi imaginación.  Se sorprendería  de lo que podría hacer si durmiera durante sólo dos o tres horas. Da tiempo para vivir dos vidas, para ser dos hombres en un sólo cuerpo." " ¿Cuáles el secreto? insiste Frost, si hiciera eso me dormiría de pie". "Pasión, ambición y deseo".Martin, un escritor de Nueva York, contemplada por la intelligentzia estadounidense como una isla de Europa incrustada en su continente, escribía y escribía para no perder el amor a una mujer que él mismo había creado, y tras romper las reglas del juego, el escritor/guionista/director la recuerda en blanco y negro cuando se encuentra en un estado inconsciente, cercano a los sueños.

Auster al introducir al personaje de Fortunato para todos/Jim para Martin, un troskista convencido, que odia por igual a demócratas y a republicanos, aumenta la complejidad de lo que tan solo pretendía ser un relato corto, inspirado por la brisa y la tranquilidad del campo. Este hombre de apariencia sencilla, le lleva a Frost  una muestra representativa de su obra: 'La gente pequeña de Lastmania (un país ficticio, oculto en los Cárpatos), una alegoría sobre la crisis ambiental actual; 'Bésame el culo, gilipollas', un thriller; el tercero que termino la noche anterior y se llama Embushcada (Em-bush-cada), la historia de una conspiración para asesinar al hijoputa del presidente. Un relato político sobre la revolución; un hombre que pretende dominar todos los géneros en que se fragmenta la novela moderna. Jim enseñará a Frost a lanzar dardos destornilladores, un 'deporte' en el que juegan dinero, y a cambio de lo que el neoyorquino ha perdido le ofrece a una sobrina de 18 años: Anna, hija de la hermana de Jim y de su esposo Al James.

Aquí entramos en otro juego, el de los nombres. Ninguno tiene un nombre verosímil: Anna James tiene como apellido el nombre de su tío Jim, del mismo modo que Claire adopta como nombre distintivo de su familia el nombre de pila de Martin (Martin Frost/Claire Martin;  Jim Fortunato/Anna Jim, James en ambos casos). Escribiste una historia con dos personajes con el mismo nombre, le recuerda Claire a Martin. Unos nombres que pueden designar a cualquier individuo, incluidos los lectores/espectadores de Auster. Ambos personajes experimentan el mismo proceso: cuanta más energía consume Jim, más rápido se extingue Anna (su inspiración). Poco a poco se va metiendo en un rollo metafísico, pre-digital, en el que no falta ni el espejo lacaniano ni la máquina de escribir y el característico sonido de las pulsaciones de una vieja máquina de escribir, que nos retrotrae a la época de 'El apartamento' de Billy Wilder y evoca la actitud nostálgica de Woody Allen , Tras el desvanecimiento de Claire cambia el punto de vista, que transita desde un narrador subjetivo, el propio Martin Frost, a otro objetivo, situado fuera de la historia, que para algunos adquiere tintes de 'realismo mágico'.

Un film interesante, realizado por un escritor notable, nada fácil de interpretar, pero muy agradable de ver. Hay una gran diferencia entre el fuego y la idea del fuego, dice Berkeley, y la función del artista consiste en hacer verosímil lo que no parece real, dejando que sea el espectador quien interprete lo que ha visto.




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