No confíes en nadie. Rowan Joffe. Comentario.



Imagen propiedad de Juanma Pastor, Tanja Fushberger y Rosa Labrandero


Ficha técnica:


Título original: Before I Go To Sleep.
País: Reino  Unido/USA/Francia/Suecia.
Año: 2014.
Duración: 92 minutos.

Dirección: Rowan Joffe.
Guión: Rowan Joffe, basada en la novela de S.J.Watson.
Casting: Nina Gold.
Dirección de Fotografía: Ben Davis, BSC.
Música: Howard Shearmur.
Edición: Melanie Oliver.
Dirección artística: Tim Blake.
Decorador del set: Niamh Coulter.

Diseño de Vestuario: Michele Clapton.


Productores: Avi Lerner, Liza Marshall, Matthew O'Toole.
Productores ejecutivos: Jenny Borgars, Boaz Davidson, Kristina Dubin, Danny Perkins, Lonnie Ramati, Ridley Scott, Trevor Short.
Diseño de producción: Kave Quinn.
Compañías productoras: StudioCanal, Scott Free, Millenium. Distribución  De APlaneta; vídeo:
Emon.


Intérpretes:  


Nicole Kidman: Christine Lucas,
Colin Firth: Ben Lucas,
Mark Strong: Dr. Nash,
Anne-Marie Duff : Claire,
Dean-Charles Chapman : Adam,
Jing Lusi : Enfermera Kate.


Sinopsis:


Christine sufre las secuelas de un terrible accidente: solo logra retener recuerdos durante un día. Vive atrapada en una existencia en la que se despierta cada mañana creyendo que es joven y con el futuro por delante, para descubrir después que es una mujer de cincuenta años, casada y con una vida más que hecha. Este es el angustioso mapa de los intentos de Christine por lograr que todo lo que la rodea cobre sentido. Cada día aprende que ha estado viendo a un psicólogo que está ayudándola a recuperar la memoria y que, siguiendo sus sugerencias, ha estado escribiendo un diario para documentar sus recuerdos. Pero poco a poco va dándose cuenta de que algo en la imagen que va formando de su vida no termina de cuadrar, hay algo que no encaja en el rompecabezas.


Críticas y comentario:

Un ojo, atravesado por múltiples venas rojas, muy abierto, expresa una gran confusión, y revela la desorientación de la protagonista, una mujer que, al abrirse el plano, contempla sorprendida que se halla tumbada junto a un hombre que no conoce,  pero del que no tardará en comprobar que es posible que sea su propio marido. Un plano de detalle que, al igual que el que abre el film del célebre aragonés, Luís Buñuel, un icono muy referenciado, nos advierte de que no debemos confiar en nuestras percepciones y, aparcar nuestros prejuicios y falsas seguridades, debemos comenzar a mirar a través del ojo de la cámara procurando que no se nos escape información visual significativa que nos conduzca a un juicio más acertado de lo que estamos viendo. No es la primera película que nos habla de la pérdida de memoria reciente, -Memento de un director que no deja indiferente a nadie, para bien o para mal: Cristopher Nolan -, realizada por un cineasta poco conocido, cuyas producciones no han levantado precisamente pasiones. Es mejor que hablen mal de ti a que no hable nadie.

La crítica norteamericana no ha sido nada magnánima con el film de Rowan Joffe ni con el trabajo de los actores, y ha calificado su película de ridícula (Guy Lodge. Variety); efectiva pero neutralizada por la gélida y vacía interpretación de  Kidman (Cath Ckarke. Time Out); oportunidad perdida (Leslie Felperin. The Hollywood Reporter); catástrofe infumable (Stephen Holden. The New York Times). En España, los críticos tampoco han sido muy proclives a valorar  este trabajo, que, en efecto, parece hecho para distraer a un público que apenas disfruta del cine, del que se sirve únicamente para matar momentos de aburrimiento. José Arce, crítico a la sazón de 'La Butaca' lo califica de: "Flojito thriller de Rowan Joffe que ahoga sus posibilidades tras un arranque bastante sugerente. El trío central parece sumido en la confusión general de una película narrativamente pantanosa, llena de trampas y con pocos giros efectivos." ("No confíes en nadie": atrapada en el tiempo. La Butaca. net.),

Lo que en realidad pretende hacer Rowan Joffe es enfrentarse al tema de la violencia de género sirviéndose de un  constructo en principio idóneo, el thriller , esculpiendo el tiempo con torpeza para adaptarlo a las necesidades del relato, (avances y retrocesos dentro de un gran racconto), que presenta, casi desde el principio, debilidades argumentales de difícil aceptación, como el abandono que sufre la mujer, origen de todos sus males, por un marido amantísimo que piensa que lo mejor para ella y para su hijo es dejarla en una residencia y desaparecer. A partir de ese momento todo el mundo es sospechoso de algo que el espectador va entendiendo a medida que ella va recuperando, aunque lentamente, su memoria.

El film se sitúa entre Memento de Christopher Nolan (2000) y Los ojos de Julia de Guillem Morales (2010). En la primera de estas películas,  el protagonista, Leonard Shelby (Guy Pearce) sufre una extraña enfermedad, una pérdida de la memoria reciente, en la que sus recuerdos se borran cada quince minutos, hasta llegar al momento en que alguien mató y violó a su mujer; para poder llevar a cabo sus planes de venganza se rodea de mensajes que invaden su propio cuerpo; Chistine tiene periodos más largos de recuerdos conscientes, que se mantienen mientras está despierta, y se ayuda para recordar grabando sus vivencia de cada día en una cámara que le proporciona el psiquiatra Mike Nash (Mark Strong). En el film del catalán la debilidad de la mujer reside en una enfermedad que, como le ocurre a su hermana gemela, le conduce inexorablemente a la ceguera, una vulnerabilidad que, igual que a Christine, convierte a estas mujeres en una presa fácil de su verdugo. Una premisa de la que podía haber sacado mucho más provecho y que, en cierta medida, arruina una ejecución fallida que condujo este proyecto al fracaso.

Como cabía esperar que hiciera algún crítico, Nicolás Ruíz, que abre su comentario con una cita de George Orwell, -"Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado" -, constata cómo ha ido evolucionando la conciencia del hombre desde el comienzo del milenio hasta el año 2015, como la palabra escrita ha sido desplazada por la imagen, dando entrada a la edición, susceptible de manipulación, y concluye: "Y nosotros, en plena era de la información, nos encontramos navegando en las mismas dudas que Christine, rodeados de opinión e información rápida y sin contrastar, aferrados a configurar nuestra propia verdad eligiendo a quien seguir en las redes sociales, a montar nuestro relato de la realidad..." (No confíes en nadie. La experiencia es la nueva memoria. Juan Ruís. Dirigido por...Febrero 2015). Un relato que pretende extraer una conclusión no demasiado errática, que nos permite relacionarla con el argumento del joven de moda, Juan Soto Ivars, autor de 'Arden las redes', de permanecer atentos, con los ojos abiertos, tanto como los de Nicole Kidman al principio del film, para aprender a caminar de nuevo sobre un mundo tóxico que nos arrebata la inocencia y nos obliga a no confiar en nadie.

'No confíes en nadie' es el paradigma del film que deja fuera de combate a quien aspira a ocupar el anhelado título de top critic, ya que, al carecer de referentes, excepto la 'bendita Wikipedia', que incorpora la fecha del fallecimiento de un personaje célebre al minuto de haberse producido, sin necesidad de esperar a que salga el anexo de la enciclopedia de turno, ( una vez al año o cada dos años), no permite al lúcido crítico hacer esos ostentosos y aburridos resúmenes con citas de unos cuantos libros, cuyo autor es, o debe ser, consciente de que nadie va a leer hasta el final. Cuando en 2011 Rowan Joffe, hijo de dos actores,  Roland Joffe y Jane Lapotaire, que había realizado algunos trabajos para la televisión se enfrentó a su opera prima ya recibió una seria advertencia de uno de estos creadores de opinión instalado en un verdadero Olimpo, Justin Chang, quien desde las páginas de Variety saludó su debut , Brighton Rock, con un improperio: "La primera película de Rowan Joffe no consigue deshacerse de su aire de telefilme con valores de producción por encima de la media". Al parecer, tampoco lo logra en la segunda.

En esta ocasión Roland Joffe, apoyado por Ridley Scott como productor ejecutivo y financiado por Scott Free, se lanzó a la realización de un film basado en un tema ambicioso, el tercer vértice del triángulo de la violencia de Johan Galtung, la directa, que descansa en la estructural y en la cultural, propias de una sociedad patriarcal que ningunea a las mujeres, incluidas las propias madres de algunos sujetos. Para ello contó con un buen elenco de actores, -Nicole Kidman, Colin Firth y Mark Strong- y, aunque algunos ya se han precipitado a echar la culpa del fiasco a la australiana, (no les gusta la chica) es más que evidente que a Rowan Joffe todavía le falta un hervor. Hablar o escribir es relativamente fácil; poner el dedo en el mapa, como el protagonista de 'Caballero sin espada' de Capra, es algo muy diferente; una acción en la que muchos naufragan.

Si hoy hablamos de este film, como hacemos cada semana con las películas que ofrece la prensa, es porque 'No confíes en nadie' acompaña a la revista 'Tiempo'  en su última publicación.





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