Un asunto de mujeres. Claude Chabrol





UNA HERIDA DE GUERRA NO ES GRAN COSA


¿USTED COMO SE LAS ARREGLA CON SU MARIDO? ACOSTÁNDOME CON ÉL LO MENOS POSIBLE.


Ficha técnica:


Título original: Une affaire de Femmes.
País: Francia.
Año: 1988.
Duración: 104 minutos.

Dirección: Jean Claude Chabrol.
Guión: Aurore Chabrol, adaptacíón de Colo Tavernier O'Hagan y Claude Chabrol,  inspirado en "Une Affaire de Femmes" de Francis Spinzer.; diálogos de Colo TavernierO'Hagan.
Dirección de Fotografía: Jean Rabier.; cámara: Michel Thiriet.
Música: Matthieu Chabrol; dirección de orquesta: Michel Ganot.
Montaje:Monique Fardoulis.
Sonido:Jean-Bernard Thomasson y Maurice Gilbert.
Decoración:François Benoit-Fresco.

Diseño de Vestuario: Corinne Jorry.
Jefe de maquillaje: Judith Gayo.
Jefe de peluquería: Jean-Pierre Berroyer.

Productor: Marin Karmitz.
Director de producción: Yvon Green.
Compañías: MK2 Diffusion, Films A2, Films Du Camelia, La Sept, asociados con Sofinergie.

La película está dedicada a sus intérpretes.


Intérpretes:


Isabelle Huppert: Marie,
François Cluzet: Paul,
Marie Trintignant: Lulu/Lucie,
Nils Tavernier: Lucien,
Evelyne Didi: Fernande,
Guillaume y Nicolas Foutrier.
Marie Bunel: Ginette,
Dominique Blanc: Jasmine,
Dani: Loulou.
François Maistre: el presidente Lamarre-Coudray,
Vincent Gauthier: Juez Fillon,
Myriam David: Rachel: el dueño del café,
...

Sinopsis:



En Francia, durante la Segunda Guerra Mundial, una mujer casada, Marie Latour (Isabelle Huppert) realiza abortos a más de veinte mujeres y alquila una habitación a unaamiga prostituta, Lulu (Marie Trintignant). Su marido, Paul ( François Cluzet), al descubrir que su mujer tiene un joven amante llamado Luicen  (Nils Tavernier) la denuncia al gobierno y es condenada a muerte.


Premios:


Premio de Interpretación Femenina para Isabelle Huppert. Venecia, 1988.

Comentario:


Claude Charol se inició en el cine, como hicieron muchos otros en cualquier otro tiempo. (Quentin Tarantino era dependiente de Videoclub y a fuerza de ver multitud de películas de todos los géneros, y leer literatura relacionada con el cine, se convirtió en uno de los mejores cineastas del siglo XX), algo tan conocido que es casi una vulgaridad repetirlo; su afición al cine de barrio y su participación en debates en cineforum sin pretensiones, donde conoció a algunos de los representantes de la Nouvelle Vague, entre los que se encontraban Truffautt, Godard, Rohmer, y el crítico André Bazin, co-fundador de la revista Cahiers du cinema, fueron actividades que le ayudaron a relacionarse con amantes de un modo de representación que amenazaba con convertirse en dominante. Una herencia de su mujer le permitió realizar su primera película, "El bello Sergio", que junto con 'Los primos', formarán parte de los films emblemáticos de la Nouvelle Vague.

Chabrol convirtió en protagonista de esta película a la joven Isabelle Huppert, que en 1991 interpretó para él a Madame Bovary, dos mujeres, Emma y Marie con un perfil muy parecido, de las que el llamado director de 'la mirada afilada' (Oskar L.Belatégui, La mirada afilada de Chabrol. El Correo), dio la impresión de querer vengarse, reservándoles, en uno y otro caso, dos muertes violentas muy duras. Ambas pagaron caros sus excesos. Claude Chabrol escribió en el número 100 de 'Cahiers du Cinéma': "A mi entender, no hay temas grandes ni temas pequeños, porque cuanto más nimio sea el asunto, más fácil resulta tratarlo con grandeza. En verdad, lo único que cuenta es la verdad". Así pues, sus películas, al menos en apariencia, abordaban temas graves, según Belatégui,  a partir de la ligereza y la anécdota, algo con lo que no estamos plenamente de acuerdo y nos vamos a justificar.

Un burgués  bon vivant supo distanciarse lo suficiente del tema que estaba tratando, introducir tantos elementos de extrañamiento que provocan la antipatía y el desprecio hacia un tipo de mujer que ayuda a otras mas miserables que ella, como Vera Drake, a abortar, dejando incluso que haga el trabajo una criada que ha tomado para su servicio, una mujer que ignora el procedimiento por muy casero que sea, para abandonar el hogar, que comparte con un marido inválido de guerra y sus dos hijos, y correr ansiosa a acostarse con un joven que colabora con los nazis a cambio de ciertos privilegios, que comparte con ella (salvaconductos, comida...); alquila habitaciones de su casa a prostitutas, en especial la que representa Marie Trintignant, la hija de Jean-Louis, que murió víctima de la violencia de género en la vida real, y manda a sus hijos pequeños a jugar a la calle, mientras está ocupada su habitación por ella o por su amiga y sus clientes, llegando incluso a proponer a su criada que satisfaga al marido con el que no  mantiene relaciones sencillamente porque ya no lo quiere. Si sumamos el gesto propio de la actriz, una mujer pequeña pero enérgica, al perfil del personaje, no cabe la menor duda de que el autor fomenta cierta antipatía hacia la mujer.


Pero es precisamente la maniobra que realiza Chabrol la que hace más inaceptable la aplicación de la pena de muerte para un espectador humanista, ya que se le pone  en la disyuntiva de, para rechazar el comportamiento de esta mujer, abandonar principios  que ha defendido durante toda su vida, entrando en juego cuestiones como la pena capital aplicada a hombres o mujeres. el control de la mujer sobre su propio cuerpo, la colaboración con quienes llevaron a cabo un genocidio o el desprecio y la burla hacia un hombre al que el régimen colaboracionista de Vichy con el Mariscal Petain al frente, llevó a la guerra de la que volvió inválido, y como consecuencia anulado y despreciado por su mujer, a la que acabó denunciando. Las mujeres cargaron solas con los hijos que les hacían sus maridos, en una sociedad que no tenía nada de malthusiana y no tomaba ningún tipo de prevención, mientras sus maridos morían en las barricadas o volvían discapacitados, acusándose y responsabilizándose unos a otros de su situación. Los niños hablaban alemán y participaban en cucañas en las que, en lugar de caramelos, había animales vivos, que se llevaba como premio los que lograban destriparlos con los ojos tapados; el premio era acompañado de un documento que verificaba que el botín no procedía del contrabando. Marie estaba dispuesta a cumplir su sueño: cantar en un teatro a cualquier precio.

Todas estas circunstancias tremendas que afectaron a los ciudadanos franceses corrientes no justifican los crímenes que cometieron los nazis y fascistas, un hecho que se hace más patente, aunque parezca contradictorio, que  el  caso de Vera Drake que Mike Leigh llevó a la pantalla en 2004, una mujer inglesa que era una bella persona que ayudaba, a cambio de nada, a mujeres necesitadas, una actitud que hizo caer la desgracia sobre ella y su familia. Marie, la heroína de Chabrol, cuando conoce ya su destino, afirma que, si hubiera sido rica no se hubiera visto empujada a cometer tantas atrocidades, ('como nací pobre jodí a los de mi clase', afirma ante sus compañeras de celda), y parece que su razonamiento es aceptable, pero también cabe la posibilidad de que su mejor posición la hubiera colocado en situación de cometer errores todavía más grandes, debido a su amoral conciencia, porque lo que queda en evidencia es que la podredumbre se extendía como una mancha de aceite en el país galo. Y  esto lo ha sabido trasladar a su público como pocos ese bon vivant que era Claude Chabrol. El autor de 'Un asunto de mujeres' prefería inferir a proferir. "Me gustan los espacios pequeños. Prefiero el microscopio al telescopio. Se debe a que soy miope, miro de cerca, aumento las cosas. De la misma manera, prefiero a la gente que habla bajo. En mis películas, se grita poco, y eso resulta más inquietante".

Chabrol  fue un autor fecundo que llegó a firmar 70 largometrajes y no le hizo ascos a flirtear con cierta comercialidad en títulos ligeros como 'Las más famosas estafas del mundo', 'Marie Chantal contra el doctor Kha' o 'Locuras de un matrimonio burgués'. En los últimos años se pirró por las heroínas atractivas pero amorales, a las que Isabelle Huppert aportaba su inquietante gelidez. Bombones envenenados, que matan, pero no porque sean peligrosas, sino porque es su única manera de sobrevivir en esta sociedad machista. "Si se vuelven locas, es una locura sincera y transparente", declaraba al periodista citado, que tras su entrevista con el cineasta nos cuenta que éste justificaba la presencia cada vez más numerosa de su familia en los títulos de crédito de sus filmes: «Mi mujer es la mejor 'script' que conozco; mi hija, la ayudante de dirección ideal; un hijo, el mejor compositor; el otro me hace reír...Un hecho que no escandaliza ya a nadie, en un mundo en el que se ha incrustado definitivamente la endogamia y el llamado vulgarmente 'enchufe'.

"Trabajo, familia, patria. La cobardía de todos. Francia se ha convertido en un gigantesco corral.un cenagal de hipocresía", afirman los miembros del jurado que la condenan, dispuestos a hacer pagar a una modesta mujer por un clima de corrupción y falta de principios que ellos habían impuesto; Lo que Marie hacía no era moral, pero matar a un joven, disparándole impunemente por la espalda  ante la mirada indiferente de todos, un chico que cae a los pies de la mujer con una mirada que la acusa de colaboracionista, era un crimen cotidiano que quedaba protegido por la impunidad que amparaba quien hablaba de cenagal e hipocresía.




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