El hombre del corazón de hierro. Crítica.





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CRÍTICA:




El film que dirige Cédric Jimenez, el productor, guionista y director francés, adaptador de la novela de Laurent Binet HHhH, se erige en un monumento a la desmemoria histórica, que no sólo es una protagonista más de los múltiples relatos en torno a la contienda más desgarradora que desangró Europa, una consecuencia criminal de la crisis del 29 que llevó a Hitler al poder y costó más de 60 millones de muertos. No es inusual comprobar en las múltiples formas de representación literaria, dramática, televisiva o cinematográfica, a cargo de creadores más o menos brillantes, cómo una minoría se erigió en verdugo de los señalados previamente como corderos sacrificiales, que actuaban con total impunidad gracias al silencio de las masas, sino ver cómo esta población silenciosa salía de sus guaridas tras la derrota de los sanguinarios invasores como si de un ejército de cucarachas, sometidas al imperio de los caciques del lugar, se tratara. La película parece haber interesado poco en Estados Unidos, un país en el que las masas prestan poca atención a cineastas que se internan en un género que consideran casi suyo, el bélico, y que se olvida de sus víctimas en la Gran Contienda. Ignoramos hasta qué punto ha pagado este título el precio del escándalo de los Hermanos Weinstein, hasta ahora productores de nuevos talentos a este lado del charco.




Cédric Jimenez

Los críticos de este lado del Atlántico parecen haberse preocupado sobre todo de cómo ha decidido estructurar el texto cinematográfico, que dividen en dos partes, lo que ha permitido hablar de dos películas. En una: la primera en la que trata los antecedentes de un hombre vulgar, acorralado y acusado de abusar de una mujer, al que se le perdona la vida  a cambio de integrarse en el partido nazi. La primera vez que aparece en pantalla el llamado 'Carnicero de Praga', la secuencia en la que se crea el emblema, el hombre se nos muestra fragmentado, convertido cada pedazo de su cuerpo, de su uniforme, sus armas, su rostro tomado al trasluz ante la ventana de su despacho o detrás de la máscara del competidor de esgrima que danza a los acordes de un violín, en icono del poder más brutal, en la materialización del monstruo, el verdugo poderoso que ya es, dando entrada a un flashback sin solución de continuidad que nos va a permitir acceder a una información relevante: cómo este hombre llegó a convertirse pronto en el ser cuya crueldad  nunca olvidará la historia, el primer militar de alto rango asesinado por la resistencia.



La 'segunda película', como la llaman algunos, o parte, según cada cual desee, las cámaras se tornan hacia los resistentes que preparan el golpe en los momentos previos en los que consumen la vida como el líquido más preciado, cuando los más jóvenes están dispuestos a darla para alterar la amenaza constante de los suyos, rehenes del tercer Reich, cuando éste estaba en su máximo apogeo. La resistencia checa se organizó en Inglaterra, donde se planeo la operación 'Antropoide' que acabó con el militar nazi, poniendo el foco en dos jóvenes reclutas: Jozef Gabcik (Jack Reynor) y Jan Kubis (Jack O'Connelli), enviados a Praga para asesinar al líder germano más cruel de todos, Reinhard Heidrych (Jason Clarke), jefe de las temidas SS, la Gestapo e impulsor de la solución final o liquidación total y expiación del pueblo judío mediante el sacrificio. Una terrible formulación ideológica que comienza a sonar de nuevo. Heidrych fue uno de los principales arquitectos del holocausto, al que Hitler llamaba 'el hombre del corazón de hierro' que fue asesinado durante la guerra. Cédric Jimenez ha querido mostrar al hombre y su terrible evolución en un crescendo que lleva a muchos otros a jugarse la vida para eliminarlo, pero esta decisión le ha valido críticas duras. Nando Salvá  reflexiona de forma oscura en torno a  la" adaptación del best-seller de Laurent Binet ", que "no es capaz de decidir si quiere ser un 'biopic' o un thriller y por tanto decide ser ambas cosas: su primera parte retrata cómo Heydrich se convierte en monstruo; la segunda recrea el atentado que acabó con su vida en 1942 para hablar de la capacidad humana de resiliencia frente a la barbarie." 1 Hablar de  resiliencia o capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas como la muerte de un ser querido en este contexto no ilustra bien el papel de la resistencia, que sacrifica a sus miembros más jóvenes para acabar con quien ocasiona tanto dolor a su pueblo, y por qué no decirlo, vengarse de su forma de proceder, suficientemente ilustrada.




Cuando hoy muchos revisionistas acusan a la resistencia de no haber impedido el paseo en barca de los nazis por sus territorios, confundiendo a quienes se rebelaron con los que colaboraron con los invasores, a los que incluso subieron el sueldo si aceptaban trabajar en fábricas de armas (¿cuántos aceptaron el ofrecimiento?), sigue molestando que se hable de la actitud de las masas. A Alberto Luchini le importuna, no sólo que en poco tiempo se hayan hecho dos películas sobre el mismo tema (Operacion Anthropois de Sean Ellis y ésta), sino que en esta ocasión el tema se contemple desde diferentes puntos de vista (¿el de los invasores y los invadidos? y el de un narrador objetivo que sigue fragmentado la imagen para mostrar las exquisitas aficiones del alemán y su inclinación por las amantes). El crítico afirma que : "Las escenas en las que aparece Jason Clarke se elevan majestuosamente sobre las demás."2 Ignoramos si se refiere, cuando habla de las demás, a las que muestran la eliminación de un pueblo, oscuras, llenas de filtros y mucho más tristes e insoportables que las que reprsentan el  glamour y la vida cómoda de los palacios. ¿Será eso lo que pretende el cineasta francés?




Esto es precisamente lo que señala Javier Ocaña en su tagline: "A pesar de una dirección deudora del 'estilo Malick' y de algún deleite en el espectáculo del horror, esa primera mitad logra atrapar la aparatosidad de la parafernalia nazi." Concluye con una afirmación terrible: " (...) hurga en una herida en la que no quiso adentrarse demasiado Operación Anthropoid: la inutilidad del ataque y las terribles, y esperadas, represalias." 3 Lo que no dice es que esas represalias funcionaban del mismo modo por cualquier otro motivo por superfluo que fuera; la influencia de Málick en la construcción de significado y el cambio de punto de vista, cuando tan solo se cita el objeto de la mirada no está bien justificada por el crítico; se  ve mas a gusto al realizador en el ejercicio de la fragmentación cargada de significado que caracteriza el estilo de los thrillers de  Brian de Palma y la constante introducción de obstáculos (generalmente el morro de diferentes coches, que nos deja la inquietud de estar ocupados por aquellos que vigilan los movimientos de la resistencia) entre los personajes que preparan el atentado y el espectador. Un ´´ultimo y tristísimo flashback nos muestra a los dos jóvenes llenos de vida, a punto de sacrificarla por el bien común, cuando se dirigían en auto stop a Praga.




1. 'El hombre del corazón de hierro': dos peor que una. Diario 'El Periódico', 6 de julio de 2017.
2. 'El hombre del corazón de hierro' : demasiadas películas en una. Diario 'El Mundo', 5 de julio de 2017.
3. Ascenso y caída de un líder nazi. Diario 'El País', 7 de julio de 2017.

Podéis ver la película en el videoclub gratuito de ONO.


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