El doble asesinato de la Calle Morgue. Robert Florey.
Ficha técnica:
Título original: Murders in the Rue Morgue.
País: Estados Unidos.
Año: 1932.
Duración: 75 minutos.
Dirección: Robert Florey.
Guión: Tom Reed, Dale Van Every adaptado por Robert Florey, basado en el clásico inmortal de Edgar A.Poe.
Director de Fotografía:Karl Freund.
Edición: Milton Carruth.
Director artístico:Charles D.Hall.
Efectos especiales: John Fulton.
Productor:Carl Laemmle, Jr.
Compañía productora y distribuidora: Universal Picture.
Intérpretes:
Sidney Fox: Señorita Camille L'Espanaye.
Bella Lugosi: Doctor Mirakle.
Leon Waycoff: Pierre Dupin,
Bert Roach: Paul,
Betsy Ross Clarke: Señora L'Espanaye,
Brandon Hurst: Prefecto de Policía,
D'Arcy Corrigan: Guardián de la Morgue,
NobleJohnson: Janos, El Negro,
Arlene Francis: Mujer de las calles.
Sinopsis:
A finales del siglo XIX, un sádico doctor de París se dedica a secuestrar a mujeres jóvenes para realizar experimentos que puedan ayudarle a confirmar sus teorías sobre la evolución del mono al hombre. Desgraciadamente, las víctimas no sobreviven a los estudios del científico, y éste se ve obligado a capturar a nuevas desafortunadas para continuar con su trabajo. Mientras, la joven pareja formada por Camille y el joven médico Pierre vive ajena a los planes del doctor, hasta que ella se convierte en el próximo objetivo del científico.
Crítica:
Paris, 1845. vísperas de la revolución de 1848 en la que participaron activamente Marx y Engels.Un espacio abigarrado, claustrofóbico, en el que se mueve con dificultad una pareja de gendarmes: la Feria. Localizaciones pobremente acotadas ofrecen espectáculos humanos, en los que se representan acontecimientos históricos muy populares, grandes crímenes, bailes de odaliscas, seres deformes u ...orangutanes. 'No soy un charlatán de feria'. Con estas palabras se presenta el Doctor Mirakle, encarnado por Bella Lugosi, que exhibe lo que él llama el eslabón perdido, que da comienzo a la historia de la evolución y que es tratado por la multitud como un hereje. Como un doctor maligno de la época (Mabuse, Vergerus, o el muy real Menguele) intenta crear vida desde la ciencia y competir en su trabajo con el mismo dios, una fórmula repetida en la ficción y , por desgracia, practicada por los nazis en la realidad (El huevo de la serpiente, Ingmar Bergman).
Filmada en blanco y negro, la niebla nocturna favorece los crímenes del extraño médico, a los que precede una intensa mirada muy repetida en el cine, especialmente en los momentos que anteceden al duelo entre dos hombres, uno de los cuales morirá necesariamente, y en los que cada uno de ellos calibra hasta los más insignificantes movimientos. Las escenas de tortura vienen también precedidas por imágenes inspiradas en las sombras chinas que tanto juego dan en el mundo del espectáculo. Un ayudante, de aspecto terrible, en este caso llamado Janos, se encarga de hacer desaparecer los cuerpos inertes. La aparición de los cadáveres en el río, en cuyos márgenes se amontonan los homeless, hace exclamar a una mujer sin techo, que comparte su espacio con hombres que sufren sus mismas condiciones: "Todas son mujeres. La mujer es débil, la vida es dura y el río es acogedor y muy tranquilo, puedes dormirte en él y no despertar jamás."
Laboratorios y juzgados estándares de la época crean un clima muy conocido por el público de la época en que se hizo la película y lo inducen hacia un terror naïf y un tanto pueril, pero con un subtexto rico en connotaciones económicas y sociales, e incluso poéticas, ya que la miseria ha inspirado con frecuencia a los artistas. El estado de precariedad de la población hacía de los funcionarios, incluidos los jueces, hombres venales, que se dejaban comprar por un par de monedas de estudiantes que se pelean por una cucharada de alubias. Junto a ellos, los jóvenes burgueses realizaban sus fiestas campestres, en las que los columpios se adornaban con flores al más puro estilo de Fragonard, en los que el director se sirve de efectos especiales muy primitivos, si bien muy eficaces en su momento. Ahora la gente ha visto tanto que ha perdido su inocencia.
El background que emerge en la superficie, en primer término, el foreground, es profundamente clasista y muy moralista: las mujeres de la calle, casi todas ellas infectadas por el ejercicio diario de la prostitución, no pueden garantizar una evolución que conduzca a un ser superior, algo que comprende, al fin el Doctor Mirakle, y decide sustituir sus víctimas habituales por una joven distinguida, novia de un estudiante de medicina, el joven Dupin, que extrae información de la Morgue para sus investigaciones científicas y que acaba descubriendo la causa de las muertes de las mujeres de las calles. Las mujeres son débiles dice la sin techo; más tarde Teresa de Lauretis se encargará de probar que todas las féminas no se hallan en la misma situación de precariedad. A Camille la protege su condición social; la reacción de las masas, sin embargo, apenas ha evolucionado y sus comentarios son profundamente racistas, clasistas y muy reconocibles por cualquier espectador: ¡Con tanto vagabundo! Los pobres, además de sufrir los rigores de una sociedad que los margina, son tratados como sospechosos de todos los delitos que se suceden en las calles, hasta que muy recientemente los ha reivindicado James DeMonaco en la saga 'The Purgue'. La xenofobia alojada en la sociedad emerge en las acusaciones que se hacen unos a otros según el lugar de nacimiento; el giro final, imaginado por el ilustre escritor, es profundamente irónico y desvela la ignorancia que posee a una sociedad apática e indolente. Un año después un célebre gorila, King Kong, se enamoró de otra mujer y sembró el caos en la ciudad más moderna del mundo, poblada de inmensos rascacielos, New York.
Filmada en blanco y negro, la niebla nocturna favorece los crímenes del extraño médico, a los que precede una intensa mirada muy repetida en el cine, especialmente en los momentos que anteceden al duelo entre dos hombres, uno de los cuales morirá necesariamente, y en los que cada uno de ellos calibra hasta los más insignificantes movimientos. Las escenas de tortura vienen también precedidas por imágenes inspiradas en las sombras chinas que tanto juego dan en el mundo del espectáculo. Un ayudante, de aspecto terrible, en este caso llamado Janos, se encarga de hacer desaparecer los cuerpos inertes. La aparición de los cadáveres en el río, en cuyos márgenes se amontonan los homeless, hace exclamar a una mujer sin techo, que comparte su espacio con hombres que sufren sus mismas condiciones: "Todas son mujeres. La mujer es débil, la vida es dura y el río es acogedor y muy tranquilo, puedes dormirte en él y no despertar jamás."
Laboratorios y juzgados estándares de la época crean un clima muy conocido por el público de la época en que se hizo la película y lo inducen hacia un terror naïf y un tanto pueril, pero con un subtexto rico en connotaciones económicas y sociales, e incluso poéticas, ya que la miseria ha inspirado con frecuencia a los artistas. El estado de precariedad de la población hacía de los funcionarios, incluidos los jueces, hombres venales, que se dejaban comprar por un par de monedas de estudiantes que se pelean por una cucharada de alubias. Junto a ellos, los jóvenes burgueses realizaban sus fiestas campestres, en las que los columpios se adornaban con flores al más puro estilo de Fragonard, en los que el director se sirve de efectos especiales muy primitivos, si bien muy eficaces en su momento. Ahora la gente ha visto tanto que ha perdido su inocencia.
El background que emerge en la superficie, en primer término, el foreground, es profundamente clasista y muy moralista: las mujeres de la calle, casi todas ellas infectadas por el ejercicio diario de la prostitución, no pueden garantizar una evolución que conduzca a un ser superior, algo que comprende, al fin el Doctor Mirakle, y decide sustituir sus víctimas habituales por una joven distinguida, novia de un estudiante de medicina, el joven Dupin, que extrae información de la Morgue para sus investigaciones científicas y que acaba descubriendo la causa de las muertes de las mujeres de las calles. Las mujeres son débiles dice la sin techo; más tarde Teresa de Lauretis se encargará de probar que todas las féminas no se hallan en la misma situación de precariedad. A Camille la protege su condición social; la reacción de las masas, sin embargo, apenas ha evolucionado y sus comentarios son profundamente racistas, clasistas y muy reconocibles por cualquier espectador: ¡Con tanto vagabundo! Los pobres, además de sufrir los rigores de una sociedad que los margina, son tratados como sospechosos de todos los delitos que se suceden en las calles, hasta que muy recientemente los ha reivindicado James DeMonaco en la saga 'The Purgue'. La xenofobia alojada en la sociedad emerge en las acusaciones que se hacen unos a otros según el lugar de nacimiento; el giro final, imaginado por el ilustre escritor, es profundamente irónico y desvela la ignorancia que posee a una sociedad apática e indolente. Un año después un célebre gorila, King Kong, se enamoró de otra mujer y sembró el caos en la ciudad más moderna del mundo, poblada de inmensos rascacielos, New York.
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