Alanis. Crítica.
Ficha técnica, sinopsis, premios, lo que se dice, fotografías, cartel y trailer (Pinchad aquí).
Crítica:
La película que dirige Anahi Berneri ha dejado muy satisfechos a los críticos, incluso a aquellos que no se colman con nada. Pero, no nos engañemos, el film es feísta y deliberadamente cutre y sórdido (al menos así lo siento como mujer), y no pone el foco, en absoluto, sobre los problemas de adaptación del hijo, un tema que se trata tangencialmente. Mucho más poética y comprometida es 'La pequeña' de Louis Malle, en la que el autor descarga todas las consecuencias de la prostitución de la madre en una niña que acaba ejerciendo el oficio de su progenitora, que implica no conocer al padre, con hitos brutales que acaban sonrojando a la sociedad burguesa más o menos comprometida y moderna. (Aconsejo, cuando busquéis una película en este blog, que pongáis el nombre de la página delante y detrás, porque google juega a la desorientación, un problema que supongo que dependerá de lo que pague un sitio, que no tiene beneficios, para lograr cierta coherencia).
El problema de Alanis es el mismo que el que conocemos a través de testimonios de trabajadoras del sexo a través de frecuentes documentales en los que se llega a extremos mucho más duros, como prácticas la seducción en plena vía pública, con las que se ofrecen practicamente desnudas, calentándose con hogueras, y sentadas en una silla, muy vulnerables frente a los excesos de ciertos clientes. Anahí nos muestra a una chica a la que no parece disgustar el ejercicio de la prostitución, que ejerce un control férreo sobre su cachorro, que deja bajo la custodia de sus compañeras mientras está trabajando. Aunque padece más de un tropiezo ( agresiones de quienes ejercen un monopolio sobre las vías publicas sectorizadas con propietarias al frente) prefiere este trabajo a cualquier otro que también la desmerezca ante la sociedad, un trabajo que también que se ejerce en solitario y que exige mayor esfuerzo, una actividad para la que no se exige cualificación: limpiar casas. Así es como lo ve y así lo presenta la realizadora, que no idealiza ni física ni moralmente a su protagonista. La secuencia final es definitoria.
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