En la playa de Chesil. Crítica.








Ficha técnica,  sinopsis, lo que se dice, cartel (Pinchad aquí)


Crítica:


En el post en el que recogíamos los datos de todos aquellos que formaron parte del equipo técnico y artístico del film, informábamos acerca de que la prensa norteamericana, muy favorable al trabajo de Dominic Cooke, lo había acogido como una fascinante adaptación de la novela de Ian McEwan (Owen Gleiberman, Variety); una obra exquisitamente delicada con final equivocado (Deborah Young, The Hollywood Reporter); película tierna y valiosa ; bien interpretada (Peter Bradshaw, The Guardian); obra irregularmente emotiva y poco inspirada (Kate Erbland, Indiewire); historia que comienza feliz y nerviosa y acaba con un arrepentimiento profundo (Steve Pond, The Wrap); drama sólido basado en un libro magnífico (Brian Talerico, rogerebert.com)... Pero también las hay negativas, como la de Wendi Ide (Indiewire) que cree que el film no tiene el enfoque delicado que caracteriza el libro, un pecado mortal para un indie, a pesar de estar interpretada por el icono, el 'último suspiro' del género (1), Saoirse Ronan, la actriz idónea para esconder un terrible drama tras su cara amable, su gesto contenido y sus formas correctas, aunque permanentemente congeladas.

El film está estructurado en base a una serie de flashbacks concatenados que permiten estirar como un chicle la set piece en la que se va a cortar el nudo gordiano que explica todo aquellos que el espectador intuye pero no acaba de entender, y que dará entrada a un desenlace 'equivocado', parafraseando a Deborah Young (The Hollywood Reporter). La música, más o menos popular que llega a los palacios de los siglo XVI, XVII y XVII sirve de frontera que demarca el estatus social de Florence (Saoirse Ronan) , una joven violonchelista, y de su novio Edward, un licenciado en Historia por una Universidad de Londres para obreros, interpretado por Billy Howle, la que tiene como protagonista la guitarra y otros instrumentos electrónicos que se viene haciendo en los siglo XX y XXI, enlatada en grandes vinilos en el tiempo de la película, a cuya venta dedica finalmente sus esfuerzos el joven inmerso en el tiempo que le ha tocado vivir. La última secuencia dedica un homenaje al último concierto del quinteto de cuerda que encabeza una Florence ya mayor, cuya hija quiere introducirla en el contexto cultural del momento, del que ella disfruta, y le compra un disco de Jack Berry en la tienda de Edward.

Es precisamente cuando el relato se torna sórdido y oscuro cuando despierta y cobra interés vital, más allá del disfrute de ver discurrir por la pantalla a dos jóvenes jóvenes, pletóricos, 'honestos' y que guardan constantemente la formas. La noche de bodas se producirá un giro brusco en una relación que, a través de los flashbacks se intuye correcta pero oscura y tortuosa. El desenlace de la historia no contribuye demasiado a aclarar la cuestión que supone el núcleo del bacground de la historia, con un amago de amor imposible de digerir. No obstante, y a pesar de lo dicho, el film de Dominic Cooke es una pieza aceptable de un género, el indie, que avanza imparable, a pesar de que peca de pretencioso y vacío,  que está penetrando en diferentes categorías del cine actual.






(1)  La chica de 'El Gran Hotel Budapest. El estilo de Saoirse Ronan, la indie que enamora a Hollywood. Telva, 15 de diciembre de 2015.

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