Amityville. El despertar. Crítica.



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Crítica:


Frank Khalfoun, producido por Blumhouse Productions,  que ha financiado auténticos blockbusters como Múltiple, Insidious, Ouija, y otros éxitos de taquillarealiza una metaficción barata que toma como referencia el clásico de terror y  menciona sin detenerse en ellas su precuela y el remake posterior, y, rizando todavía más el rizo, sitúa al espectador ante la coyuntura de tener que desdoblarse más aún y discernir en el relato que se le propone no sólo qué es ficticio y qué 'real', sino interpretar estas dos dimensiones, como si de una muñeca rusa se tratara, y diferenciar qué hechos eran fingidos y cuales podían ser interpretados como cotidianos en el clásico de 1979, dirigido por Stuart Rosenberg y protagonizado por James Brolin.

La brillantez con la que James Wan procede a la deconstrucción del terror es dificilmente asequible para un realizador que posee menos recursos técnicos y que, escondido tras la moderna oscuridad, apenas permite ver aquello que podría causarnos más temor, reduciendo, de este modo, la efectividad de su discurso. No obstante consigue hilvanar una historia convincente, protagonizada por una familia media americana, en la que la madre, muy religiosa, se inclina por el hijo varón, en estado de coma, culpando de su situación a su hermana gemela, una chica que ha abandonado la vía existencial más convencional y ha optado por una actitud moralmente más relajada, según el credo materno, adoptando un look gótico que la sitúa al margen de su grupo (labios y uñas pintadas de negro, mallas, ropa de colores estridentes...), una situación que la convierte en candidata a ocupar el lugar de su predecesor, el joven que liquidó a toda su familia.

Un planteamiento muy americano, por el que pagó una enorme factura Alejandro Amenabar en 'Regresión', un subgénero de casas encantadas que a medida que progresa el relato se pone en evidencia que lo que subyace a las actitudes de los terroristas es  mucho más terrible que lo que intuimos como espectadores cuando se abre la puerta de la gran mansión y penetra la cámara que detecta presencias extrañas que nos observan desde dentro. Si bien este título no es tan brillante como otras sagas de la categoría, es lo suficientemente digno como para atraer nuestra atención durante hora y media y envolvernos en un relato trágico en el que la madre de dos gemelos quiere al hijo y desprecia a la chica que no responde a sus expectativas.




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