El tercer asesinato. Kore-Eda Hirokazu. Ficha técnica y crítica




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¿QUIEN DECIDE QUIEN DEBE SER JUZGADO Y CONDENADO?


La paradoja, asumida por todo abogado, de que lo último que importa en un juicio es si el acusado dice la verdad tuvo que causar estragos en la mente recta y cumplidora de un japonés como Hirokazu Koreeda. De ahí, tal vez, que le dedicase su película número 12 a un proceso judicial." ( Andrea G.Bermejo, Cinemanía)


Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice, cartel, fotografías y trailer (Pinchad aquí)



Crítica del blog:


En septiembre de 2017 hacíamos un repaso a lo que la prensa decía de este film:

Según Luís Martínez: Hirokazu Kore-Eda "propone una suerte de Rashomon encerrado en la sala del tribunal en el que es juzgado un asesino confeso. Con la misma precisión con la que el director de Nadie sabe o Still walking disecciona los lazos invisibles (o no tanto) de la familia, ahora se dedica literalmente a investigar (pues eso hace el personaje principal) el verdadero sentido de la palabra verdad. ¿Puede ser una mentira más útil y justa que lo cierto? ¿Puede la verdad, así en genérico, no ser más que un síntoma mediocridad y egoísmo, por ejemplo?" 1




Andrea G.Bermejo pone de relieve el interés del cineasta japonés por desvelar "la mentira de la justicia. La paradoja, asumida por todo abogado, de que lo último que importa en un juicio es si el acusado dice la verdad, tuvo que causar estragos en la mente recta y cumplidora de un japonés como Hirokazu Koreeda. De ahí, tal vez, que le dedicase su película número 12 a un proceso judicial." 2

Sergi Sánchez considera el film apto para aquellos espectadores que quieren aprender a dudar de su sombra, y es en esa búsqueda de la verdad, donde reside su mayor acierto. 3

Deborah Young raliza un film en torno a un asesino confeso que miente a su abogado en  un drama de Kore-eda Hirokazu. Un complejo e interesante drama en torno a la verdad. 4

1. Mostra de Venecia. Diario 'El Mundo', 5 de septiembre de 2017
2. El tercer asesinato. Cinemanía, 25 de septiembre de 2017.
3. El tercer asesinato. Fotogramas.
4. 'The Third Murder'. Venecia, 2017, reseña del film, 9 de abril de 2017.





Crítica libre e independiente de nuestro blog.


Kore-Eda intenta demostrar que la principal víctima de un proceso judicial es la verdad, en especial cuando en la estructura profunda de esta convención social se debate con energía la conformidad entre lo que una persona manifiesta y lo que en realidad ha experimentado, piensa o siente, sin tener en cuenta las presiones que el acusado soporta de todos los sectores  implicados en el proceso orientado a conseguir un veredicto que lo declare inocente o culpable, y determine el grado de su implicación, lo que abre un abanico de posibilidades que abarcan desde penas de cárcel o lo sentencie a la máxima condena, la capital, que implica la separación de la cabeza del cuerpo  (término latino caput-capitis), un castigo que se ha ido adaptando a cada momento y que hace mucho tiempo que abandonó el hacha del verdugo que segaba el cuello y hacía rodar la parte del cuerpo que identifica al hombre, aunque no así la terrible guillotina, vigente en Francia hasta la década de los 80 del siglo XX. Curiosamente, como hemos dicho otras veces en este blog, el mortífero instrumento introducido por los revolucionarios franceses democratizó la pena de muerte, como demuestra la serie de instrumentos de tormento con las que se torturaba hasta la muerte a los plebeyos. Precisamente  el abogado  Shigemori (Masaharu Fukuyama ) se sfuerza para evitar que Misumi (Kôji Yakusho) sea ejecutado, a pesar de que piensa que es culpable. No se informa al espectador sobre qué variedad de ejecución rige en Japón o si hay varias.




Mas Kore-Eda Hirozaku, recurriendo a la estructura narrativa de Akira Kurosawa en Rashomon se encargará de introducir la duda, y hará plantearse al espectador si es preferible que muera un inocente en pro de un bien mayor, una circunstancia que el público conoce parcialmente (es consciente de que las cosas son como se relatan, pero desconoce el desenlace), de tal forma que se le hace partícipe de esta dura reflexión. Todos conocemos casos en los que se comete una terrible injusticia con un hombre o una mujer, a la vez que sabemos que remover el tema los puede perjudicar más aún. Al fin no queda la menor duda de que la verdad procesal pocas veces coincide con la 'verdad' según como cada uno la entiende. Lo único reconfortante es la paz que encuentra quien lo ha perdido todo y  sabe que en la cárcel o en la otra vida nadie le va a preguntar más, ni lo va a presionar ni amenazar.




El director japonés nos narra esta inquietante historia con un tono gélido y descarnado, acorde con la austeridad de la indumentaria de los japoneses, incluidos los uniformes escolares, que se han utilizado en filmes de terror, (las películas de colegios e institutos son un género propio en Japón); el minimalismo de los paisajes, generalmente neceados, y el interior de unas casas que Ozu popularizó, con tabiques que se corren, materiales transparentes y escasez de muebles muy racionales, son el escenario más frecuente. Los tonos neutros, -negro, gris, blanco ., se imponen por lo que choca el colorido indie de la casa del padre del abogado y su jersey amarillo  anaranjado, que ponen una nota discordante a la sobriedad y contención estilística del film.

Muy interesante.







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