Band Aid. Ficha técnica



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Ficha técnica:


Título original: Band Aid
País: Estados Unidos
Año: 2017
Duración: 94 minutos.

Dirección: Zoe Lister Jones
Guión: Zoe Lister Jones
Dirección de Fotografía: Hillary Spera
Música: Lucius; canciones originales: Zoe Lister-Jones & Kyle Forester
Edición: Libby Cuenin
Director artístico: Allison Honeycutt
Decoración del set: Erin Skila

Diseño de Vestuario: Sarah Fleming
Jefe de departamento de maquillaje: Jen Grable
Peluquería: Natalie Castillo

Diseño de Vestuario: Sarah Fleming

Productores: Natalia Anderson, Zoe Lister-Jones
Productor ejecutivo: Edward H.Hamm Jr., Stephanie Janes, Raymond Mansfield, Sean McKittrick, Shaun Redick, Daryl Wein.
Diseño de producción: Hilary Gurtler
Compañías productoras: Stage & Films, Mister Lister Films, QC Entertainment; distribución: IFC Films


Intérpretes:


Zoe Lister-Jones : Anna,
Adam Pally : Ben,
Susie Essman : Shirley
Fred Armisen (Dave),
Retta : Carol,
Hannah Simone : Grace,
Ravi Patel : Bobby,
Brooklyn Decker : Candice,
Angelique Cabral : Lauren,
Todos los roles en Imdb


Sinopsis:


Anna (Zoe Lister-Jones) y Ben (Adam Pally) son una pareja recién casada que no puede dejar de pelearse. Al borde de la ruptura, recurren a medidas poco convencionales para superar sus diferencias y deciden convertir sus peleas en canciones, para acabar formando un grupo con la ayuda de su vecino, Dove


Lo que se dice:


La prensa se ha expresado favorablemente a favor del film que dirige Zoe Lister Jones conocida por su trabajo en la televisión norteamericana, y se ha clasificado el film de delicia exuberante discreta (Sheri Linden, The Hollywood Reporter); ngeniosa y con encanto canalla (Andrew Barker, Variety); dulce y sincera (Sara Stewart, New York Post); otros valoran el trabajo y la voz de Zoe Lister Jones, Gregory Elwood, The Playlist); sincera, divertida y disfrutable (Brian Tallerico, rogerebert.com)


Crítica:


Cuando hicimos el análisis de Mary Shelley, una película de época, dirigida este mismo año por Haifaa Al-Mansour , decíamos que "a pesar de que se ha dicho y escrito que el indie no tiene un look definido, que es un estilo sin estilo que se basa, sobre todo, en una forma de concebir la vida, influenciada por el DIY (Do It Your Self/hazlo tu mismo), al margen de lo establecido, y realizado con medios propios", hay películas con cierta personalidad, sin grandes pretensiones, como Band Aid en las que el núcleo de la trama es la realidad cotidiana de los artistas, que conocen las dificultades para ser admitidos en los Festivales sancionadores (Sundance, Toronto, SXSW, Seatle, San Francisco...). El film que dirige la actriz, cantante y productora Zoe Lister Jones, Band Aid (que significa tirita), reúne características de este movimiento que se ha implantado de forma silenciosa y generalizada a lo largo de un tiempo que arranca, de acuerdo con una convención generalmente aceptada, con la muerte de Kurt Cobain en 1994, cuyo trágico fin fue llevado al cine por Gus Van Sant (Last Days, 1995). 






Como ocurre en general en este estilo, la 'rebeldía' se manifiesta no solo en la elección de una imagen estética y agradable de una pareja de clase media, que se siente fracasada por el hecho de no haber alcanzado sus objetivos, sino por una buena fotografía y un montaje tranquilo que busca la elegancia sin perder la esencia de lo joven, encorsetado en lo retro, con una mise en scene basada en la armonía elegante, placentera, tranquila, que acompaña al pareado de letras, voces, canciones, guitarra y bajo, y la tranquila batería de un vecino que ha encontrado la manera de conseguir una vida sin grandes alteraciones emocionales, acompañado de dos jóvenes bien dotadas con las que mantiene una buena amistad, con mucho contacto y sin sexo.






El indie es un cultura, decíamos, que representa a un público joven, heteronormativo y posfeminista,  un contexto en el que el protagonista se propone defender los derechos de los hombres. La pareja  es fiel a los cánones y se autojustifica argumentando que fracasar es lo que te convierte en artista; comparte un estilo de vida, una ideología y una forma de estar en el mundo ajena a debates profundos, cada vez más transversal, que está siendo avalada por amplios sectores de la crítica, a pesar de que cada vez se alzan más voces que advierten que ser 'indie', subcultura contemporánea, es algo totalmente 'mainstream', una realidad que en sí misma no es mala (1); un movimiento que sigue un manual para todo moderno que se precie y que abarca desde cómo vestirse hasta qué comer.





Ser indie, decíamos, está de moda, es tendencia, se lleva y es cool, un modo estético demasiado correcto que encanta a las personas mayores, y con el tiempo se está convirtiendo en una colección de clichés, (festivales, música, barbas, Apple, Caver, etc.), lo que está introduciendo serias dudas en las reflexiones de algunos teóricos, acerca de si este hecho los ridiculiza o los moderniza.  En 'Maps to the Star' (2014), David Cronenberg hace un relato demoledor acerca del nacimiento del indie, como movimiento estético desgajado del cine independiente, en el que se acunan los hijos de los famosos y las estrellas que se acercan a él, prescindiendo de sus honorarios o reduciéndolos al máximo en los momentos en los que sus contratos escasean, buscando la publicidad, la notoriedad y que no se deje de hablar de ellos. Un alejamiento de las pantallas puede suponer  la muerte de una integrante del star-system; los festivales avivan su recuerdo.





Sus personajes huyen en su vida, hecha canción, de los grandes temas épicos que forman las grandes epopeyas históricas, políticas o de movimientos de masas y la búsqueda aquello que interesan a los jóvenes de hoy, que dicen romper con el mainstream, denominado despectivamente bajo la etiqueta de blockbuster, les permite quemar, sin asumir,  una serie de etapas de la evolución del cine, sin llegar a entenderlas, y el resultado es un relato intrascendente sobre una pareja que atraviesa una época conflictiva, -ella trabaja de conductora de Uber, el en casa, realizando trabajos creativos,  sin encargos -,  que deciden resolver sus conflictos cantando, y llevando a sus letras los conflictos de cada día, que pasan por quién friega los platos, por el desgaste del deseo a causa del estrés, y la falta de perspectivas. Sus discusiones se convierten en las letras de sus canciones.

(1) "Ser 'indie' es algo totalmente 'mainstream', pero eso no es malo". El Confidecial, 4 de abril de 2015.

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