Desenterrando Sad Hill. Guillermo de Oliveira. Ficha técnica y crítica






Ficha técnica:


Título original: Sad Hill Unearthed
País: España
Año: 2018
Duración: 86 minutos

Dirección: Guillermo de Oliveira
Guión: Guillermo Oliveira
Dirección de Fotografía: Guillermo de Oliveira
Música: Zeltia Montes
Edición: Guillermo de Oliveira
Dirección artística: Iñaki Vulluendas

Productores: Luisa Cowell, Guillermo de Oliveira
Compañías productoras: Zaprudes Pictures; compañías distribuidoras: Hark, Stark Channel Movies; Ad Hoc Studios.


Colaboradores ocasionales:


Sergio Leone
Clint Eastwood
Sergio Leone
Ennio Morricone
Joe Dante
Alex de la Iglesia
Christopher Frayling
Peter J.Hanley
James Hetfield
Carlo Leva

Eugenio Alabiso
David Alba Romero
Sergio García Hernández
Diego Montero
Joseba del Valle


Sinopsis:



Largometraje documental sobre la reconstrucción en 2015 del cementerio construido en España hace 50 años para la secuencia final de la película "El bueno, el feo y el malo". Recibió el premio a la Mejor Película en la sección Noves Visions del último Festival de Sitges, este mismo año 2018.


Lo que se dice:


La ópera prima de  Guillermo de Oliveira ha sido muy bien recibida por la prensa española, un dato que se materializa en la nota media que proporciona Filmaffinity , basada en tan solo 201 votos: 7,8, una nota que se eleva a 8,4 en Imdb, con muchos menos votos: 86. Rotten Tomatoes no dispone todavía de datos, aunque la película aparece reseñada y a la espera, lo cual es todo un éxito para un director novel que no ha contado con grandes recursos para llevar a cabo un proyecto que produce, diseña, fotografía y realiza él mismo, todo un Juan Palomo, un orensano de 32 años.

Los argumentos que utilizan los críticos de los periódicos más importantes son del siguiente tenor: un documental con demasiadas entrevistas que se acerca peligrosamente al reportaje y se salva gracias al entusiasmo de un grupo de 'arqueólogos del mito (Jordi Costa, diario 'El País'); un título que pone al mismo nivel el espíritu aventurero de los amantes del cine descubridores de lápidas y el fenómeno fan, que, se apoyó en una campaña de crowdfunding que financia el espectador con su entrada o apadrinando una cruz (Federico Marín Bellón, diario ABC); una reflexión en torno a los mitos en el imaginario colectivo (Beatriz Martínez, diario 'El Periódico'); intento de recomponer un palimpsesto de memorias superpuestas (Sergi Sánchez, diario La razón); pequeño documental con encanto , cuidado, pero nada pretencioso (Carlos Marañón, Cinemanía); homenaje al cine y a los que están locos por él (Jesús Palacios, Fotogramas)...


Crítica:


El día 29 de Noviembre asistimos a un pase único del documental en los cines Lys de Valencia, una sesión cuya introducción corrió a cargo de Eduardo Guillot, director de la 33ª edición de la Mostra de València-Cinema Mediterrani. Desde el primer momento entendíamos que íbamos a asistir a un proyecto con un doble valor subyacente: una obra poética en la que el joven cineasta nos hacía llegar el amor de aquellos que han sustituido las viejas religiones por una nueva: el arte de crear historias con imágenes, en la que tendrán una especial relevancia los hijos de quienes, de una forma u otra, -como constructores de puentes y falsos cementerios o como extras, un esfuerzo en el que tuvo una presencia importante el ejército de la dictadura española. Corría la década de los 60. Por otro, contempla con simpatía el relanzamiento de una zona deprimida de nuestro país, ubicada entre los términos municipales de Contreras y Santo Domingo de Silos, donde se construyó un cementerio ficticio, que incorporaba 5000 pseudotumbas con sus respectivas cruces, que recibió como herencia la nueva democracia, un aserto que incorpora una voz en off. Y por encima de todo el arrojo de Guillermo de Oliveira, al que no conocemos, si bien procuraremos seguir la pista a sus cortos,ya que ignoramos de qué forma convenció a personajes de la envergadura de los invitados para que participaran en su pequeño y a la vez gran proyecto. Guillot nos informó que el equipo de producción hubo de reservar cierta cantidad de dinero para pagar los derechos de unas imágenes de la secuencia final que desata la emoción en el climax de la historia.

En 1966, Sergio Leone puso el broche final a la trilogía del Dólar (Por un puñado de dólares, 1964; La muerte tenía un precio, 1965), con el film que evoca Oliveira: El bueno, el feo y el malo, que ha dejado un poso intenso en muchos de nosotros, una sensación a la que contribuyen un guión colectivo, capitaneado por Leone, la músíca excelente de Ennio Morricone, que dejó buena muestra en el cine polar francés y que ha sido recuperado por Tarantino, del que el músico confiesa estar harto, y un elenco que protagoniza gags que jamás podremos olvidar. Filmar en España era más barato,por sus condiciones históricas del momento y por la colaboración de los ejércitos que recibían sumas importantes por la participación de los soldados en diferentes actividades, y que fue responsable de una anécdota chusca, como la voladura de un puesto que todavía no había sido fotografiado. 

Estos militares construyeron un enorme cementerio de 5000 tumbas, que fueron abandonadas al terminar el film. La llegada al país de dos fans norteamericanos que localizaron el lugar donde se hallaba esta necrópolis particular, formada por círculos concéntricos y una 'arena en el centro, a modo de plaza de toros, sacó la construcción del olvido. Los jóvenes del lugar, ayudados por frikis de diferentes lugares de España y de países vecinos comenzaron a cavar (curioso verbo que nos remite a Eastwood) y , a menos de 3 pulgadas de profundidad encontraron el círculo pavimentado original, y a partir de ese momento comienza el relato que 'explora los sueños y las motivaciones que se esconden detrás de los nuevos fanáticos (Imdb), y que se convierten en exponentes de esta nueva religión.

Es una lástima que el film solo haya podido verse en la Mostra de València y en un solo pase en un cine del centro de la ciudad, si bien augura que supone una buena plataforma de lanzamiento del joven orensano, que no sólo ha mostrado entusiasmo por lo que hace, sino que ha sabido comprender cómo un pueblo sin esperanza, comienza a soñar con que otros cineastas rueden películas en el lugar y el recinto se pueda constituir e una fuente de ingresos controlados para su localidad. Buena suerte!



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