Una receta familiar. Eric Khoo. Ficha técnica y crítica.





LOS FIDEOS DE LA RECONCILIACIÓN



Ficha técnica:


ítulo original : Ramen Teh
País: Singapur
Año: 2018
Duración: 89 minutos

Dirección: Eric Khoo
Guión: Tan Fong Cheng, Wong Kim Hoh
Casting  Yumi Takada
Dirección de fotografia: Kevin Mathews
Música : Brian Gothong Tan
Edición

Diseño de vestuario  Meredith Lee
Departamento de maquillaje  Dollei Seah

Productores : Junxiang Huang, Shin Yamaguchi
Productores ejecutivos: Yutaka Tachibana, Fong Cheng Tan
Compañías productoras: Knockonwood, Zhao Wei films.; distribución: Avalon

Intérpretes


Tsuyoshi Ihara :Kazuo,
Takumi Saitoh : Masato
Seiko Matsuda
Shogen
Jeanette Aw : Mei Lian
Tetsuya Bessho
Beatrice Chien
Mark Lee



Sinopsis:



Masato, un joven chef de ramen que quiere saber más sobre el pasado de sus padres fallecidos, deja su ciudad natal en Japón embarcándose en un viaje culinario hacia Singapur para encontrar la verdad sobre su pasado y su familia. Durante esa deliciosa odisea, Masato descubrirá los secretos de sus ancestros, suculentas recetas y mucho más.


Lo que se dice:



La nota media que reflejan las páginas que contemplan este dato es elevada: 6,3 en Filmaffinity, basada en 131 votos; 6,9 en Imdb, basada en 348 votos; 6,8 sobre 10, en Rotten Tomatoes, basada en 10 reseñas, y 3,7 sobre 5, basada en la valoración de 25 usuarios. De estos datos se puede deducir que no ha gozado de una gra afluencia de público, pero los espectadores que la han visto se han sentido bastante complacidos.

Los argumentos que se utilizan son bastantes positivos, con alguna excepción como la de Javier Ocaña (diario 'El País', cuyo enfado no se entiende bien, una actitud que le hacen construir un veredicto poco equiligrado, cuando afirma que  es una de las películas más espantosas que se han estrenado en los últimos años en España, pedestre en su narración a varios tiempos e infame en su tratamiento y en su calidad musical y visual muy clásica. Llama la atención que más arriba habla de películas sin más valor que el exotismo de la comida, e incluye la Eric Khoo, para concluir su relato afirmando que es muy básica en su reflexión sobre el perdón, la culpa y la redención de un film  que nace como conmemoración del 50 aniversario del establecimiento de relaciones entre Japón y Singapur, y que debía haberse quedado relegada a ese  ámbito.

El  resto de críticas, más positivas, hablan de la mejor película gastronómica jamás filmada, una exageración, que resta importancia al background del film sin justificación (Alberto Luchini, diario El Mundo); mediocridad dramática que contrasta con el cuidado que presta su realizador a la preparación y sabor de las comidas (Antonio Weinichter, diario 'ABC'); falta de generosidad narrativa que se compensa  con imágenes que le hace a uno la boca agua (Nando Salvá, diario 'El Periódico'); confirma al ramen como plato de moda (Irene Crespo, Cinemanía); trama argumental que peca de convencional (María Caballero. Fotogramas). En Estados Unidos se ha mirado con más simpatía que en nuestro país el proceso de reconciliación que se lleva a cabo en el extremo oriente, entre invasores e invadidos, entre Japón, Singapur y China, representado por una familia. Una zona en la que se han creado museos de la memoria, que generan una sensación de optimismo en Estados Unidos, donde  críticos como Deborah Young (The Hollywood Reporter)que afirma que el film se salva gracias al tema subyacente del perdón y la reconciliación de familiares separados, aspectos que le parecen 'convencionales' (no entiendo cómo se aplica el concepto) a otros como Maggie Lee de Variety...


Crítica:



Curiosamente y, a pesar de que se han cargado las tintas en el aspecto culinario, la que podríamos llamar gastronomic-road movie, tiene un subtexto poderoso, limado en el primer plano o feroground a las diferencias en la forma de cocinar caldos, un relato en la superficie que 'esconde' la verdadera razón por la que viaja a Singapur el japonés Masoto, y el deber autoimpuesto por parte del director de mantener el respeto a la celebración del 50 aniversario de pueblos que fueron invadidos, en una campaña expansionista iniciada por Japón, inspirada en la política de Hitler, que alcanzó su punto álgido en 1940, una invasión en la que los ejércitos nazis japoneses fueron tremendamente crueles con la población civil indefensa, avalada por documentos del museo de la memoria que visita el joven, ya fueran bebés, mujeres o ancianos. Una campaña de exterminio que sólo la derrota frenó. El itinerario gastronómico gira en torno a dos formas de preparar la sopa: el ramen japonés o el cuba-teh, que se tomaba seguido de té de Singapur. El joven huérfano creará la sopa de la reconciliación: el ramen-teh. Se incorpora algún plato más, aunque no de la relevancia de los que identifican a víctimas y verdugos.

Actores y espectadores desconocemos, porque así lo han querido guionistas y realizador, si el padre de Masato llegó a Singapur como soldado o no, pero Yamoto era obviamente japonés, y la madre de su mujer, Mei Lian, no pudo aceptar y como consecuencia perdonar, que su hija se enamorara y se casara con un 'invasor'. Khoo , un cineasta que ha hecho su carrera gracias al desarrollo de la industria de Singapir, formado en el City Art Institute de Sidney, Australia, un realizador que prospera en los Festivales, ha procurado ser respetuoso con todos los que iniciaban este proceso de reconciliación, que los occidentales, afectados de un etnocentrismo exagerado no entienden o no quieren entender. Los movimientos revisionistas se abren paso con dificultad en Occidente, cuando se refieres a las relaciones entre soldados alemanes y mujeres de los países que invadían y que, con frecuencia, se saldaron de forma mucho más cruenta que en Singapur, un país en el que la madre, cantonesa, de Mei Lian no acepta la relación de su hija con un japonés. Un buen ejemplo es el último film de Mike Newell 'La sociedad literaria y el pastel de piel de patata', con resultados mucho más cuentos.

Masoto, un joven que pertenece a una familia de cocineros, que, como ocurre en nuestros lares, viven la relación con sus condimentos como un ritual religioso, intenta entender la posición de su abuela con un nieto medio japonés. Recorre la ciudad natal de su madre buscando las causas de su desgracia familiar, acude a los mencionados museos de la memoria, y, tras conocer los acontecimientos que disgregaron a los suyos y acabaron con la vida de su progenitora, en los que las políticas expansionistas tuvieron mucha responsabilidad, decide crear un caldo que reúna los más típicos y emblemáticos de los países de los que procedía su padre, el ramen, y el cuba-teh de Singapur, e inventa el ramen-teh, conquistando el corazón del único familiar directo que le queda. Un plato que busca no solo el placer de degustar algo nuevo, sino de reconciliar a los pueblos.

Eric Khoo construye su discurso con una serie de flashbacks concatenados que dan un ritmo lento y repetitivo al film que tarda bastante tiempo en mostrar su verdadero objetivo, y no sólo el político, sino el romántico por el que pasa de puntillas. La gastronomía es importante, aunque está menos presente que en otras películas, y nadie ignora que, cuando chinos, japoneses y otros pueblos de extremo oriente emigran ofertan en los pueblos que los acogen su cocina, ante la que muestran un respeto casi religioso. Es, por otro lado, pedagógica en torno a los rituales de los comensales de las diferentes latitudes: lo que no es visto bien en Occidente, hacer ruido cuando se come, es celebrado en los países asiáticos.


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