La novia vestía de negro. Crítica




EL SENTIMIENTO DE DESAMPARO, SOLEDAD, Y EN CIERTO SENTIDO DE ORFANDAD QUE SÓLO SE SATISFACE CON LA VENGANZA.


Ficha técnica. Sinopsis. (Pinchad aquí)


Podéis encontrar en el mercado a precios razonables la versión en formato blu-ray de  La mariee etait en noir de François Truffaut, fundador de la Nouvelle Vague junto con Claude Chabrol, Éric Rommer, Jean Luc-Godard, Alains Resnais o Jacques Rivette, un movimiento que corría paralelo al 'Free Cinema' británico, que nació del 'Manifiesto de los jóvenes airados', en el que militaron Jack Clayton, Tony Richarson o el americano que huía de la caza de brujas que impulsó el senador McCarthy, Joseph Losey -,  o del neorrealismo italiano, en el que militaron cineastas como Rosellini, del que el francés fue ayudante y este  le correspondió siendo su testigo de su boda con Madeleine Morgenstern, Vittorio De Sica e incluso Luchino Visconti.

Antes de pasar a otros factores que influyeron en la formación del cineasta quiero introducir unas referencias que consideramos de interés en la evolución de su cine, que se enmarcan en una conformación de la idiosincrasia de la sociedad que se mueve alternativamente en la contradicción de alfabetización vs. ilustración. Hay determinados momentos históricos en los que el hombre no recibe una formación académica demasiado alta, pero tiene un acceso por razones difíciles de determinar a un grado de ilustración superior que aquellos que han accedido a una enseñanza superior, un tema en el que incide Jack Clayton en 'Un lugar en la cumbre', un film en el que la amante del protagonista (Laurence Harvey), interpretada por Simone Signoret, alude constantemente a su paso por la Universidad que había creado en ella un poso de liberalismo que él no comprende, si bien su comportamiento no difiere mucho del de los caciques de la ciudad, superándolos en el conocimiento de lo que es la dignidad y el respeto a uno mismo, cualidades que perderá a medida que se acerque a ellos.

Hay un acuerdo casi general en torno a que 'Los 400 golpes' , el tercer film de Truffaut, es una obra autobiográfica, que nos muestra como un joven al que le gustaba el cine, nacido en el seno de una familia desestructurada de padre desconocido y madre no muy amable, acabó en un reformatorio del que salió para ver por primera vez el mar, animado por una emoción captada por uno de los travellings más bonitos de la historia del cine, realizado desde el maletero de un coche utilitario. La realidad, algo diferente, lleva al cineasta a esta institución 'carcelaria' a causa de un impago de alquiler de películas de un cine-club que había montado y al que acudía con frecuencia André Bazin, uno de los fundadores de Cahiers du Cinéma, en la que colaboró Truffaut como crítico.

De este modo tenemos a un cineasta cinéfilo que, ya muerto, influyó en otro que reunía las mismas características, Quentín Tarantino, que se  inspiró en 'La novia vestía de negro' para la realización de uno de sus filmes más notables: Kill Bill, en el que una mujer a punto de casarse se salva de una masacre en la que el novio es asesinado y busca venganza. Porque Truffaut tiene además el mérito de haber reivindicado con éxito la aportación al desarrollo del nuevo modo de representación de Alfred Hitchcock gracias a unas entrevista al maestro del terror que materializó en 'El cine según Hitchcock', (1966). Guionista y crítico, fue también actor, y como tal participó en alguna de sus críticas, pero lo que es más significativo:  asumió un papel relevante en un film de Steven Spielberg, 'Encuentros en la tercera fase' (1977), un dato no exento de significación como es el hecho de que uno de los popes de la renovación del cine europeo reconociera a uno de los artífices de la renovación del cine norteamericano, que influyó en el modo de representación cinematográfica a escala mundial. Godard decía que 'hablar de cine americano es una redundancia; otros cineastas como Jacques Demy llevó el musical francés películas tan significativas como 'Los paraguas de Cherburgo (1964)' y 'Las señoritas de Avignon'. /1967), que ha influido en el último trabajo de Daniele Chazelle, La ciudad de las estrellas, (2014).

La undécima película de Truffaut es una adaptación de la novela policíaca de William Irish, y ha sido considerada una de las obras menores del cineasta, sin embargo el film tiene músculo, y muestra la soledad, y en cierta medida la 'orfandad', de una mujer que ha visto morir a su recién estrenado marido y ha sentido con desesperación la pérdida de un sueño alimentado desde que ambos eran niños por un capricho de cinco señoritos de ciudad que juegan a asustar a los aldeanos, sin ser conscientes de  las consecuencias de su acción. La influencia de Hitchcock se hace presente en los planos secuencia que todavía muestran cierta bisoñez en su admiración por el maestro, como el del corte del cable telefónico que, innecesariamente conduce al propio teléfono; los picados y contrapicados y , en general, la creación de una atmósfera hitchkoniana mediante el encargo del escore musical a Bernard Hermann, responsable de la música de' Psicosis', 'Vértigo' o 'Con la muerte en los talones'. No obstante brilla la claridad de ideas del Truffaut guionista que nos muestra a una mujer, que algunos han calificado de 'femme fatale', un arquetipo de la novela negra y el cine noir, que no se ajustan al personaje de Julie Kohler, excepto en la enigmática belleza de la actriz elegida, Jean Moreau, una chica sencilla que actúa motivada por unos instintos nacidos de un dolor profundo, que siente la necesidad de vengar una injusticia, a la que lo único que obliga a hacer un alto en el camino es una falsa acusación de asesinato de una profesora, que ha cometido ella misma. Un giro final, no del todo imprevisible, seguido de un fuera de campo obligado, ponen fin a un film que, si no se puede calificar de obra maestra, si de película inolvidable que augura el nacimiento de un gran cineasta, cuya vida por desgracia fue breve.




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