Casi imposible. Jonathan Levy. Crítica.



HAY QUE SEGUIR EL JUEGO MIENTRAS DURA Y AL MENOS HASTA QUE GANAS


Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice (Pinchad aquí)


Crítica:

Nadie puede extrañarse de lo que hace en una pantalla Seth Rogen, un actor que se formó en el entorno a Judd Apatow, cuyo primer contrato fue para la serie 'Freaks and Geeks', dirigida por Paul Feig  ( 'Peligro, menores sueltos, 2006; La boda de mi mejora amiga, 2011; Cazafantasmas, 2016...); el proyecto fracasó, pero Rogen siguió en el área de los directores de la nueva comedia americana, trabajando con Phil Lord, Greg Mottola y Seth Macfarlanne, al que hace un homenaje al final de la película . Su partner es la espléndida, elegante y superdelgada para la ocasión (gran contraste con su papel protagonista en Tully) Charlize Theron, es el haz que se opone al envés del cómico, aunque ella le sigue muy bien el juego y sorprende en un papel en el que no se la había visto. En cuanto a la forma no dista mucho el trabajo de Jonathan Levy del de los cineastas citados con anterioridad, y en este caso ensambla la historia estrafalaria, para algunos, absurda y grosera para otros, divertida para muchos, en la era Trump, marcando las diferencias con el curioso presidente de la gran potencia de la era contemporánea, empeñado en dejar el imperio convertido en un solar, incidiendo en que un afroamericano puede ser republicano y religioso, y un caucásico racista y demócrata, pero uno y otro celosos defensores de su libertad de expresión.

Esta historia se va encauzando poco a poco hasta integrarse en el pensamiento transversal de la cuarta ola feminista, un contexto al que el periodista anárquico y poco inclinado al protocolo y a disfrazarse de burgués no tiene problema de ninguna clase, ni ético, ni moral, ni de sentimiento de clase, ni nada parecido, aceptando como normal convertirse en 'el primer 'damo' de los Estados Unidos. Este es el espíritu que nos debe acompañar para disfrutar de un film nada simple, que usa el absurdo, sin despreciar pinceladas escatológicas y palabras malsonantes, en lugares poco apropiados, aunque el público, en general, sabe cambiar el registro y disfrutar del título.



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