Winter's Bone. Debra Granick. Crítica.






EL MEJOR RETRATO DE LA WHITE TRASH AMERICANA



Ficha técnica, sinopsis, premios (Título original)


Crítica:


El día 15 de junio Netflix estrena un nuevo film de Debra Granick, una realizadora neoyorkina que no consiguió estrenar en Estados Unidos su opera prima, Down to the Bone (2004). Su segunda película, que en realidad funcionó como opera prima, Winter's Bone, dejó la huella de un film inolvidable que marcó la dirección de este blog casi desde sus inicios. Un film independiente que mete el dedo en la llaga, hace el mejor retrato de la White Trash americana, la basura blanca, que vive en comunidades que recuerdan mucho a los estercoleros, con independencia de que su piel sea tan blanca como la de los arios (aviso a navegantes), pero que carece de lo fundamental, el dinero, un valor de cambio que lo compra todo,sea cual sea el patrón (un sustantivo derivado de pater) de referencia, (oro, dólar, confianza que se materializa en un plástico), y su carencia convierte a su protagonista en una heroína que lucha por salvar a su familia ante la carencia de este valor de cambio. Un film que lanzó a la fama a Jennifer Lawrence y dejó una huella imborrable en nuestra memoria.El 24 de junio de 2011 (un año después de iniciar cinelodeon) decíamos ésto:

Hay que reconocer a la directora Debra Granik y a su film el esfuerzo por introducir en el imaginario colectivo los conceptos de 'América profunda' y 'basura blanca' (white trash), blancos que viven en chabolas en medio de bosques, en los montes Ozark de Missouri; son los que hasta ahora aparecían siempre en segundo plano y en el film pasan a ser los protagonistas. Ree, (Jennifer Lawrence) una chica de 17 años , con un padre ausente (no aparece en la película), Jesuup Dolly, y una madre discapacitada, mantiene a su familia bajo la amenaza de perder su tugurio si no encuentra a su progenitor, que tras ser encarcelado había depositado su casa como fianza y no se había presentado al juicio. La dura lucha en solitario de esta personaje ficticio, representativo de su clase, sin arredrarse hace que Manuel Pinón, entre otros, (Cinemanía, febrero 2011) equipare este film con un western, más que con una película de denuncia social. Los enemigos a los que deberá enfrentarse son hombres al margen de la ley, fieles representantes de la sociedad patriarcal que amenazan y amedrantan a mujeres que han tenido que hacerse fuertes para poder subsistir. Debra Granik es una representante del cine independiente, galardonada en Sundance, que ofrece una visión de este mundo de hombres-rata, que viven entre montañas de deshechos, en el corazón del, hasta ahora, país más rico del mundo.

La película es de un gran dureza y constituye una amenaza para la sociedad occidental hipócrita, autista e insolidaria , pues pone el foco en los white trash, o blancos sucios, empobrecidos, degradados y depauperados excluidos del sistema, rubios y de piel tan clara como los de los glamurosos anuncios televisivos. Mientras aparecen en la pantalla los títulos de crédito finales, una canción recuerda que:" Algunos viven sin ellos sin ningún problema". La joven que es considerada menor para ingresar en el ejército, debe sin embargo cuidar de una familia constituida por una madre enferma y dos menores, Sony y Ashlee, sin recursos. La realizadora recorre la geografía de la droga y la degradación humana en un viaje en busca de un padre desaparecido, con el objetivo de evitar el desahucio de su miserable hogar y lucha en solitario en un mundo unido por lazos de sangre, en el que reina el silencio, la omertá, y en el que es mejor no saber nada, no dejar huellas. Las mujeres serán las encargadas de represaliar a los que rompen su mutismo o traicionan a la comunidad, para no complicar a los varones en las reyertas; la propia policía se amilana, aunque debe cumplir su cometido. Ree se verá implicada en los más truculentos acontecimientos, amedrantada, aunque finalmente apoyada, por el propio hermano de su padre, Teardrop,' El Lágrima', (John Hawkes). Fourier tenía razón cuando afirmaba que los niños pueden ser felices en medio de la inmundicia y la basura; Asheley y Sony juegan con los animales y los objetos de deshecho, que ellos mismos reconstruyen. Ree les enseña a disparar su rifle para que puedan supervivir en su medio ambiente hostil.

Debra Granick va dosificando la información, tanto al espectador como a la protagonista hasta el final, con el fin de que, dentro y fuera de la pantalla, en el límite entre la ficción y la realidad, observen los hechos como se producen la vida 'rea', componiendo el puzzle con las barreras que la joven debe destruir en una comunidad cómplice de un delito que todos conocen pero todos silencian. Ni la fotografía, ni la iluminación, ni los encuadres, ni la edición desvían de un relato de vocación casi documental. El film comenzó a rodarse en el invierno de 2009 en los condados de Taney y Christian, en Missouri, donde se reconstruyeron las casas de Teardrop, Thump Milton o Merab. La música country forma parte de la tradición del lugar ; en una secuencia vemos a una ciudadana media norteamericana de edad madura interpretando magníficamente una canción, acompañada por los banjos de sus vecinos. En su ópera prima, Debra Granik  abordó el tema de una familia desestructurada por el tráfico y consumo de drogas, Down to the Bone, que sólo logró ser estrenada en EE.UU.; en Winter's Bone vuelve a poner el foco sobre la familia, pero tratada en sentido extenso: hermanos, primos, tíos; es la pobreza estructurada, consolidada de un grupo familiar constituido por varias generaciones, con una organización propia en torno a un patriarca, que se rige por sus propias normas. El padre de Ree violó estas leyes y pagó por ello. La sociedad 'civil' carece de escrúpulos y crea empresas que hacen negocio con la miseria humana, pagan las fianzas de los proscritos y, si éstos no hacen frente a su deuda, extorsionan a los parientes más cercanos. Los agentes de la Ley apenas osan adentrarse en esta tierra hostil y enfrentarse a sus colonos, hecho que también debe ser silenciado.

Un film interesante y crudo, un western o una obra de cine noir, según se quiera ver, que pone el acento en la degradación material, física y moral de un grupo de seres humanos, entre los que reina cierta solidaridad ante la pobreza. Una reflexión que merece la pena hacer. Debra Granick ha hecho tan solo cuatro películas en su larga carrera, lo que parece un buen ejemplo de la suerte que le espera a quien analiza el mundo que lo circunda sin añazagas ni rodeos, mirándolo de frente. Ahora, la plataforma que concentra todos los ataques, Netflix, incorpora una nueva película, estrenada en 2018, que provocó el aplauso de la prensa, pero que ha pasado, de nuevo, sin pena ni gloria, 'No dejes rastro'/Leave No Trace, que se estrenará en 2015. Estamos pendientes.


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