Blow. Ted Demme. Crítica

 





Ficha técnica, sinopsis, premios, lo que se dice y comentario (Pinchad aquí)



Netflix incluye en sus fondos 'Blow', dirigida por Ted Demme, un cineasta que fue muy aclamado en 1996 por una película de corte independiente en la que sobresalía una figura emergente, la actriz Natalie Portman, que murió muy joven como consecuencia de un ataque cardiaco ocasionado, al parecer, por el consumo de cocaína, y dejo algún trabajo relevante como la película citada o las miniseries televisivas 'Gun' e 'Historias del metro, ambas de 1997. Blow fue una película también muy celebrada (la página Filmaffinity le otorgó una nota media de 6,9, basada en 32,265 votos de sus lectores, aunque tuvo el claro contrapié de  que su deslumbrante protagonista, Penélope Cruz, recibiera el premio Razzie a la peor actriz del año 2001, por este trabajo ), basada en hechos reales, que narra  el vertiginoso ascenso y la posterior caída  de George Jung,(Johnny Deep) el mayor traficante  de los años 70 de los Estados Unidos,  un hombre de familia humilde que consiguió hacerse multimillonario gracias a su propia versión del sueño americano. Su estancia en la cárcel, la auténtica Universidad de la droga, le transformó  en  un  auténtico gangster distribuidor de cocaína  a  las clases altas norteamericanas, contactando  sin intermediarios con el Jefe del cartel de la droga  en Colombia, Pablo Escobar . Con la colaboración  de  su esposa Mirtha (Penélope Cruz)  y de Diego  Delgado (Jordi Molla), formarán un triángulo que compartirá situaciones límite dominadas por la pasión, el odio, la amistad y una desmedida ambición de poder.

El film recibió en su momento una respuesta airada de la prensa. Miguel A.Refoyo (La Butaca) escribió un largo artículo lleno de descalificaciones, acusando a Demme de moralista, y Carlos Boyero,  más franco,  mostró  su  disgusto por  la relación amorosa que mantenía el director con la cocaína. De hecho Demme murió  en enero de 2002, mientras jugaba a basketball, tras consumir esta peligrosa sustancia, de la que se hallaron restos en la autopsia de su cadáver. No obstante y , a pesar de la superficialidad  con la que trata el comercio y consumo de la droga,  demasiado extendido entre actores, músicos y  clases altas de Estados Unidos, un negocio que daba sustanciosos beneficios a los traficantes, entre ellos George Jung, no es menos cierto que en épocas de crisis económica, como lo fue la década de los 70, muchos hombres no se resignaron a la pobreza y buscaron el ascenso social y económico a través de cualquier resquicio que dejara abierto la jerarquía social, ya fuera la droga o el juego. Éste era el dilema de Jung, que vio a su padre constantemente ninguneado, incluso por su propia esposa y no quiso repetir el patrón. Cualquier mirada atenta podría dar el mismo juego en este momento.

En cuanto al baile de disfraces de que habla Refoyo sólo hay que darse una vuelta por cualquier playa de moda, en la que se concentran ociosos turistas de todo el año, para poder disfrutar de estos carnavales; el panorama cambia cuando la cámara se traslada a los países productores, ya sea Méjico, Colombia o Panamá, donde ejércitos de miserables venden su vida a los 'capos' de los carteles por un poco de dinero, que no les permite, no sólo disfrutar de esos disfraces, sino ni tan siquiera vestir  o vivir con dignidad, siempre  bajo la bota de dictadores como Noriega, en cuyo banco blanqueaban su dinero procedente de la droga los capos, entre ellos  Pablo Escobar, líder del Cartel de Medellín y jefe máximo de la mafia colombiana. Esto es algo que queda bastante claro en la película de Demme, por muy poco que nos guste.

Es cierto que cada espectador, de acuerdo con sus percepciones, hará una lectura u otra de la propuestas cinematográficas, por lo que donde unos ven un discurso púdico, ético y adoctrinador, yo veo justo lo contrario, al menos en la primera parte del film. Johnny Deep encarna a un personaje totalmente amoral, cuyo objetivo es el mismo que el de la protagonista de Lo que el viento se llevó: no volver nunca a ser pobre, y conseguir, en efecto, el sueño americano  de triunfar a cualquier precio, aunque para ello tuviera que pasar temporadas recluido en las cárceles del país. La facilidad con la que obtiene  montañas de dinero, que le permiten gozar de bellas mujeres en paraísos playeros, ya sean como la bella Franka Potente o la vulgar Penélope Cruz, puede hacerles a muchos pensar que  París  bien vale una misa. Muchos de los personajes relacionados con este mundo del crimen organizado, gordos y vulgares, es posible que se parezcan más a los reales que el romántico  y literario Robert de Niro, que a todos nos encanta ver representando  sus magníficos papeles de protagonista asiduo del cine negro. La introducción de la droga en los negocios de las mafias aumentó su virulencia y alteró el perfil de sus protagonistas, muchos de ellos enganchados y víctimas de su propio tráfico.

La última parte del film, la de la decadencia y la imposible redención, roza lo melodramático y contrasta claramente con la primera .Convertido en drogadicto, degradado y encarcelado, añora a su padre y a la hija con la que no pudo convivir; no sé hasta qué punto puede hablarse de un discurso moralizante, o de la reflexión de un perdedor, que no saldrá de la cárcel hasta el año 2015.  Sobran pasteles de cumpleaños, fiestas y numeritos como los protagonizados por Penélope Cruz, y no tanto la caracterización de Johnny Deep, envejecido y degradado para acercar su imagen a la del auténtico George Jung, un  verdadero presidiario sin recursos, que poco o nada tiene que ver con los líderes de la Cosa Nostra, que mantienen su poder entre rejas. La foto del auténtico mafioso que cierra el film, así como la leyenda que la precede, se puede conceder a sus críticos que sobraban. 

Un film de carácter masculinista en el que se combina el placer y la acción, y, en 2020, un año que en verdad parece diseñado por Stephen King, nos muestra todo lo que los excesos del pasado nos han hecho perder, a pesar de la ceguera de los negacionistas que no quieren aceptar la realidad. Tenéis el film disponible en Netflix.

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