Ciudadano Kane. Comentario actualizado de una premonición.





HISTORIAS SORPRENDENTES QUE DEJAN HUELLA 

E INSPIRAN A 'ILUMINADOS


Ficha técnica: 

Título original: Citizen Kane. 
País: USA. 
Año: 1941. 
Duración: 119 minutos. 

Dirección: Orson Welles. 
Guión: Herman J.Mankiewicz y Orson Welles. 
Dirección de Fotografía: Gregg Tolands. 
Música: Bernard Herrman; canción Charlie Kane: Herman Ruby. 
Montaje: Robert Wise. Ayudante de Montaje: Mark Robson. 
Decorados: Van Nest Polglase y Perry Ferguson. 

Maquillaje: Maurice Seiderman. 
Vestuario: Edward Stevenson. 
Efectos especiales: Vernon L. Walker. 

Productor: Orson Welles. 
Compañía productora: RKO Pictures, Mercuri Production. Distribución video: Manga Films. 


Ficha artística: 


Orson Welles: Charles Foster Kane. 
Joseph Cotten: Jedediah Leland, 
Dorothy Comingore: Susa Alexander Kane, 
Agnes Moorehead: Mary Kane, 
Ruth Warrick: Emily Norton, 
Ray Collins: James W.Gettys, 
Erskine Sanford: Herbert Carter, 
Everett Sloane: Bernstein, 
William Alan: Jerry Thompson, 
Paul Stewart: Raymond, 
George Coulouris: Walter Parks Thatcher. 
Fortunio Bonanova: Matiste, 
Gus Schilling:: Mayordomo del rancho. 
Philip Van Zanst: Rawlston, 
Georgia Backus: Sra. Anderson. 
Harry Shannon: Jim Kane, 
Sonny Bup: Kane III. 
Buddy Swan: Charles Foster Kane


Comentario:


A nadie se le escapa, si puede o quiere entender, que en el momento que vivimos confluyen dos circunstancias diabólicas que pueden provocar una explosión de la que nadie conoce bien el origen: el calentamiento global (no cambio climático cíclico del que nadie es responsable) que nos trae una terrible consecuencia: las crisis zoonóticas, y un cambio de era basado en un nuevo sistema productivo que abarca desde la creación de productos que no exigen la presencia del trabajador en un espacio físico determinado, hasta la distribución y venta on line. Hoy hemos sabido que en Dinamarca van a sacrificar diecisiete millones de visones que han desarrollado una mutación del virus covid-19 que ha pasado ya a personas, una actuación necesaria que pone al hombre frente a sus contradicciones: o la extinción de la especie humana o el sacrificio de las que la amenazan y que actualiza las teorías sobre la evolución de Darwin. Jamás nos habíamos visto en esta necesidad de mirarnos al espejo sin poder desviar la vista y mirar hacia otra parte. Cuando parece que hay actitudes y comportamientos que pertenecen al pasado, resulta que estos se reproducen del mismo modo que Welles los presentó en su película.

Ciudadano Kane narra la historia de Charles Foster Kane, que  acababa de fallecer en Xanadu, su paraíso. Un noticiario da cuenta de la personalidad del multimillonario, de su imperio económico, su cadena de diarios, emisoras y fábricas, de sus ambiciones políticas, finalmente frustradas, de su vida sentimental con Emily Norton, sobrina del Presidente de los Estados Unidos con la que se casó, y de su idilio con una atractiva cantante, para quien construyó un teatro de la ópera. Todo se sabe de Kane menos una cosa: ¿Qué significa Rosebud, la palabra que pronunció justo antes de morir? Un periodista inicia una investigación  al respecto, entrevistando a todas aquellas personas allegadas al fallecido.Welles fue el gran genio torturado del cine estadounidense, al que se atribuye la frase : "Empecé por arriba y fui bajando". Se le dio total libertad en Ciudadano Kane, pero a partir de aquí todas las películas que realizó en Estados Unidos fueron vigiladas muy de cerca,  sufrieron interferencias de los estudios, fueron reeditadas (El cuarto mandamiento), hecho que evidencia la trascendencia significativa del montaje, o carecieron de fondos, lo que le obligó a dejar sin terminar muchos proyectos cinematográficos, viéndose  obligado a trabajar como actor, escritor o incluso mago, para poder alimentarse (La Historia del Cine.Blume).

La película que revisamos, porque está de plena actualidad, ha sido considerada  a menudo como la mejor de la Historia del cine de todos los tiempos, encabeza casi todas las listas,y fue curiosamente  el primer encargo que recibió un jovencísimo Orson Welles de 25 años,  después que provocara el pánico desde los estudios de la RKO, de los que era Director Radiofónico, con la emisión del programa La guerra de los mundos, basada en la obra de H.G.Wells; este trabajo le abrió las puertas de Hollywood y supuso el  largometraje número 281 de la Compañía ,  uno de los cinco estudios de la época dorada de Hollywood. Contó con un equipo de lujo: un guion de  Herman J.Mankiewicz (hermano de Joseph L. Mankiewicz), la colaboración  de Robert Wise (director de West side Story, Ultimatum a la tierras, Stark Trek, la película o Sonrisas y lágrimas entre otras)  como montador, y el camarógrafo Gregg Toland, que creó efectos innovadores de cámara: empleo dramático del plano general, cuidado de la profundidad de campo con objetivos de 'foco corto', que le permitía la toma por igual de todos los planos y distancias, encuadres y angulaciones impresionantes, técnica del gran angular, significación expresiva por medio de la grúa, el uso por primera vez de  decorados con techo y el plano-secuencia con una economía de tomas admirable. (Breve  historia del cine americano. De Edison a Spielberg. J.M.Caparrós Lera). Otras aportaciones que resultaron definitivas en la creación del estilo de este neoexpresionista que sentó las bases del cine moderno fueron el  juego de luces y sombras, las formación de claroscuros, encadenados originales y  el uso del sonido de un modo nuevo y experimental, basado en su experiencia en la radio.

La obra se planteó como una crítica al arquetipo del ciudadano yanqui, que tomaba como referente  al  magnate  de la prensa  William Randolph Hearst, que  fue conocido por usar sus medios de comunicación como instrumentos políticos, además de ser el más afamado como promotor de la prensa amarilla para generar escándalos y manipular a los electores para alcanzar sus objetivos políticos y comerciales e intentó por todos los medios a su alcance que la proyección de la película fuera prohibida, lo que contribuyó a que el film se convirtiera en  un fracaso económico, un éxito de crítica  y la consideración de  Wells en el enfant terrible de la Meca del Cine; hoy el magnate/presidente de esta nación usa las plataformas que le ofrecen las nuevas tecnologías y, en especial, twitter.  Lo que pocos esperaban era que esta historia sirviera de inspiración al peculiar Presidente de Estados Unidos de la primera mitad del siglo XXI, Donald Trump,  cuando, el personaje de ficción, ante un posible fracaso en una elección, redactó un artículo con dos títulos diferentes: en el primero de elos se proclamaba vencedor, y en el otro acusaba a sus oponentes de fraude. Ignoramos si el mandatario norteamerican ha visto el film o simplemente el retrato de Welles era tan acertado que definía a la perfección a un ambicioso sin escrúpulos que se declara en el mismo discurso vencedor y amenaza a los contrincantes con llevarlos ante los tribunales.

Pero hasta el más malvado tiene su corazoncito y la historia está presidida por el sueño americano (antes hasta un vendedor de periódicos podía llegar a presidente; ahora, cuando la educación se ha hecho obligatoria hasta los 18 años, hasta un bruto puede presidir la Casa Blanca, gracias al apoyo de otros magnates más refinados) y la búsqueda proustiana del tiempo perdido constituyen el background de una película cuyo protagonista es un niño arrebatado al medio rural y a  su familia y entregado a un banco para que lo educara; su reacción alérgica al nuevo mundo se materializa en un carácter indomable, al que no pudieron manejar a su antojo los hombres de las finanzas, en el fracaso de su tránsito de unas Universidades a otras,  y la inversión de su fortuna en la compra de un rotativo, el Inquirer, y otros medios de comunicación, desde los que espolear a las clases altas que quisieron aprovecharse de su fortuna. Su riqueza icónica ha impregnado el cine posterior, y entre las imágenes más sobresalientes destaca la de la exaltación idólatra del líder, del patriarca, que se dirige a un auditorio repleto, situado ante su  inmensa fotografía, con una puesta en escena que reproducirá Francis Ford  Coppola en la secuencia del  funeral corpore insepulto del pater familias. Pero lo más sobresaliente del film  es el recorrido  final de la cámara sobre una grúa que sobrevuela por encima de  los objetos valiosos que ha acumulado a lo largo de su vida, hasta que finalmente se para ante el horno en el que se están quemando aquellos aparentemente carentes de valor , y se desvela para el espectador el significado de la palabra que pronuncia antes de morir: Rosebud.  Esta sorpresa final a la que se da un valor de spoiler dio pie a uno de los chistes más famosos de Mafalda, que viendo a Felipe muy entregado en la lectura de la  historia del ciudadano Kane, pasa por su lado y le revela con ganas de fastidiar el secreto que se esconde tras la famosa palabra.

La primera vez que Orson Welles entró en un estudio  dio su  opinión sobre lo que debía ser  el cine: "Éste es  el más hermoso tren eléctrico que un muchacho haya podido nunca soñar". El cine debe entretener, entre otros objetivos, y la exhibición en pantalla de nuestros monstruos y temores es una forma de conseguirlo. Las imágenes de la  primera secuencia de Citizen Kane, góticas, oscuras, retorcidas, son un  anticipo de la película que vamos a ver, en la que el claroscuro de la imagen refleja la psicología de un hombre que construyó el parque temático privado más brillante, Xanadu, levantó un imperio periodístico, y fue juzgado  de acuerdo con sus luces y sus sombras, como comunista, fascista, villano, ególatra, adúltero..., hasta morir sólo, viejo y abandonado incluso por su mejor amigo Leland, resentido y retirado en una residencia de ancianos. Una historia que no debemos olvidar.

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