Mañana (Serie TV) . Kim Tae Yoon, Sung Chi-wook. Crítica II

 



Ficha de identificación, sinopsis, lo que se dice (Pinchad aquí)


SOLO NOSOTROS PODEMOS SALVARNOS A NOSOTROS MISMOS


CRÍTICA II


El nacimiento de las plataformas de streaming ha supuesto, en la práctica, el golpe definitivo al cine que se proyecta en las salas, por diferentes razones que vamos a intentar explicar. El cine, de acuerdo con la explicación que da Noël Burch, nace como el entretenimiento de los pobres, si establecemos una comparación con otros espectáculos como el teatro, la ópera, el ballet, e incluso los libros que leemos tranquilamente en casa. Las clases populares no acceden a los entretenimientos elitistas por una razón muy sencilla: no pueden. Si acude una familia, o incluso un matrimonio sin hijos, a una sola sesión les cuesta tanto o mas que una mensualidad de cualquiera de estas plataformas, en un momento en el que la tecnología ha evolucionado de tal forma que cualquier dispositivo ha rebajado mucho el precio, al tiempo que aumentaba la calidad de la imagen y del sonido. La competencia es imposible, y los cines, que ya no se derriban para poner bancos, como denunciaba Serrat en 'Los fantasmas del Roxi', se van quedando vacíos por falta de espectadores; algunos alargan su agonía organizando cineclubs que reúnen a unos cuantos nostálgicos porque no se sigue haciendo películas al mismo ritmo que antes de la pandemia, o se limitan a las escasas producciones que muestran el agotamiento y la falta de recursos. Cuando alguien hablaba de esta situación antes de 2020 era contemplado como un visionario.

Entre todas las plataformas que están haciendo spin offs, secuelas, reboots, remakes, de sagas importantes, la que está acaparando el mercado mundial es NETFLIX, por una política centrada en los principios de la Nouvelle Vague francesa, surgida a finales de la década de los cincuenta, junto a movimientos como el Free Cinema inglés o el Neorrealismo italiano. La política de los cineastas franceses, capitaneados por Godard, se basó en abrir nuevas ventanas al mundo, en volver la cámara a las personas y dejar de lado el cine de acción e individualista norteamericano, a pesar de que la admiración por lo que se hacía en EE.UU. era importante (hablar de cine americano es una redundancia, decía críticos y realizadores). Hoy, gracias a esta plataforma, norteamericana por cierto, podemos vivir en directo el nacimiento de una nueva ola, la de un pequeño país, Corea del Sur y su Hallyu Wave,  que ha alcanzando uno de los primeros puestos en todas las mediciones que se hacen de la cultura, la sociedad, la economía...y permite al ciudadano global de la actualidad sentir la misma fascinación que sintió el de mediados del siglo pasado con la renovación que experimentó el cine europeo gracias a la Caza de Brujas del Senador MacCarthy, en un mundo más reducido, y a una política de sus cineastas, entre la de encuadre francés y la de edición o montaje americana, que se aproxima mucho más que otras al montaje ideológico de Eisenstein. A ello une unos actores, como Kim Ro-woom , representando a un personaje muy peculiar, un joven bien formado y con aptitudes humanas y profesionales excelentes, pero que, al proceder de una familia humilde, tiene dificultades para hacerse un camino en la vida: Choi  Joon-woong. En esas dificultades reside la clave que dinamiza la diégesis del relato y le proporciona una naturaleza entre humana y cotidiana y fantástica y sobrenatural. El resto de los actores no se queda a la zaga en una interpretación magistral que hace que el espectador no deje de seguir una historia que dura 16 horas, sin poder apartarse de la pantalla de su televisor.

Hemos dividido la crítica en dos partes, porque el texto cinematográfico va de lo particular, las historias de unos hombres y mujeres contemplados como individuos que sufren y no quieren seguir viviendo, a lo general, a razones de índole histórica, económica y social que exigen sacrificios colectivos. Nos preguntábamos en el tagline del post en el que introducíamos la ficha técnica si el discurso iba a girar en torno al suicidio (en Corea del Sur se suicidan 40 personas al día, que da un total de 15,000 muertos al año por esta razón), o si iba a girar en torno a las creencias y la reencarnación. Ambas cuestiones están íntimamente relacionadas, y por primera vez (y he visto muchas series) los coreanos se abren al resto del mundo y dejan que corra aire fresco en sus creencias espirituales; estamos ante un pueblo que practica diversas religiones, pero que se caracteriza por el sincretismo, y todas ellas adoptan de la 'otra' lo que les atrae más, ya sea la reencarnación, la existencia de un cielo o un infierno, el panteísmo o el muy cristiano libre albedrío, que rige las decisiones de las Parcas. La serie se acerca al panteísmo que forma parte de la esencia de estas religiones en una historia muy extraña para los Occidentales; el suicidio de un animal. De este modo explica la razón por la que en algunos pueblos orientales muchos animales son inviolables.

La serie va pasando en episodios casi autoconclusivos, por temas como la violación de las mujeres, que sumada a la reencarnación, permite a una madre decir a su hijo: "Si yo pudiera volver atrás, elegiría volver a tenerte y vivir siendo tu madre". Una parte importante de esta visión más social es la memoria histórica que tanto duele a los coreanos, que vuelven su mirada a Joseon (Ro-woom protagonizó una magnífica y muy recomendable serie, 'El afecto del rey', a la que se hace un homenaje en esta vuelta al pasado a través de un personaje secundario muy reconocible), y que se remonta a las invasiones de los que llaman bárbaros (no sabemos si chinos o mongoles), que secuestraron a muchas mujeres de Joseon; cuando algunas de ellas lograron escapar y volver a casa se encontraron con el rechazo de un pueblo que las calificó de 'retornadas' y ensució su nombre con habladurías. Otros capítulos de las agresiones a mujeres son más cercanos en el tiempo, obra de los japoneses que las secuestraron y las convirtieron en 'mujeres de consuelo', y también sufrieron el desprecio de un pueblo por el que muchas de ellas había luchado desde su diferente estatus y tuvieron que soportar en su propia persona la pestilencia de un odio que convierte en culpable a la víctima. Estas historias que podían haber sido melodramáticas están neutralizadas por el personaje que interpreta Ro-woom, un joven entre la vida y la muerte que no ha perdido su inocencia a pesar de los palos que ha recibido, y sólo fuerzas sobrenaturales pueden permitir que otros como él se abran paso en la vida, y puedan combatir con los tiranos que acaban cayendo como víctimas en las revueltas. Curiosa la asociación intelectual del cielo con un conglomerado coreano.

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