Obi-Wan Kenobi. Deborah Chow. Ficha de identificación y crítica.

 


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DEBORAH CHOW , UNA CINEASTA CANADIENSE DE ORIGEN ASIÁTICO, TOMA LA ANTORCHA DE GEORGE LUCAS, Y TRAS DIRIGIR ALGÚN EPISODIO DE THE MANDALORIAN, SE ENFRENTA A UN SPIN OFF DE OBI-WAN KEN OBI PARA LA DISNEY, PROPIETARIA DE LOS DERECHOS DE LA SAGA DE STAR WARS.


Ficha de identificación: 


Ficha técnico-artística:


Título original: Obi Wan Kenobi
País: Estados Unidos
Año: 2022
Temporada 1; episodios 1 y 2; duración 44 minutos
Género: Ciencia-ficción, Aventuras, Star Wars que es en sí misma un género.

Dirección: Deborah Chow
Guion: Joby Harold, Stuart Beattie, Hossein Amini, Hannah Friedman
Casting: Carmen Cuba
Dirección de Fotografía: Chung Chung-hoon
Música: Natalie Holt, John Williams
Edición: Nicolas De Toth, Kelley Dixon, Josh Earl
Dirección artística: Steve Christensen
Decoración del set: Jan Pascale

Diseño de Vestuario: Suttirat Anne Larlarb
Diseño de maquillaje: Cool Benson
Diseño de peluquería: Racquel Bianchini

Diseño de producción: Todd Cherniassky, Doug Chian
Compañías productoras: Lucasfilm, Walt Disney Pictures; Distribuye Disney+


Reparto:



Ewan McGregor: Obi-Wan Kenobi
Hayden Christensen: Darth Vader
Moses Ingram: Inquisidor Revan
Joel Edgerton: Owen Lars
Bonnie Piesse: Beru Lars
Vivien Lyra Blair: Leia
Kumail Nanjiani: Haja Stree
Rupert Friend: Gran Inquisidor
O'Shea Jackson Junior
Sung Kang: Hermano Fifth
Simone Kessell: Breha Organa
Ben Safdie: Nari



Sinopsis:


Miniserie de 6 episodios basada en la figura de Obi-Wan Kenobi, cuya historia comienza 10 años después de los dramáticos eventos de 'La venganza de los Sith'.



Lo que se dice:


Determinados sectores con poder occidentales (el poder reside en muchas partes) han decidido dejar ciertas banderas de nuestra cultura en manos de quien, no sólo tiene las propias, cada vez más sobresalientes, sino que no le hacen ascos al universo que crearon los renovadores del cine en las décadas de los 70 y 80, cuando los orientales estaban luchando contra la precariedad. Ahora nos encontramos con el hecho de que no sólo dirige para la Disney un Spin Off de Star Wars una cineasta que se apellida Chow, sino que se encarga de la forma que debe adoptar visualmente el relato, un director de fotografía que se llama Chung Chung-hoon, un coreano del sur, que ha realizado esta función en sagas tan exitosas como Zombieland. No existe Universidad en el mundo que de títulos de clarividencia, ni de monopolio de la opinión, especialmente cuando se desvía tanto de la realidad; cuidado cuando alguien se atribuye la supremacía y el derecho a dictar las conciencias de los demás, especialmente cuando dejamos que quienes sobresalen en el cultivo de sus propias creaciones no le hacen ascos a las que jugaron un papel determinante en nuestra cultura, especialmente si hablamos del legado de Lucas, que creadores, directores y guionistas de esta serie saben interpretar muy bien, dando muestras de ello en los dos primeros episodios emitidos, que comentaremos más adelante.

La serie es premiada con notas medias más que aceptables. La página española Filmaffinity revela la resistencia de los españoles a valorar positivamente producciones que no se han hecho en nuestro país o que han entrado ya en el canon, en el sacrosanto terreno de lo venerable, un 6,6, basado en 701 votos de sus lectores, mientras la norteamericana Imdb, más respetuosa con los creadores de cualquier lugar eleva esta media a 8,0, basada en una muestra considerablemente más aproximada a la calidad de la serie que dirige Deborah Chow, basada en una muestra mucho más amplia: 24,000 de sus usuarios. En la misma tónica que la valoración cuantitativa, el británico Stuart Heritage (The Guardian) se pregunta si era necesario hacer este Spin Off, pero esa nunca es la pregunta cuando hablamos de lo que impulsa al ser humano a abordar un proyecto determinado, aunque reconoce que aprovecha lo que él llama 'ingrato' trabajo (ignoramos por qué califica así la decisión de seguir profundizando en la saga más famosa de la historia del cine.) Los norteamericanos lo ven de otra manera, entre ellos Caroline Framke (Variety), para quien la serie es un sólido puente entre trilogías; Angie Bans (The Hollywood Reporter ) es de la opinión de que , no solo comparte el gusto de otros episodios por crear nuevos mundos, sino que proporciona uno de los estudios de personajes más complejos de los que se han  visto en la franquicia. Para Matt Purslow (IGN) es una de las historias más equilibradas de Star Wars. Entre alabanzas exageradas y ninguneo habitual, se van manifestando críticos que sólo han visto dos capítulos, pero algunos de los cuales se sienten felices de ver a unos héroes globales con gran calidad de producciones a través de streaming, sin moverse de casa. La mayor puñalada por la espalda al cine como espectáculo, el que nos obliga a asistir a las salas, y que debiera poder convivir con estas largas y complejas historias que nos sirven las plataformas, como en los orígenes de la literatura para las masas hicieron escritores de la talla de Victor Hugo, Tolstoi, Alejandro Dumas y tantos otros.


Critica:



La saga refleja el cansancio de un mundo que ha globalizado no sólo el sistema económico. y, se diga lo que se diga, se enfrenta en luchas decimonónicas  que giran en torno al estado-nación, sino la cultura e incluso la salud, y da las muestras de estrés que caracterizan la decadencia de todo lo que está vivo y se mueve cada vez con más dificultad, como ocurre con Obi-Wan Kenobi, que apenas cree en la posibilidad de volver a la sociedad democrática, con sus parlamentos y sus tensiones, que tiene como referente un colectivo difícil de definir, como difícil era explicar con claridad qué era un druida, al que finalmente la sociedad, incapaz de entenderlo lo convirtió en un mago que dotaba de poderes, de fuerza, a quien tomaba su poción mágica. No ha cambiado nada en el planteamiento inicial de la saga. El protagonista por excelencia era el resentimiento de aquellos a los que se había generado unas expectativas exageradas y que convenientemente manejados acababan pasándose al lado oscuro y renegaban de un tipo de sociedad en la que, al tener todos un estatus parecido, era difícil progresar sin seguir las reglas. La solución era muy schmittiana: silenciar a los que  no consideran capacitados para dirigir el pensamiento y la política de su país, identificarlos con un nombre determinado y acabar con ello mediante el uso de la fuerza bruta, una práctica que imponen en nombre  del 'bien común', que es, en realidad el de unas élites. Para ello cuentan con seres aparentemente obedientes pero con un deseo extremo de poder, siervos entregados al amo, cuyo objetivo es, al fin, sustituirlo, como la Inquisidora Reva, interpretada por Moses Ingram, antigua Jedi, que al igual que Darth Vader había sido ganada por el rencor, nacido de una sensación de injusticia, de desprecio de su capacidad para avanzar más aprisa que los demás, por estar mejor dotados, tanto física como intelectualmente. La verdad es que realizada durante este mismo año, en el que una nueva guerra ha estremecido al mundo, parece querer contradecir algunas afirmaciones, como la de que en los ejércitos del planeta no ocurre como en uno de los países combatientes en esta contienda, que tiene grupos organizados imbuidos de cierta ideología tiránica dentro de su organigrama, cuando la serie insiste en señalar en el segundo capítulo que el ejército de clones, de naturaleza humana, fue creado para obedecer y manipulado con chips para cumplir cualquier orden por muy aberrante que fuera. Pero esto ya formaba parte del ADN de la primera película, la que Lucas dirigió en 1977. Lo nuevo reside en la pérdida de la esperanza de volver a disfrutar de un mundo en el que los hombres puedan debatir sin matarse, un pensamiento que debilita a un Obi-Wan que hace lo que cree que debe hacer, pero sin tener la fe necesaria en que se puedan alcanzar los objetivos por los que muchos luchan en la clandestinidad. Un subtexto que siempre estuvo ahí, aunque fuera servido a la sociedad en forma de metáfora de una sociedad imaginaria, como lo fueron los relatos de H.G.Wells, George Orwell.

Visualmente Deborah Chow se aleja de las brillantes y coloristas realizaciones de Disney y vuelve su mirada a la primera trilogía que vio la luz, más distópica, si bien con una paleta de color más actual, desleída por momentos, y oscura en otras ocasiones que aproximan la serie a The Mandalorian. La profundización en los personajes es uno de sus valores. Leia es una niña, pero ya es una princesa que intenta imponerse a un servidor del estado honesto, pero debilitado en su cuerpo y en su espíritu, con el ánimo decaído de quien ha perdido la fe y apenas puede controlar a una niña, objeto de la sed de venganza de un Anakin Skywalker destruido, convertido en una máquina de matar, en la que parte de su organismo ha sido sustituido por mecanismos que le permiten hacer uso de un cerebro enfermo. Un icono que influyó con toda probabilidad en guionista de RoboCop, e incluso tuvo su reflejo en el protagonista de la película de Duncan Jones, Source Code. Lucas sustituyó el panteón grecolatino por una nueva mitología constituida por personajes de raza, sexo, color... muy diferentes, que convivían en locales de ocio regentados por personajes muy peculiares, como Jaba, de gran rendimiento en el cine de ciencia-ficción. Esta visión de un universo tecnologizado, repleto de naves espaciales imaginativas, algunas más espectaculares que funcionales, que imitan el caminar lento de los animales que los habitantes de los desiertos utilizan como medios de locomoción, enriquecieron la imaginación de los entonces niños que asistieron al alumbramiento de este universo que hoy es quizá el más global de la Tierra y el que tiene más adeptos, y siguen satisfaciendo a quienes crean un mundo alternativo al que les ha tocado vivir. Y fue la generación de los barbudos, y especialmente Lucas, Spielberg y otros directores que conectaron con ellos como Ridley Scott, los que cambiaron la forma de imaginar y crear distopías futurista, dejando atrás a Júpiter, Hera, Diana... y condenando al olvido las producciones que hacían revivir estos dioses imaginarios.






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