¡NOP! Jordan Peele. Crítica.

 





ficha de identificación,  sinopsis, lo que se dice (Pinchad aquí)



CRÍTICA:


Jordan Peele es un cineasta muy particular, como ha demostrado a lo largo de su filmografía, y con frecuencia se cae en el error de intentar clasificarlo y analizarlo de acuerdo con un constructo de Black Power en el que es difícil de encasillar, porque no solo es un cineasta negro, o si se quiere afroamericano o racializado (ninguna denominación seHajusta a la realidad, del mismo modo que nosotros tan poco somos blancos, ni nadie es amarillo u oriental, porque todo depende de la perspectiva desde la que contemplas la realidad) .Pero hay críticos intentando encasillarlo como Lovia Gyarkye de un medio que nos ofrece mucha confianza como The Hollywood Reporter. La crítica habla de la obsesión y la adicción de Hollywood por el espectáculo, el endurecimiento de la violencia en Estados Unidos, el legado del vaquero negro y el mito del oeste americano, una atmósfera que respiran muchas, o la mayoría, de películas norteamericanas, con independencia del color de la piel del cineasta, que, por otro lado, aborda de manera tangencial en secuencias de una fina ironía cuando presenta a Emerald Haywoord, una joven pluriempleada en múltiples sectores, que no puede permitirse, como muchas otras estadounidenses, especializarse en algo concreto.

No creo que Jordan Peele intente pulverizar el blockbuster del verano, ni que sus películas tengan un subtexto centrado en este constructo, sino que está dispuesto, como los asiáticos, por muy ridiculizados que aparezcan en el film, a coger el timón de la imagen en movimiento y con sonido en todas sus manifestaciones en los Estados Unidos. Como Spike Lee no es un realizador que se lama las heridas del pasado, sino los ignorantes prejuicios del presente,  que aprovechan la aparente depresión de quienes dominaban el cotarro hasta ahora, pero no seamos ingenuos, quizás porque están poniendo los ojos en el metaverso. Si en su primera película Déjame salir (Get Out),  Peele denunció el deseo de la clase dominante americana, rica y envejecida, de apoderarse de los cuerpos de la gente joven de su pueblo, en una especie de nuevo vampirismo pasado por el quirófano, una especia de cuento narrado en un género distinto, más poético e irónico, al relato de Mark Romanek en la tristísima 'Nunca me abandones', de la que se ha querido hacer una segunda parte sin éxito hasta ahora (no está el horno para bollos), en Nosotros (US) el background es una historia cuyo subtexto se centra en el 'arriba y abajo' tan británico. actualizado por la lucha de clases de la era de Trump. No sólo los negros tienen 'ligados' que exigen venganza, los blancos también. Personajes inspirados en 'La Máquina del tiempo' de George Herbert Wells, Morloks  de todas las razas y colores, que dan la réplica al Presidente Norteamericano y su célebre muro para aislar EE.UU. de México.

Ahora vuelve con ¡NOP!, que no es otra cosa que el adverbio de negación no, usado de forma sarcástica, y dotando a la diégesis de un acento a ratos, o casi constantemente, cómico. Trata un problema muy actual y preocupante, que afecta a todos los hombres a escala global: el cambio de era, con todo lo que ello significa, la multiplicación de modos de representar la realidad con diferentes soportes, y la lucha encarnizada por quien quiere destacar y hacerse célebre en cualquier pantalla (de tela, o de cualquier otro material que impongan dispositivos como las televisiones inteligentes, los ordenadores, los móviles, o cualquier otro soporte que se invente en un futuro próximo). El objetivo: salir en el programa de Oprah, una mujer afroamericana, que ganó varios Emy por su  programa The Oprah Winfrey Show, el espacio de entrevistas más visto en la televisión norteamericana. Vemos a los personajes empeñados en conseguir unas imágenes dignas de ser representadas en este espacio, y para representar a los recalcitrantes, defensores de las cámaras analógicas, Peele no dudó en llamar a Werner Herzog, para defender el triste papel de quienes se aferran al pasado con patetismo; al no aceptar el alemán, fue sustituido por  el canadiense Michael Wincott, de apariencia parecida.

La película no es metadiscursiva, ni una reflexión sobre el cine desde el cine, tal como la entendemos, aunque hay mucha tramoya, pero sólo porque amplía el abanico, porque nos deja ver más, convirtiendo en protagonistas, a estos domadores de caballos sin formación ni futuro, estos granjeros, en competidores de los Herzog, representados por un personaje loco, que filma sin usar electricidad, renegando al parecer incluso a las cámaras analógicas modernas, y filmando con rollos, ese artista tan alabado por la intelligentsia, un iluminado que cree que la Tierra es plana y juega con ventaja con quienes considera unos desgraciados que le quieren arrebatar su gloria con los últimos inventos de la tecnología, que no saben manejar y dependen en todo momento de la colaboración del dependiente de una tienda ubicada en un desierto con cuatro granjas. Hoy todos pueden competir.

El film, al abrirse a todo el universo actual de la imagen y el sonido, no solo dramatiza los logos de las compañías productoras, -la Universal y Monkeypaw Productions-, como en 2019 hiciera Ruben Fleisher en Zombieland: Mata y remata; ahora utiliza imágenes de Sony, y una secuencia que protagoniza un actor asiático que regenta un espectáculo del oeste en el momento en que aparecen los créditos de Monkeypaw Productions, y que más tarde incluirá en su contexto (el mono es el icono de la productoras),  sino que certifica que tiene una oportunidad todo aquel que lleva una cámara en la mano y puede contar una historia, incluido el periodista temerario y oculto tras un casco especular. Esta apertura a cualquier medio implica otra a cualquier género, y en este caso navega por la ciencia-ficción con referentes citados por los críticos, algunos de los cuales parecen mas forzados que otros, como 'Tiburón ' de Spielberg,  ya que un caballo y un escualo solo tienen en común que son animales, con implicaciones diferentes en uno y otro relato,  (hay varias películas de Sharknados y nadie las cita), si bien es cierto que hay un cameo claro de  ET de este director. También podemos ver, si queremos, 'La llegada' de Villeneuve, y ¿por qué no? Distrito 9 de  Neil Blomkamp, y mucho más forzada, a la par que relacionada,  'Encuentros en la Tercera Fase' ; la representación  del OVNI  de Peele es la más imaginativa e inteligente que hemos visto en mucho tiempo, especialmente cuando se asocia con su significado; en sus últimas apariciones es verdaderamente 'espeluznante'Cierto que ha bebido de todos, pero como decía Picasso lo malo no es copiar a los demás, sino copiarse uno  a sí mismo. Evidentemente Peele no se copia a sí mismo, y la gente acude a las salas y aplaude porque siempre sorprende.

El final pondrá al descubierto quién o qué es el ovni  (como objeto volante no identificado), y sobre todo quién es ya la víctima de la multiplicación de modos de representación. Jordan Peele opta personalmente, al menos de momento,  por la sala (sólo se proyecta en cines, reza el slogan de lanzamiento), pero el final de su film pondrá negro sobre blanco el peligro que estas salas de proyección de cine están sintiendo con terror, desbancadas no por grandes películas como esta, sino por auténticos monigotes. Ayer, a las 8,30, el patio de butacas estaba ocupado en dos tercios de su capacidad, a pesar de que la película estaba proyectada en versión original. Pero hablamos de Jordan Peele, que tiene un público afianzado, que le aplaudió al terminar la sesión. No hay que descartar que, cuando se pasee por los cines, pase a alguna plataforma de streaming.

Un buen film que hay que ver y reflexionar mucho sobre él. Jordan Peele mira la realidad de frente.

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