Annette. Leos Carax. Ficha de identificación y crítica.

 


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HENRY MCHENRY, RICO, BORRACHO Y FUMADO...LA SOLUCIÓN PARA NUESTRAS PREOCUPACIONES.


Ficha de identificación:


Título original: Annette
País: Francia; co-producción: Francia/Alemania/Bélgica/Japón
Año: 2021
Duración: 140 minutos
Género: drama musical

Dirección: Leos Carax ( Holy Motors, cine poscrisis económica, realizado en 2012)
Guion: Ron Mael, Russell Mael
Casting: Carmen Cuba
Dirección de Fotografía: Caroline Champetier, afc
Música: canciones de Sparks y letras de  Ron Mael, Russell Mael, en este tributo a Stephen Sondheim, letrista de West Side Story; director: Fiona Vutler
Creadores de la muñeca de Anette: Estelle Charlier & Romuald Collinet
Edición: Nelly Quettier
Decorador del set: Marion Michel

Diseño de vestuario: Pascaline Floch
Diseño de maquillaje y peluquería: Bernard Floch

Productores: Charles Gillibert, p.g.a., Paul.Dominique Vacharasinthu, Adam Driver
Coproductores: Fabian Gasmia, Kenzo Horikoshi, Geneviève Lemal, Benoit Toland, Consuelo Frauenfelder, Julio Chavezmontes, Grégorie Melin
Diseño de producción: Florian Sanson
Compañías productoras:  NASTYA, CG Cinéma, Kinology, VOO, , arte, arte France Cinéma, BE TV Canal  +, Cinéaxe, Cinémage 14, Cofinova, Eurimages, y apoyado por una gran cantidad de instituciones, como es habitual en el cine francés.

Reparto:

Adam Driver: Henry McHenry
Marion Cotillard: Ann Defrasnoux
Simon Helberg: el acompañante


SINOPSIS:


Henry es un monologuista cómico de humor incisivo; Ann una cantante de renombre  internacional. Ambos forman una pareja feliz, centro de todas las miradas, rodeada de glamour. El nacimiento de su hija primogénita, Annette, una niña misteriosa con un destino excepcional, les cambiará la vida. No es exactamente así, pero el espectador lo verá.


LO QUE SE DICE:


El film ha sido muy bien calificado por la prensa y el público afín, en el que milita gran parte de los críticos que quieren salvarnos del cine comercial del que no abjura el actor indie por excelencia, Adam Driver, o su compañera, la reina de Francia, Marion Cotillard, como reflejan las notas medias de páginas como la española Filmaffinity, que le otorga una nota media de 6,3, basada en el voto de 5,401 lectores, una media que repite la norteamericana Imdb, con una participación mucho más elevada: 20,000 de sus usuarios.

Las reseñas de quienes escriben en medios de prensa consolidados, no en blogs libres, son verdaderas loas al film pandémico de Leo Carax, que se adentra por el camino del feminismo centennial, abriéndose a las milennials que no rebasen la barrera de los 30, como las Vestales de Roma, que estaban obligadas a ser vírgenes para cuidar el fuego sagrado de Roma y vigilar los testamentos y los títulos de propiedad de los ciudadanos romanos, no esclavos, bajo su custodia. Para Luís Martínez (Diario 'El Mundo') Leo Carax deslumbra y vuela con esta comedia turbia e ingrávida que en ningún momento abandona su estado de ensoñación magnética, de sonambulismo bañado en ácido (la verdad es que no he probado a verla en ese estado); exuberante y desconcertante película (Nando Salvá, Diario 'El Periódico'); esforzadamente original  e inútilmente volcánica (Caros Boyero, Diario 'El País'); después de Baby Yoda llega Baby Anette (Irene Crespo, Cinemanía); mirada romántica, ácida al mundo contemporáneo...cine feliz e inherentemente imperfecto (Manu Yáñez, Fotogramas);  musical bizarro, fascinante, excéntrico, mágico, que atrapa desde su primera escena (Astrid Meseguer, La Vanguardia)...

Otros, de forma más equilibrada, ;  hablan de la última rareza de Leo Carax, que si bien no es para todos (lo que no es bueno ni malo en principio) es lo suficientemente audaz para encontrar un grupo de defensores (Peter Debruge, Variety); musical bizarro, espectáculo declamatorio y loco que se tambalea al borde del precipicio (Peter Bradshaw, The Guardian); hipnotizante y exasperante a partes iguales (Dave Calhoum, Time Out); elementos elegantes y desquiciantes para explorar los contornos poéticos de una existencia oscura (Eric Kohn, Indiewire); obstinadamente plana, creación extraña y discordante (David Rooney, The Hollywood Reporter); visión del mundo tristemente romántica de Carax (Jonathan Rooney, Screendaily) ... A estas críticas se añaden los que denuestan profundamente el film.

CRÍTICA DEL BLOG:


Antes de introducir cualquier otro razonamiento, hay que decir que estamos ante un film de Leos Carax culto bizarro y extremo, dirigido a su tribu, excluyente, más por la forma que por el fondo, bastante convencional, un relato que recorre todos los géneros, desde la adaptación cinematográfica del teatro, del que rápidamente rompen la cuarta pared y los actores escapan corriendo con sus coches y motos, saliendo de campo en todas las direcciones, como ocurría en  Holy Motors, para pasar al drama romántico, el drama de género y desembocar en el cine fantástico y de terror, ejemplificado con la muñeca diabólica, Baby Annette, que dice ante un gran estadio desde el que se retransmite su actuación: "Papi mata gente", una forma de asesinarlo en diferido.

Un voz ronca en off, que no se sabe si representa al propio Carax, que aparece en los primeros fotogramas abriendo el espectáculo, acompañada de un coro de actores encabezados por los tres protagonistas, -Adam Driver, Marion Cotillard y Simon Helberg -, seguidos de un elenco de actores secundarios que hacen un uso del vosotros/nosotros, equivalente al schmittiano reduccionismo amigo/enemigo, muy elocuente. Levantan el telón fuera del escenario, abriéndose a todo el que circula, con una puesta en escena que evoca las marchas de los bailarines de West Side Story, un homenaje de Sondheim, y nos avisan de que empiezan ya su representación, en la que van a construir un mundo solo para nosotros, plagado de canciones y con un furor libre de tabús, lo que hace suponer que ellos, detrás del nosotros, carecen de prejuicios , informándonos que están dispuestos a cantar y morir por nosotros (que equivale al vosotros desde su perspectiva), pero también están dispuestos a matar, pidiendo que se cierren ya todas las puertas porque las salidas están señalizadas, y los compositores y los arrogantes autores están presentes. Esta es la confesión del objetivo, de raritos cercanos al poder que van a combatir con el 'simio de Dios', encabezados por Adam Driver, el actor indie por excelencia, pero al que no se le caen los anillos si se le pide colaborar con el cine mainstream, y representar un papel principal en La Guerra de las Galaxias, o en una película de Ridley Scott, algo que se le perdona porque es uno de los suyos/nuestros y vuestros, según la perspectiva o el ángulo desde el que contemples esta historia, y no es un guaperas, sino un joven no muy agraciado con el que los machitos se pueden medir. La intención de morir en escena si era necesario se podía entender cuando Salvador Tavora, en 1972, recorría España representando su obra Quejio y hacía este manifiesto. Ahora la situación es diferente y este cine representa a un grupo de personas a las que parece señalar el cineasta, que se identifica con aquellos que van a las sesiones golfas, durante la madrugada, para continuar la fiesta, y se saben de memoria los diálogos y las letras de las canciones que van construyendo la diégesis de la representación; terminada esta salen todos con una muñeca diabólica en el brazo y un farolito de papel que los alumbre en la vuelta a casa, oyendo los consejos que les da la voz en off.

Para quienes no comulgan con esta poética es un film bizarro, plano y caracterizado por la simpleza argumental, de un sector que comulga  con esta extraña visión del mundo tristemente romántica de Carax de que habla Jonathan Rooney, (Screendaily), que revela, en cierta medida, la depresión en que ha caído Occidente tras la primera crisis global, causada por la caída de Wall Street al descubrirse la estafa de Lehmann Brothers en 2008, y la subsiguiente, o simplemente siguiente, primera pandemia también global del Covid-19. Presentados los actores y contextualizado el relato, comienza una historia romántica que tiene como protagonista el amor verdadero, cursi y casta, seguida de un desnudo de Adam Driver y Marion Cotllard, que nada tiene que ver con el Emma Thomson  en 'Buena suerte, Leo Grande',  construido de la forma más artificiosa posible, que roza el ridículo, una composición en la que vemos a los amantes en una extraña y complicada postura, y logrando con sus manos y sus piernas  cumplir todas las prescripciones de Instagram. No podemos saber que intenciones mueven a Leos Carax para pedir esta  imagen tan calculada a su fotógrafo; nada que se aproxime, ni de lejos, al atrevimiento de Jodorowsky en 'Fando y Lys', un film verdaderamente inquietante. A partir de este momento la película comienza a caer precipitadamente en la trampa de la diversidad, por el tobogán del Me Too, confirmando las reflexiones de Pascual Serrano en el prólogo del libro de Daniel Bernabé* que advierte del riesgo de que "la diversidad se convierta en una competición de protagonismos en detrimento de luchas y causas que deberían ser más unitarias". Una vez iniciada el descenso ya no puede parar hasta el final decepcionante, ocupado por la metáfora de la muñeca a la que no sabemos dotar de un significado más elevado que el hecho de que muchos padres convierten a sus hijos en su juguete para hacerse daño mutuamente. El cineasta francés inició con este film el mismo descenso que sus personajes, en relación con la más inteligente Holy Motors, en cierta medida influenciada por David Lynch, y coetánea de  Cosmópolis de Cronenberg. El hombre no estaba tan desorientado como en el momento actual en el que la nueva era tecnológica está mostrando  su verdadero rostro y los cambios que implica sin posible vuelta atrás.

El film está disponible en Filmin.



*La trampa de la diversidad. Cómo el neoliberalismo fragmentó la identidad de la clase trabajadora. Daniel Bernabé. Akal/A Fondo, pág. 7








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