Andor (Serie TV) . Creador Tony Gilroy. Ficha de identificación y críticas.

 



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LLEGAR TARDE NO ES MALO, PERO TAMPOCO ES LO MEJOR QUE NOS PUEDE PASAR. LA  BAJONA ESTÁ DE MODA. NO HAY QUE ALARMARSE, ESTÁN AHÍ PARA SALVAR EL PROYECTO  DIEGO LUNA EN EL PAPEL CASSIAN ANDOR Y STELLAN SKARSGARD.

 


Ficha de identificación:


Título original: Andor 

País: Estados Unidos

Año: 2022

Temporada 1; episodios 8; duración 40 minutos

Género: Acción


Creador: Tony Gilroy

Directores: Tony Gilroy, Tob Haynes,  Benjamin Caron, Susanna White

Guion: Tony Gilroy, Stephen Schiff, Dan Gilroy, Beau Willimon, basado en la obra de George Lucas

Casting: Nina Gold, Martin Ware

Dirección de Fotografía: Adriano Goldman, Frank Lamm, Damián García, Mark Patten

Música: Nicholas Britell

Edición: John Gilry, Tim Porter, Dan Roberts, Simon Smith, Hazel Baillie, Mathew Cannings, Yan Miles, Frances Parker.

Dirección artística: Andrea Borland, Richard Campling, Will Coubrough, Claire Fleming,  Richard Hardy, Max  Klaentschi, Darren Tubby


Productores: Kate Hazell, Kathleen Kennedy, David Meanty

Productores ejecutivos: Tony Hilroy, Sanne Wholenberg, Toby Haynes, Diego Luna, Michelle Rejwan

Diseño de producción: Luke Hull

Compañías. Productoras: Lucasfilm; distribuye Disney +


Reparto:


Diego Luna: Andor

Adria Arjona: Bix Caalen

Genevieve O'Reilly: Mon Mothma

Stellan Skarsgard: Luthen Rael

Kylle Soller; Syril Karn

Denise Gough: Dedra Meero

Anton Leeser: Mayor Partagaz


SINOPSIS:


Serie precuela de Rogue One, que sigue las aventuras de  Cassian Andor durante los años de preparación de la rebelión.


LO QUE SE DICE:


La serie ha sido muy bien valorada por la prensa, como reflejan las notas medias que ofrece Filmaffinity, 7,1, basada en el voto de 1783 lectores (cuesta reaccionar en este país), una media que la norteamericana Imdb eleva a 8,3, de acuerdo con las valoraciones de 58,000 de sus usuarios. Rotten Tomatoes da un índice de aceptación de la prensa del  93%, que desciende hasta un 83% entre el público. Un dato a tener en cuenta.

La prensa, que llega tarde a la fiesta, especialmente la española, no escatima palabras grandilocuentes para referirse a la aportación de Tony Gilroy (El legado de Bourne, 2012, que fue calificado por sus lectores con un 5,3, o Michael Clayton , una película que tampoco los dejó muy satisfechos, 6,3). Se habla de la serie más culta (¿¿???) de Star Wars (Belén Prieto, El español); una (verdadera ¿¿??) nueva esperanza (Juan Manuel Freire, El Periódico); una serie que podría dejar una gran huella (Simon Cardy, ING); marca una enorme y bienvenida ruptura con el tipo modelo 'Star Wars' (Caroline Framke, Variety); Original y llena de personajes (¿¿??) , puede ser que sea la historia mejor contada de Star Wars hasta la fecha (Karama Home, The Rap)... Terminado el espacio de los elogios, llega el de poner los pies en tierra, algo que hace Alan Spinvall (Rolling Stone), cuando afirma que los primeros cuatro episodios casi no tiene forma; su narrativa se alarga a la manera de las de las series de streaming (Belen Edwars, Mashable)... Recuerdo el comentario jocoso del profesor Lisardo Rubio que, al ver los esfuerzos de ciertos gramáticos de ofrecer explicaciones a un lector actual, daba la impresión de intentar enmendar la plana a los antiguos, los que hicieron e interpretaron su propia lengua. 'Star Wars' nace de la imaginación de Lucas y es también ridículo intentar enmendar la plana a quien revolucionó el cine, partiendo de sí mismo.


CRÍTICA:


Cuando leo estas críticas y pienso en todos los que han crecido con Star Wars, obra de un creador de imágenes que cambiaba los iconos greco-latinos (a nadie le interesa ya Jupiter, Hera, Palas Atenea, y la prueba esta en el fiasco de las grandes superproducciones sobre los dioses del Olimpo), y menos aún los personajes bíblicos ( Moisés y otras figuras de la historia sagrada del judaísmo y cristianismo, que hacen babear a los que tienen unos años más...) Todos ellos  han sido sustituidos por héroes laicos con poderes como los Skywalker, Palpatin, Leia y otros muchos, de cuya existencia somos todos deudores a George Lucas, cuya presencia se hizo patente desde los inicios, aunque estuviera en un rodaje como estudiante, contribuyendo a la realización de westerns clásicos como 'El oro de Mackenna' de J.Lee Thomson  (quien no la haya visto no se puede hacer idea). Un joven que cambió la forma de iluminar el set en las escenas nocturnas en American Graffitti, e hizo un film vanguardista que pocos han superado, THX  1138. Pero en 1976/77 tuvo la arrogancia de sustituir el trineo de 'Ciudadano Kane' por todo un Olimpo okupado por seres humanos que  se convierten en villanos, pasan al lado oscuro, por puro resentimiento, y de eso sabe bastante la humanidad, sin olvidar las raíces culturales de oriente y occidente, desde los druidas, cuyo poder residía en su sabiduría y que en la actualidad han sido tratados como magos por Uderzo y Goscinny en el famoso cómic francés 'Asterix'. En el 'maldito' episodio I (Cuarto en el orden de creación), 'La amenaza fantasma' estudió como pocos el arte de Occidente desde el Renacimiento hasta Max Ernst, pero también las formas y maneras de los samuráis orientales, y consiguió que Williams compusiera una banda sonora que pasará a la historia, guste o no. Muchos cineastas estaban expectantes respecto al mundo que estaba pergeñando este barbudo, entre ellos Peter Jackson. Lucas, un modesto joven de 'Modesto' revolucionó el cine en su garaje, y ahora quieren torcerle el pulso los recién llegados a la fiesta con todo tipo de precuelas, secuelas y spin offs, que giran en torno al universo que él creó. O son otra cosa.

Yo debo ser una de esas personas que, según afirma algún crítico, sólo ha llegado al principio del capítulo 5 de 12 de Andor, por lo que debo haberme perdido tanta belleza e imaginación. Pero, según lo visto hasta ahora, creo que la serie es un producto que, si bien bebe del universo Star Wars como todos los que giran en torno a las películas que hizo Lucas, se adecúa más a la sociedad líquida que vivimos. Una sociedad que procura no despertar la emoción valiéndose para ello de un diseño de un mundo atrabiliario y distópico, lleno de basura y chatarra, velado para evitar el color que humaniza y precisa la imagen, poniendo un efecto de distanciamiento entre lo que ocurre en la pantalla y los espectadores, que enlaza mejor con las catástrofes actuales, pero que no intenta sustituir esa necesidad que tiene el hombre de escapar de vez en cuando de su  cotidianidad, satisfecha hasta la aparición de Lucas  con las figuras míticas religiosas y paganas, hombres y mujeres con poderes para cambiar el destino de los hombres, sustituidos por él por otros laicos, que de religiosos no tienen nada, y cuyo poder enlaza mejor con el que se atribuía a los druidas celtas por razones que tenían que ver más con el imaginario colectivo que con la realidad.  Eran precursores de los científicos y su poder se basaba en su sabiduría; no escribían nunca, como los jedis, aunque hablaban a la perfección latín y griego. Lucas Skywalker, Anakin vs. Darth Vader, Palpatín, Leia... son humanos y  está muy claro qué razones les llevan a una posición u otra. A muchos les ha molestado esos mundos poblados por seres que no saben identificar, que no saben si clasificar como racionales o irracionales, y que en Andor, por ejemplo, no están. Ni las motojets, ni los elefantes, pero si ciertas naves (calcadas) Skarsgard que, con su enorme presencia nos recuerda que esta serie puede tener relación con Star Wars. Hay muchas formas de enfrentarse a la realidad, de interpretarla y de atraer a los espectadores, teniendo en cuenta lo que afirmaba McLuhan: que de momento sean cantidad no quiere decir que no puedan dar un salto cualitativo. De hecho, tras el triunfo de Darth Vader se han hundido las historias de dioses y hombres. Muchos directores, entre ellos Ridley Scott, son responsables de grandes joyas, y no han necesitado meterse en el universo Star Wars. Son, como Lucas, hombres con una imaginación rica que han puesto al servicio de las generaciones que han crecido con ellos, que no solo pueden disfrutar con los muñecos de látex, sino entender por qué a ciertos personajes les falta 'el nombre del padre' y esto en qué se traduce. La bajona de por sí no es un mérito; veremos al final en qué contribuye a enriquecer Tony Gilroy el universo de Lucas, o si simplemente deja la herrumbe y sustituye las pasiones humanas por las luchas de ladrones, combinadas con la resistencia schmittiana al poder, que consume todos los contenidos de los medios de comunicación; ¿por qué se rebelan los protagonistas de Andor? Lo veremos. Hay a quien no le gusta la poesía y está en su pleno derecho, pero una pera y una manzana no suman dos manzanas.




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