Hace un millón de años. Don Chaffey. Ficha de identificación y créditos.

 


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DE CUANDO HABÍA CUATRO GUIONISTAS Y NINGÚN CINEASTA DUEÑO POR COMPLETO DE SU OBRA.


Ficha de identificación: 

Título original: One Million Years B.C.
País: Reino Unido
Año: 1966
Duración: 100 minutos
Género: Fantástico

Director: Don Chaffey
Guion: Michael Carreras, adaptado del guion original de Mickell Novak, George Baker y Joseph Frickert
Dirección de Fotografía: Wilkie Cooper
Música y efectos musicales especiales: Mario Nascimbene; supervisor: Philip Martell
Edición: Tom Simpson; supervisor: James Need
Dirección artística: Robert Jones
Efectos especiales: Kenneth McGallum Tait, creados por Ray Harryhausen

Diseño de vestuario. Carl Toms
Maquillaje,  supervisor: Wally Schneiderman
Peluquería , supervisora: Olga Angelinetta

Productor asociado: Aida Young
Productor: Michael Carreras
Compañías productoras: Hammer Productions, Associated British Picture (ABPC), Seven Arts Pictures; distribuye: 20th Century Fox, Prime Video


Reparto: 


Raquel Welch: Loana
John Richardson: Tumak
Percy Herbert: Sakana
Robert Brown: Akowa
Martine Beswick: Nupondi
Lisa Thomas: Sura
Jean Wladon: Ahot


SINOPSIS:



El hombre prehistórico Tumak es desterrado de su tribu salvaje y conoce a la bella Loana, que pertenece a una tribu costera más amable, pero debe luchar contra el cavernícola Payto para ganarse sus favores.

LO QUE SE DICE:


El film no fue bien valorado por la prensa, como evidencian la página española Filmaffinity, que publica una nota media de 5,4, basada en 2438 votos, una media que Imdb eleva dos décima, 5,6, según las valoraciones de 8,900 usuarios. Rotten Tomatoes aporta un índice de aceptación de la prensa del 67%, basado en quince reseñas, y del 36% del público, consultados 5,000 lectores de la página.

Filmaffinity parece congratularse de que las luchas espectaculares de dinosaurios animados de Harryhausen, y el escultural cuerpo de la Welch, apenas tapado con un sugerente bikini de piel, consiguieron de esta aventura prehistórica el mayor éxito de taquilla de la Hammer.


CRÍTICA:


El día 15 de este mes murió la actriz Raquel Welch, a la que apodaron, desafortunadamente, 'El cuerpo', un cuerpo del que se sirvieron para hacer el mayor bodrio de película, ahistórica, antropocéntrica, eurocéntrica y deshonesta, no sólo con las mujeres, sino con el mínimo rigor necesario para contextualizar una historia sobre todo en el tiempo. Y no se trata de mermar la creatividad de guionistas y directores, - se puede crear una historia ficticia y situar a un homínido gigante como King Kong en el siglo XX -, sino de no tomarse la molestia de ser creíbles incluso en el mismo título, ya que, las diferentes teorías y hallazgos arqueológicos sitúan al primer homo sapiens en torno al año 165,000 B.C., y no 1,000,000  B.C., y los dinosaurios desaparecieron aproximadamente hace 66 millones de años. Da la impresión de que la Hammer y sus productores recogieron todos los bichos que tenían arrinconados en los sets y los utilizaron en esta película (arañas, lagartos, tortugas gigantes, dinosaurios, brontosaurios, monstruos voladores..., que se movían torpemente delante de un paisaje pintado). Ray Harryhausen, que se encargó de la fauna fantástica en ambas películas afirmó que no se habían hecho para profesores, sino para entretener al público, aunque eso no impedía que fueran didácticas, si bien no cabía esperar realismo en cuanto a la descripción de las aventuras narradas. Alguien afirmaba en la red que los renovadores del cine prescindieron de los guionistas, para ahorrarse dinero; aquí hay cuatro. Lo que les faltó fue unas, aunque fueran pequeñas, inversiones en algún asesor histórico, que haberlos los había, y en mejorar la redacción del lenguaje audiovisual. El cine se construye con imágenes, y a lo más que les llegaron las inversiones a la Hammer fue a hacer unos cuantos fundidos encadenados para romper la linealidad de las secuencias.

La introducción es todo un modelo de poesía barata que ilustra unas imágenes rudimentarias de un paisaje árido, sin explicación, que iban advirtiendo al espectador de que se adentraba en un mundo inhóspito (no sabemos por qué construye así la diégesis del relato cinematográfico), poblado por aves de presa que deben matar para sobrevivir , y respecto a las que el hombre es superior ya sabemos por qué, pero no lo explican. La naturaleza era salvaje y los más fuertes se quedaban con todo...Tras esta introducción  que no sabemos definir, y que se inscribe en unas imágenes que van desde la creación del mundo a la desertización del momento, pasa a presentarnos a dos tribus que van a ser rivales por culpa de una mujer, pero todavía no lo saben. La primera ruda, salvaje y depredadora caza, generalmente a pedradas (no conocen la punta de lanza de silex), gruñen más que hablan, pero ya tienen fuego. Son feos, brutos y sucios. Cuando uno de los suyos huye de la colectividad por conflictos dentro de ella, tras caminar durante un tiempo por sets, cuya única decoración esta compuesta por grandes osamentas de animales gigantes, llega  a una playa, pierde el sentido y lo despierta un ejército de mujeres bellísimas, rubias, esculturales, limpias, con bikinis hechos de piel que realzan su atributos sexuales con un indisimulado push up. Estas mujeres lo llevan  a su tribu, llena de guirnaldas de flores, y habitada por hombres y mujeres de todas las edades y niños, todos rubios, limpios. Son pescadores, cazadores, tienen escuelas (a los productores de este engendro les parece que las pinturas de las cuevas estaban en las paredes con una función: enseñar a los niños; desde luego no habían leído a Hauser). A escasos kilómetros del poblado del de Tumak (se ha hecho el recorrido a pie, aunque no creo que les hubiera importado mucho meter autobuses en la Prehistoria) la tribu de Loana les lleva una ventaja de varios milenios (los primeros no están ni siquiera en el paleolítico y los segundos ya parecen haber llegado al neolítico). No solo trabajan el silex, sino el hueso para hacer, entre otras cosas, agujas de coser con las que confeccionar ropa decente. Conocen el ocio y se bañan en el mar como en una piscina. Tienen ya creencias e inhuman a los muertos y no dejan tirados a los viejos para que se los coman las aves carroñeras, y, por si faltaba poco, saben llorar, una expresión de sentimientos más complejos que lanzarse a lo bestia, peleando con los demás por el trozo más grande de carne recién asada. Morenos guarros , sucios y medio animales, y rubios limpios, guapos, brillantes y dominando ciertas técnicas que inciden en su bienestar. Una manipulación del entretenimiento imposible de encontrar en la actualidad. 

Tosco en la forma y en el fondo, termina con la fallida pretensión intelectual de ofrecernos las últimas imágenes en color sepia, pero llegados aquí, los espectadores ya se han dado cuenta de que no sólo utiliza a la mujer como un objeto, sin ningún rigor histórico, porque como afirman los responsables sólo intentaban entretener, sino que han violado todas las reglas que exigen un pequeño respeto a la diferencia, ya que, ni la mujer está al servicio del hombre, ni todos los rubios son limpios, listos y educados. Para hacer este engendro ad usum quién sabe de quién, han puesto  supervisores, con la misma relevancia en los créditos que controlan el trabajo de aquellos que son responsables de construir la diégesis, como los editores, responsables de cortar y pegar ( el montaje, la edición, en resumen, el cortar y pegar son el sujeto de la enunciación,  no el narrador , ni en primera, segunda o tercera persona, ni protagonista, ni omnisciente...; para mayor abundamiento el film no tiene diálogos, sólo gruñidos, y son las imágenes las que dan coherencia y cohesión al texto cinematográfico), los creadores de efectos musicales, y caracterización de los  personajes, entre ellos los responsables de vestuario, peluquería y maquillaje. Algunos productores como David O'Selznick, una vez terminada la película , la manipulaba a su gusto, usando de nuevo las tijeras (no a los guionistas), e incluso cambiaba el nombre del film.

Es una pena que, fallecida la actriz, se la recuerde por este film, pero de alguna manera, casi todas las mujeres que trabajaron en la época dorada de Hollywood soportaron este tipo de papeles, en unos momentos en los que la mujer no había alcanzado el nivel de conciencia, ni había avanzado tanto en derechos como lo ha venido haciendo hasta el siglo XXI. Incluso en la actualidad hay quien no ve inconveniente alguno en que, como consecuencia de películas como esta, a una mujer se le apodara El Cuerpo.

Requiescat in pace.







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