LOLA. Andrew Legge. Ficha de identificación y crítica

 




RECUERDA EL MAÑANA. EL FUTURO ES UN RECUERDO MUY LEJANO




CRÍTICA:

Andrew Legge construye  LOLA con recursos limitados  un film que se suele encuadrar entre las películas que incluyen en sus materiales lo que se ha dado en llamar Found Footage, en español 'Metraje encontrado', una técnica cinematográfica en la que algunas tomas de la película. -este podría ser el caso-, se presentan como si fueran grabaciones de acontecimientos que se producen en la vida real, no ficticios, que son descubiertos y trasladados a la audiencia, aunque en este caso, si hay fragmentos de documentales que recogen la imagen de Hitler, reduciendo la capacidad del espectador de dilucidar cuándo lo sitúan ante una trampa visual o cuando la realidad invade de verdad la ficción.

El lenguaje elegido ¿intencionadamente? pre-Nouvelle Vague, (Truffaut y sus compañero cineastas de Cahiers du Cinéma, montaban sus travellings en el capó de sus coches utilitarios) con la técnica, al parecer de cámara al hombro, y un movimiento muy primitivo, que ya había superado el propio Godard, parece querer situarse  de esta forma en torno al tiempo de la narración, 1938 a 1941. Dos hermanas inventan una maquina a la que bautizan con el nombre de su madre, LOLA, que les permite viajar en el tiempo, recorriéndolo en todas las direcciones. De este modo conocen el rock & roll, o descubren a David Bowie, entre otros, pero a la par desentrañan los códigos de inteligencia nazis, lo que les permite salvar de los bombardeos a sus compatriotas, que las bautizan con el nombre de 'El ángel de Portobello', una actitud empática que al final será la causa de su ruina. Con un lenguaje muy diferente, más vanguardista, aunque esta forma de construir un lenguaje visual que no busca la definición, ni la corrección dialógica,  filmado en blanco y negro, no es precisamente nuevo y, a su manera, busca también el preciosismo, evoca el subtexto de 'El mariachi' de Roberto Rodríguez. Las dos hermanas sólo querían conocer nuevas músicas, disfrutar con los mejores artistas, bailar, disfrutar del futuro, pero la máquina las ató a un presente indeseado; lo mismo que le ocurre al joven guitarrista mejicano.

No obstante y, a pesar de que Andrew Legge, que ya había alcanzado cierta notoriedad realizando cortos, no dispone, según sus críticos, de los recursos necesarios, esto no justifica la elección de este lenguaje más cercano al 'cine de los márgenes', ya que, en la actualidad,  cualquier joven, con su móvil, consigue que su cámara no se mueva, lo que prueba que el resultado de LOLA no se debe solo a la falta de recursos, sino a una opción estética: ignoramos qué hubiera hecho el cineasta con una financiación más generosa de las compañías que figuran en los créditos.  Con todo, el director logra que el espectador se involucre, que no se levante del sillón y que se implique en su historia. Yo si me atrevo a aconsejarla y creo que he dejado algunos indicios de lo que el público va a encontrar.

Disponible en Filmin.

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